Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Comienza el alerta por los incendios rurales en el Sudoeste

Si bien se aclara que el nivel de riesgo aún no es alto, la proliferación de vegetación representa un peligro potencial a futuro.

Fotos: Archivo La Nueva.

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com.ar

   Cuando ya se está ingresando en el período de mayor peligrosidad para la ocurrencia de incendios rurales, lo cierto es que las precipitaciones y su consecuente abundancia de pastos verdes en los campos de la región, han hecho bajar el índice inmediato de peligrosidad de  aparición de siniestros.

   Sin embargo, esto no ha hecho desaparecer el potencial problema. En la actualidad se puede hallar en los campos y a la orilla de caminos rurales y rutas un gran volumen de restos de pasturas, ramas y hojas secas -comúnmente denominado broza- que se convierten en un posible combustible al primer chispazo. Como aliciente, esta situación no se repite en el interior de los cuadros.

   El mayor peligro se da usualmente durante fines de diciembre y todo enero, ya que son los meses con más altas temperaturas, ventosos y con baja humedad relativa, en los que normalmente aparecen las tormentas eléctricas.

   Lo cierto es que nadie quiere dar el problema por resuelto. Por eso desde el INTA, municipios y distintos organismos de prevención se continúa instando a productores y chacareros a llevar a cabo las consabidas prácticas de seguridad, como la realización de cortafuegos, la limpieza de terrenos baldíos y el necesario cuidado en la manipulación de elementos inflamables.

 

   “Es verdad que debido a las precipitaciones de los últimos tiempos y la abundancia de pastos verdes, el índice de peligrosidad de ocurrencia de incendios ha disminuido; pero esto es como una bomba por estallar -asegura Alejandro Pezzola, perteneciente al área de Teledetección del INTA Hilario Ascasubi-. Por ejemplo, el verano pasado no tuvimos grandes incendios, y esto terminó provocando la acumulación de material verde y seco”.

   Para su colega en el INTA Ascasubi, la doctora Cristina Winschel, la situación actual no significa un riesgo alto, sino medio.

   “Pero si continúan los días cálidos, se mantiene la acumulación de broza y siguen cayendo las hojas, la situación cambiará. Todo esta masa se va a secar rápidamente y estaremos proclives a la ocurrencia de incendios”, señala.

   “Además, y en relación a lo ocurrido el año pasado, en noviembre ya habíamos tenido algún incendio, algo que hasta ahora no ocurrió. Pero en diciembre algún foco aparecerá, por las temperaturas y la acumulación de combustible fino”, añade.

 

Habrá incendios, pero no creemos que sean de la misma magnitud de aquellos que tuvimos los últimos años. Lo importante es que en los sectores claves no encontramos broza”, aclara Winschel.

 

   Ambos profesionales vienen llevando a cabo algunas recorridas por distintos puntos de la zona y coinciden en que la situación se repite en toda la región.

   “Se observa mucha acumulación de materia vegetal en banquinas y en las líneas de caminos vecinales. Si bien la vegetación está verde, con el aumento de las temperaturas entrará en senescencia, se va a secar y se convertirá en material inflamable”, coincidieron.

   De cualquier modo, explicaron que en los puntos que originalmente se apuntan como aquellos que pueden tener problemas, aún no se dan las condiciones ideales para la propagación o comienzo del fuego.

   “Habrá incendios, pero no creemos que sean de la misma magnitud de aquellos que tuvimos los últimos años. Lo importante es que en los sectores claves no encontramos broza”, aclara Winschel.

 

   Al respecto, Pezzola, quien viene de realizar una recorrida por el sector serrano del distrito de Tornquist, sostiene que la situación es similar a la observada en la zona de secano.

   “Hay mucho material verde, pero en este caso hay que tener en cuenta que en las sierras se pueden producir fuegos de interfase; es decir, debido a árboles o arbustos que se encuentran cerca de los edificios y casas, que a su vez están hechos de material combustible. También se ven muchos terrenos baldíos descuidados”, indica.

 

Cuidado y prevención

 

   Para Pezzola, la cuestión es muy clara: los fuegos se apagan mediante la prevención.

   “Lamentablemente hay mucha acumulación de material verde y no vemos que haya cuidado de las banquinas”, lamenta.

   Por su parte, Winschel reconoce que los productores -sobre todo después de las millonarias pérdidas registradas hace casi dos años- han tomado recaudos.

   “La mayoría hizo sus cortafuegos, como se establece en las medidas de prevención. Pero a esto también es necesario mantener la limpieza los terrenos y cortar las ramas de los árboles a una altura de 2,5 metros de altura”, remarca.

 

   Por ello, desde hace algunas semanas ya se vienen dando charlas, capacitaciones y seminarios para productores, bomberos y personal de seguridad de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro, para establecer y aceitar el sistema de alerta.

   “También estamos trabajando con el Sistema de Información y Alerta Temprana (del que participan Villarino, Patagones y Puan), que nos da una estimación del potencial problema cada tres meses. Ya estamos trabajando en el que abarca el lapso diciembre-febrero, para lo cual nos resta recibir las imágenes satelitales, para determinar los riesgos y áreas vulnerables”, comenta Pezzola.

   En el informe anterior, explica, ya se había determinado una zona con muchos pastizales en el centro de Villarino, como un sector con riesgo de peligrosidad alto.

 

   Ese estudio ya establecía que “las zonas más críticas son el centro de Villarino, en el cordón medanoso sur y la zona de pastizales al sur de Puan”.

   Para el distrito de Patagones -señalaba-, los arbustales  abiertos contenían gran cantidad de material fino, que facilita la propagación del fuego.

   “También encontramos muchos arbustales abiertos con mucha proliferación de vegetación fina, porque en ese sector no hay mucho pastoreo”, cuenta.

 

Un trabajo mancomunado

 

   El titular del área de Seguridad de Villarino, Martín Pacheco, asegura a La Nueva. que se viene trabajando desde hace varias semanas para la prevención de incendios rurales en este distrito y en el sudoeste bonaerense.

   Entre otras cosas, se han desarrollado encuentros con productores, profesionales del INTA, además de un trabajo con Vialidad Nacional y Ferrosur para propiciar la limpieza de las banquinas y las vías de tren.

   “Hemos hablado mucho con los productores para coordinar las tareas de prevención y hagan los correspondientes cortafuegos. Ha llovido bastante en las últimas semanas y se ha generado mucho pastizal”, dice.

 

   Como los profesionales del INTA, el funcionario explica que las cuantiosas lluvias han atrasado el comienzo de la época crítica, tiempo que se ha aprovechado para mejorar las tareas de prevención.

   “Por ejemplo, en Algarrobo ya dejamos en condiciones la pista de aviones hidrantes, para que esté lista ante cualquier emergencia. Hemos hecho hincapié en la realización de cortafuegos para disminuir el factor de riesgo, tratando de generar en los productores una toma de conciencia”, explica.

   A esto se suma el camión forestal enviado por el gobierno, que también está ubicado en esta zona, próximo al Meridiano V, un sector por demás problemático.

   “Venimos trabajando con otros municipios. Por ello, la semana que viene habrá un encuentro con secretarios de seguridad de las comunas, personal de Defensa Civil y otros actores de las tres provincias, para que haya una comunicación fluida”, dice.

    El encuentro se realizará en La Adela, entre el martes y el miércoles.