Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bustamante: “Las decisiones en el consorcio sirven más para un político que para el puerto en sí”

El director de la Terminal de Contenedores 2 del Puerto de Mar del Plata, Emilio Bustamante, consideró que el modelo de consorcio utilizado en su puerto fracasó y se politizó.

   “El modelo de consorcio no sirve, fracasó y se politizó. Las decisiones que se toman sirven más para un político que trata de ser candidato que para el puerto en sí”, afirmó Emilio Bustamante, director de Terminal de Contenedores 2 (Tc2)de Mar del Plata en el marco de la “4th Latin America Port Expansion Summit”, cumbre llevada a cabo en Chile (fuente: El retrato de hoy).
   Los dichos del empresario sobre la realidad que, según él, se vive en el puerto marplatense, se dieron en el marco de su exposición, donde la Tc2 fue especialmente invitada por los organizadores para contar su caso: a pesar de un volumen bajo y de los obstáculos, el crecimiento año tras año de la terminal --pronostican entre un 25 y 30 por ciento para 2018-- y los logros de regularidad bastaron para formar parte del cronograma de actividades.
   Bustamante destacó que la pesca aporta USD 2.000 millones al PBI de la Argentina, y que más de la mitad de las capturas exportadas salen de Mar del Plata.
“Los años buenos de la industria pesquera fueron muy buenos para la ciudad, la mano de obra y el puerto. La pesca fue ocupando lugares en los muelles y terrenos aledaños. Formaron cámaras y crecieron al punto de adueñarse del puerto: todos los espacios para discutir cuestiones portuarias pasaron a ser copados por temas de la pesca”, describió Bustamante. La historia, a partir de entonces, se repitió: la política de turno convocó a la pesca para hablar del puerto.

Años de desarrollo
   “Empezamos hace 20 años a desarrollar los portacontenedores en Mar del Plata, con recaladas esporádicas de Maersk, Hamburg Süd y Alianza. Pero nunca tuvimos el espacio necesario para desarrollarnos debido al lobby pesquero”, analizó Bustamante.
   La política y la pesca iban por un lado, y el puerto de contenedores por el otro. El descarte evidente del negocio de la carga dejó en segundo plano el dragado necesario y el puerto quedó sin calado: en 2011, un buque de Maersk rozó el costado del canal. Sin consecuencias para el barco, pero devastadoras para el paisaje de contenedores en los muelles marplatenses porque Maersk decidió dejar de ir.
   “Entre 2011 y 2014 estuvimos prácticamente parados”, subrayó Bustamante. Con el cierre del puerto, las pesqueras que sí exportaban por Mar del Plata no tuvieron más opción que ir a Buenos Aires: “Comenzaron a darse demoras, más costos, piratería del asfalto y frigoríficos clandestinos con la mercadería robada”, agregó.

Inflexión
   En paralelo, la industria pesquera sufría una transformación tecnológica que les quitaba el lugar del podio como empleadores por excelencia. La pesca comenzó a procesarse a bordo, por un lado, y la flota comenzó a pescar langostino en el sur, por el otro. Conclusión: menos captura para procesar en tierra.    “Esto se tradujo en desempleo y Mar del Plata llegó al tope del ranking de ciudades con más desocupados del país”, apuntó.
   “Tener un puerto es una oportunidad que hay que aprovechar porque la logística es la base del desarrollo, permite la radicación de industrias y por ende la generación de mano de obra. Estoy en contra de la política de subsidios a las industrias para crear empleo. La pesca es un ejemplo: siempre fue subsidiada y aún hoy lo es, pero el empresario hace lo que le conviene y hoy le conviene procesar a bordo y descargar el producto terminado, consolidarlo en contenedor y exportarlo” ejemplificó.
   Además de criticar a la administración del puerto, siguiendo una de las recomendaciones del experto portuario Ricardo Sánchez, Bustamante contó cómo su empresa pasó a ocupar roles de vinculación estatal al unir las cargas con las navieras, transformándose en actores comerciales y logísticos de una y otra parte.
   “El desarrollo de los puertos depende de las decisiones del Estado, que anima a los privados a invertir. Lamentablemente faltan estímulos. Nuestro puerto debe transformarse y trabajamos en cambiar el paradigma y diversificar las cargas. Pero nuestro emprendimiento privado se da en un contexto donde el sector público es dueño del puerto y le molesta el crecimiento. Es una muestra del Estado que, en su ineficiencia, prefiere el statu quo”, denunció.