Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Córdoba, Macri y las dudas radicales

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en la Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   "Queremos ganar en Córdoba, por supuesto, también en Santa Fe, y vamos a ganar en los dos lados".

   Fue más o menos textual la respuesta que Marcos Peña le dio ayer al titular de la Unión Cívica Radical, el mendocino Alfredo Cornejo, en un tramo en la agenda del encuentro que las cúpulas de PRO, la UCR y dos enviados de Elisa Carrió, mantuvieron durante un almuerzo en la Casa Rosada.

   Antes, todos juntos, habían departido amigablemente y saludado al presidente Macri en su despacho. Fue un contacto de cinco minutos antes de la comida en el Salón de los Pueblos Originarios.

   Todo se desarrollaba dentro de cierta prevista normalidad en el encuentro destinado a hacer catarsis, especialmente del lado de los siempre reclamantes correligionarios y socios minoritarios, según se ha quejado alguna vez Ricardo Alfonsín, de la coalición.

   El hijo del expresidente por supuesto que no suele ser invitado a estas tenidas gastronómicas. Fue cuando Cornejo, que junto a sus pares del radicalismo ya había sido crítico con las medidas del gobierno que atacan a la clase media, y el ninguneo a que son sometidos sistemáticamente a la hora del reparto de cargos metió el tema.

   Preguntó qué quería hacer el macrismo en Córdoba. Se había dicho hasta entonces que macristas, radicales y lilitos participarán todos por igual de la campaña electoral hacia las elecciones provinciales del año que viene, y que allí donde haya más de una lista y existan las PASO, se dirimirán las candidaturas en ese terreno.

   En verdad la mayoría de las provincias no tiene esa instancia obligatoria como en el orden nacional. Donde no haya internas, fue lo último que dijo Humberto Schiavoni, en su calidad de presidente de PRO, "habrá listas de consenso".

   Peña, rodeado entre otros de pesos pesado del armado político para el año que viene como Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, fue el que recogió el guante que parecía haber lanzado el mendocino, secundado a su vez por su propia fuerza de choque como Mario Negri, Luis Naidenoff y los gobernadores Gerardo Morales y Gustavo Valdez. Allí fue que dijo que "por supuesto" el presidente y el gobierno trabajan para ganar las elecciones del año que viene en Córdoba, y de paso le agregó los otros destinos en los que Macri les ha pedido dar el golpe: Santa Fe, Entre Ríos y Chaco.

   ¿Por qué las dudas de Cornejo?, se consultó a uno de los dirigentes radicales que estuvieron en el almuerzo y que comparten esa inquietud. La fuente reconoció que hay un "run run" en los despachos oficiales a los que el radicalismo no es ajeno, que sostiene que Macri bascula entre forzar la marcha para destronar al peronismo de Schiaretti y De la Sota, que en tándem gobiernan la provincia hace más de 20 años, o preservar la vital alianza estratégica que tiene con su amigo gobernador en cuanto a la construcción de un peronismo amigable y no rupturista, o "racional" como lo llaman en la Casa Rosada.

   "Es inverosímil, a veces se sobreactúa, Córdoba es macrista y vamos a ganar por cifras más amplias que en 2015", le respondió en reserva un secretario del área de Comunicación.

   Es cierto que el radicalismo tiene más que poner en juego que el propio macrismo de cara a la pelea por la gobernación de la provincia mediterránea, que es una de las que adelantará las elecciones para no "pegarlas con las nacionales" y evitar que otra vez el vendaval macrista se lleve puesto a los candidatos de Unión Por Córdoba, como pasó en 2015 y en octubre del año pasado.

   Los correligionarios de Alem tienen no dos sino tres postulantes a gobernador: el intendente Ramón Mestre, el diputado Mario Negri y el ministro de Defensa, Oscar Aguad. Deberán verse en la interna si es que no hay tal consenso como proclamó Schiavoni con el "caballo del comisario" de la Casa Rosada, Héctor Baldassi, y el siempre impredecible Luis Juez.

   El sueño de Cornejo y sus pares es que la UCR gobierne el segundo distrito más importante del país, lo que le otorgaría nuevos bríos, dicen, y un poderío no alcanzado hasta ahora en la mesa tripartita en la que se discuten decisiones con sus socios de PRO y la Coalición Cívica.