Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Alem, la avenida del gran cambio en los últimos años

Cada semana, cada mes, una nueva vivienda comienza a ser intervenida. 

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   La avenida Alem, lo hemos tratado en varias notas previas, ha modificado radicalmente su estética en los últimos (al menos) veinte años.

   Las primeras intervenciones fuertes en materia de demoliciones de chalés y casonas históricas data de los 70 y 80, cuando todavía el concepto de áreas o bienes de valor patrimonial no era una materia en consideración.

   La calle residencial, de anchas veredas, de retiros de la línea municipal para la conformación de jardines y con bancos orientados hacia la calle, comenzaba a repensar su uso.

   Con edificios en altura, primero, con usos comerciales, luego, y finalmente, de los 90 al presente, con un avance de locales gastronómicos, sobre todos en rubros cervecerías y restaurantes.

   Cada semana, cada mes, una nueva vivienda comienza a ser intervenida.  En esquina, a mitad de cuadra, ocultando alguna construcción.

   Una de las consecuencias de ese cambio, es la afectación que van teniendo las veredas, tomadas como una verdadera extensión del local comercial, una parte integral del mismo, casi como un patio, desarrollado sobre el espacio público.

   La pregunta es si esta ocupación responde a las ordenanzas vigentes, por un lado, y si no afecta el espíritu fundacional de la calle, cuando era considerada la Palermo Bahiense, el lugar de paseo de todos los bahienses.

Las normativas

   La comisión asesora en material de intervenciones en la avenida Alem, considerando que se trata de un área protegida por su valor cultural, termina de rechazar el pedido de una futura cervecería de avenida Alem 421 para desplazar el histórico banco --de los pocos que quedan en buen estado--, para poder ocupar la vereda con mesas y bancos.

   "El corrimiento podría dañarlo", señala la comisión, al tiempo de indicar que la negativa apunta a que no se siga perjudicando "un área notablemente deteriorada por continuas intervenciones comerciales" que no han cumplido con el tratamiento previo a toda intervención.

   Esta decisión, en definitiva, evidencia que muchas ocupaciones de veredas, en situaciones estéticas y de cartelería, no se han ajustado a las normativas.

Las medidas

   Si bien está permitido utilizar las veredas, hay exigencias. Desde las que indican que "mesas, sillas y sombrillas" deben armonizar entre si, hasta la de exigir que garanticen "la circulación peatonal entre ellas".

   Por ser las veredas de Alem de más de cuatro metros de ancho, la ordenanza exige disponer de 1,70 metros libres para el paso y un espacio libre a 50 centímetros del cordón.

   Hay después cuestiones adicionales como mantener la vereda bien iluminada, respetar el arbolado y, en caso de armar cobertizos o marquesinas, que sean seguros en su estabilidad.

   Desde el área de Planeamiento Urbano reconocen que muchas intervenciones no han sido discutidas por la comisión asesora en cuestiones patrimoniales.

   El juzgado de faltas local, canalizador de posibles infracciones, no tiene denuncia alguna por ocupación indebida de veredas.

   Vale decir que más allá de alguna "mala impresión" que se pueda percibir, Alem y sus veredas están adecuadas en su mayoría a lo que las leyes admiten.

Un espíritu

    En 1942 la municipalidad decidió reforzar la calidad de paseo de Alem y mandó colocar cerca de 60 bancos.

   No deben quedar más de 15, algunos en buen estado, otros no.

   La reconversión de las veredas de los locales gastronómicos, sumando bancos y veredas, acaso no deja de ser parte de ese mismo espíritu de alentar el uso del lugar, el encuentro, el estar.

   Habrá quizá que estar atento al cumplimiento de las ordenanzas para que nadie resulte perjudicado. El bien común, según se menciona, por sobre el particular.