Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Maldonado: el Balneario de todos

La llegada del verano pone otra vez en el centro de las miradas el histórico balneario Maldonado, un complejo recreativo que comenzó a ser frecuentado a fines del siglo XIX y que sigue siendo una de las atracciones preferidas de los bahienses.


Si bien es cierto que hace años resignó toda posibilidad de ser abastecida sus piletas con agua de mar -atento al elevado grado de contaminación de la ría-, la propuesta de recurrir a agua dulce proveniente de una perforación terminó por ser aceptada sin mayores inconvenientes.

El lugar tiene un éxito indiscutible, el cual se manifiesta en las cantidad de concurrentes que registra cada temporada. 
El verano anterior se ubicó con un promedio de 1.250 personas cada día, un valor importante a pesar de que hubo muchas jornadas durante las cuales el lugar permaneció cerrado por un foco infeccioso que originó una bacteria en el agua.

Por eso es una buena decisión haber corregido el esquema de clorado del agua, a partir del uso de boyas que aseguran se mantengan los niveles exigidos para garantizar, atento a la cantidad de concurrentes, la calidad del líquido.

También se apuntó a mejorar las condiciones de seguridad a partir de la organización del cuerpo de guardavidas y se mantiene la prohibición del ingreso de bebidas alcohólicas al predio, lo cual ha dado muy buenos resultados en cuanto al ambiente que se pretende mantener.

Pero además es muy interesante la voluntad de la comuna de seguir reforzando el equipamiento integral del lugar con mesas, sillas y una adecuada forestación, de manera que las piletas terminen por ser parte de un complejo más integral como alternativa de disfrutar durante todo el año de las instalaciones.

Se mantiene además la política de precios de acceso por demás accesibles, con descuentos a menores y jubilados, con lo cual se genera una concurrencia numerosa que no debe hacer grandes erogaciones para disfrutar el lugar.

Solo queda esperar que los concurrentes estén también a la altura del esfuerzo que hace el municipio, cuidando las instalaciones y disfrutando de las mismas, de manera que un lugar que es de todos y, a veces se entiende que no es de nadie, se mantenga como una propuesta valiosa para todos y no pierda su vigencia.