Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“Los trabajadores marchamos a Luján por paz, pan y trabajo”

Ricardo Pignanelli, secretario general de SMATA se refirió a la masiva manifestación que se desarrolló el sábado 20 de octubre.

Por Ricardo Pignanelli (Secretario general de Smata)

   Los argentinos nos movilizamos el sábado 20 de octubre, en una gran Marcha de la Fe y Esperanza que nos llevó, una vez más, a la Basílica de Luján. 

   Convocamos a este encuentro los trabajadores argentinos que sufrimos este profundo dolor de perder el trabajo, de ver diezmado nuestro salario y nuestras históricas conquistas sociales. Estamos heridos, dolidos, pero jamás entregados al facilismo de aceptar las imposiciones del régimen. 

   Llamamos a este reencuentro porque somos conscientes de que el sujeto histórico de la transformación social que vamos a lograr es el trabajador, trabajadores y trabajadoras, alistado con sus sueños a recuperar el bienestar para su pueblo.

   Fuimos hechos en la cultura del trabajo, nuestras madres, nuestros padres, se empeñaron en inculcarnos ese camino para unirnos al gran proyecto de nuestra Patria. Esa convocatoria se inscribió como expresión del humanismo social del siglo 21, como propone el papa Francisco, en el cual el sujeto histórico de la transformación social es el que trabaja. 

   Hemos aprendido que la alianza Estado-Producción-Trabajo es un punto central para alcanzar la soberanía política la independencia económica y la justicia social y, con ellos, vamos a construir una sociedad plural y democrática basada en el Estado de Derecho. 

   Estamos convencidos entonces que los principios básicos para gobernar son aquellos que cantamos en el Himno Nacional: la libertad, la igualdad y la soberanía. Nadie nos va a convencer de lo contrario: creemos que la Nación solo volverá a ser grande si su pueblo es feliz, si las mujeres y los hombres pueden realizarse individualmente, y si la Patria desarrolla un proyecto colectivo que nos albergue. 

   En ese camino, nuestra prioridad es el trabajo, como concepto desde el cual partir para desarrollar el país según los términos del tiempo que nos toca compartir. Por eso, nos permitimos reiterar que no resignamos jamás la defensa de los principios sociales dentro del actual sistema capitalista al que debemos transformar para ser mejores. 

   Los trabajadores tenemos un objetivo mayor. Construir una Argentina grande como la que San Martín soñó, un país unido en su destino de Patria Grande para alcanzar la Unidad Latinoamericana. Somos, además, parte de los movimientos que en Sudamérica propulsaron un estado de bienestar y vamos a recuperar nuestro espacio histórico en una realización política afín a los movimientos que lo hicieron junto a sus pueblos. 

   Nos preocupa el odio y ante las desigualdades que genera, somos intransigentes en sostener el amor y la igualdad, y extender la mano a quien esté dispuesto a reconocer errores. Esto nos lleva a reflexionar una y otra vez, y a reconocer que necesitamos de un movimiento que abraza, que no se cierra y no se entrega.  

   Analizamos así las encíclicas del papa Francisco que nos sugiere que “La unidad es superior al conflicto” y que “El todo es superior a las partes”, y encontramos precisamente que el camino para reconstruir la Nación, organizar un Estado fuerte y democrático, y garantizar la justicia social para el pueblo, es la unidad con objetivos claros bajo una conducción en la que nos reconozcamos. 

   Esa unidad, estamos convencidos, nos dará los elementos necesarios para encontrarnos en el mundo nuevo que va superar al neoliberalismo, la usura, los buitres y la injusticia. 

   Esa conducción, sin duda, alentará un modelo de producción que asegure pan a los niños, la educación a los jóvenes, trabajo a los adultos, cultura, vivienda, justicia, salud y protección para la ancianidad. Esta marcha fue histórica porque nos expresó desde lo más profundo de nuestros sentimientos, desde la cultura del trabajo, la humildad y la capacidad de entrega a un ideal común. 

   Fueron parte de esta gran marcha los trabajadores y sus organizaciones gremiales, los movimientos sociales, los rectores de universidades públicas, los estudiantes, los compañeros de los municipios encabezados por los intendentes de municipios bonaerenses, y miles de argentinos que ya se han unido a esta convocatoria sostenida en nuestra fe más profunda. En esa convicción, escuchamos una misa a nuestra Virgen y una oración ecuménica. 

    El Frente Sindical para el Modelo Nacional es el producto de esa vocación de unidad para recuperar la dignidad histórica de los trabajadores, hoy herida por la falsedad y el endeudamiento externo. En estos días que nos exigen grandes decisiones para alcanzar la unidad de los argentinos bajo una conducción que nos lleve a alcanzar nuestros grandes objetivos históricos. 

   Allá vamos, con nuestra fe inclaudicable.