Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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CON LAS FORMAS DEL AYER. El asado de J.J. Querel

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Hace 92 años, el 29 de noviembre de 1926, el constructor del palacio de Tribunales festejó con un asado criollo el comienzo del último piso de la monumental obra.
Ubicado en un sitio emblemático de la ciudad -primera cuadra de la calle Estomba-, la sede de Tribunales venía a completar un conjunto edilicio de singular impacto, junto al Banco de la Nación (1921) y la Aduana (1904). 
La obra, diseñada por la Dirección General de Arquitectura, presenta una fachada de 29 metros de ancho por 35 de alto, organizada en cinco pisos. 
Su ejecución fue licitada y adjudicada al constructor local Justo José Querel, un personaje bahiense reconocido por diversas actividades, incluida la de protagonizar las primeras “picadas” automovilísticas en nuestras calles.
El Palacio de Tribunales fue la segunda obra de la ciudad construida con un material recién patentado en Europa, “Una estructura de hormigón armado a base de varillaje de hierro redondo de diámetro adecuado al espesor de la masa”. 


El frente fue terminado con un revoque símil piedra, que aún se mantiene en excelente estado.
Aquel domingo de noviembre del año 1926, Querel ofreció un almuerzo criollo a su personal, festejando el montaje del tercer piso y la mampostería del primero. 
Un detalle adicional: fue tal la calidad del trabajo realizado por Querel -constructor también del edificio de la Biblioteca Rivadavia y del club Universitario- que motivó un llamado periodístico para que las obras de la ciudad “sean concursadas y licitadas entre profesionales locales, como reconocimiento al mérito que representan”.
Camino que bien supieron abrir constructores recordados como Nicolás Pagano, Antonio Gerardi, Pascual Arcuri, Pedro Cabré y Santiago Teddi, entre tantos otros.