Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El camino Salvá

por Mario Minervino

Hace 62 años, en junio de 1956, los chacareros y hacendados de la zona se quejaban del pésimo estado del muy transitado y útil camino Salvá, cuyos “extensos y profundos pantanos -aseguraron- hacían imposible su utilización”.
Separado de la red troncal de acceso a la ciudad, el entonces llamado camino Salvá, popularmente conocido como La Carrindanga, forma parte de nuestra historia. Por esa huella arribó en 1828 la expedición fundadora de nuestra ciudad y por allí partió Charles Darwin hacia Buenos Aires luego de pasar unas semanas en el fuerte.
Pero en 1956 resultaban insuficientes los trabajos de nivelación que desde la década del 30 se venían practicando. “Los afectados reclaman su reparación antes de la cosecha”, indicó este diario. La respuesta tardó en llegar. A mediados de los 60, el flamante “Consorcio Caminero Nº 839” -integrado por varios productores usuarios- sacó provecho del Plan de Fomento Agrícola de Vialidad Nacional y logró recursos para su pavimentación, desde el kilómetro 0, en el Parque de Mayo, hasta el 44,5, en el paraje San Carlos.
El 14 de mayo de 1971 se inauguró el primer tramo. Pero de muy poco sirvió la escarificación, la imprimación y los 110 mil litros de asfalto utilizados. El pavimento presentó inmediatas deficiencias. Apenas seis años más tarde, Vialidad debió contratar la compra de las primeras 400 toneladas de asfalto para bachearlo. Desde entonces siempre hubo necesidad de intervenirlo.
En 1999 su estado era tan malo que el entonces ministro de Obras Públicas provincial, aseguró que tenía la solución. “Se recuperará -dijo- mediante técnicas empleadas en el conflicto bélico del Golfo Pérsico”.
El camino hoy tiene muy buen estado en el tramo que administra la municipalidad. El resto es poco menos que intransitable.