Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Concesiones, en busca de recrear clima

   Quedan pocos funcionarios en la Casa Rosada, si acaso alguno, dispuestos a negar lo que salta a la vista: el gobierno entró en estos días en una espiral de concesiones y dádivas, cuando no de renuncias a posiciones extremas, en el afán por recrear un clima que se parezca al que imperaba hasta abril, cuando la corrida cambiaria, la inflación desbocada y los nuevos errores de gestión amenazaron con tumbar hasta las expectativas más favorables de cara a 2019.

   Basta con repasar el Presupuesto que seguramente sancionará el Senado dentro de dos semanas: no es ni la sombra de lo que era cuando llegó al recinto a mediados de septiembre. Desguazado, cada provincia se llevó su parte en el reparto que habilitó Macri y manejaron Rogelio Frigerio y Emilio Monzó. También se facilitó el acuerdo sobre Bienes Personales para exceptuar del pago del tributo a las familias que tengan vivienda única que impulsó Miguel Pichetto.

   Frigerio hace malabares entre los reclamos de no aflojar tanto de un sector del gobierno que encabeza Nicolás Dujovne, y las necesidades políticas de Macri. De seguro van a negociar una compensación para evitar que el peronismo federal voltee el DNU que eliminó el fondo sojero. El gobierno ya había otorgado a cambio un bonus de 4.570 millones a repartir. Cebados, los gobernadores ahora piden 100.000 millones. "Imposible, no pasa", aseguran en el gabinete.

   La algarada de las paritarias para actualizar salarios golpeados por la inflación y la devaluación no tendrá freno. El gobierno mira para otro lado y hasta avisa que no va a impedir esos acuerdos, que arrancaron con aeronavegantes, camioneros, sanidad y judiciales, por encima del 40 por ciento para todo 2018. La pregunta es si hubo un guiño subterráneo entre el gobierno y los gremios. Y uno puntual e impensado, entre Macri y Moyano, dos enemigos enconados ahora pero viejos aliados en el pasado. El gobierno ni chistó por el pomposo festejo de Hugo. Distiende el clima de pre guerra que anunciaba Camioneros para cuando ocurra aquí la cumbre del G-20 a fines de mes. Y disipa la amenaza de paro que blandía el dirigente.

   Hay más. Macri siempre fue enemigo de los diálogos tripartitos. Prefería "las mesas " sector por sector. Ahora Dante Sica avanza en una convocatoria al dialogo a empresarios y la CGT, para recrear antes de fin de año un clima de concordia en medio de una tenue recuperación por la estabilidad cambiaria. Y habrá visto bueno oficial para que los gremios que no renuevan paritarias puedan pedir un bono navideño. No hay indicios de que por ahora, aunque el gobierno está necesitado de buenas noticias y de apoyos, haya algún plus para estatales y jubilados.

   En el medio, Macri se vio obligado a hacer fino equilibrio con María Eugenia Vidal. Fue luego que desde los propios costados de la gobernadora no se privaran de regar las redacciones con el malestar de su jefa por la compensación incumplida de 19.000 millones para actualizar el Fondo del Conurbano. Mientras ella tiene que atajar todos los penales del malhumor social de sus habitantes. Finalmente habrá compensación en obras durante 2019 mas una suma fija, serian unos 5.000 millones, en diciembre o enero.

   Un dato: hubo cruces incómodos entre funcionarios de ambos gobiernos mientras Macri habilitaba una y otra vez a Frigerio y Monzó negociar con gobernadores. No sería ajeno a esos cruces el hecho de que, por si alguien en la Casa Rosada no lo sabía, el conurbano se ha convertido en una caldera mientras el club del helicóptero trabaja a tiempo completo alentando un diciembre caótico, plagado de reclamos de comida y toma de negocios entre otros males.

   Por ventura el gobierno disfruta de la desopilante interna en el cristinismo. Juan Grabois que quiere ser candidato pero sin corruptos de antaño. De Vido lo desafió a pelear en la cárcel. La arquitecta que juega a las escondidas con sus propios simpatizantes, mientras por un lado alienta a Rossi, a Kicillof, pero por el otro lanza a sus voceros a instalar la versión de que "ya arregló" con Felipe Solá.

   Por su lado el peronismo federal sigue sin encontrar el rumbo de una candidatura. Cristina le pelea voto a voto a Macri el primer lugar en las encuestas, mientras ninguno de ellos ha logrado capitalizar los desaguisados del gobierno ni tampoco entusiasma a los desencantados con la expresidenta. Parecieran metidos en un callejón sin salida.

   Hay alguna conformidad en el gobierno por la calma del dólar y la llegada de uno de los tramos del préstamo del FMI. La caída de Macri en las encuestas que se inicio con la corrida de abril habría empezado a frenarse. Y algunos sondeos registran una leve recuperación. "Falta mucho, es un indicio de que estamos saliendo del fondo donde caímos, pero todavía hay que atravesar diciembre", dicen.

   Además se recibió como un gesto de distención el "mea culpa" de monseñor Radrizzani por aquella ruidosa misa en Lujan rodeado del moyanismo y el estado mayor del cristinismo, de la que Francisco no fue ajeno. La trama de esa disculpa, en verdad, la promovió Macri. El secretario de Culto, el vaticanista Alfredo Abriani, se reunió en reserva con monseñor Ojea, titular de la Conferencia Episcopal. De allí salió la carta conciliadora.

   Nada casual, sobre todo en momentos de sequia donde es necesario sacarle agua a las piedras, Macri y su equipo decidieron aprovecharse del sainete por el partido entre River y Boca por la final de la Copa Libertadores. Y esperar, claro, que todo el mundo hable de eso al menos hasta después del G-20. "Esto es política todo sirve", se encoje de hombros un macrista puro.