Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Casi un año sin el ARA San Juan

Las únicas novedades que se tienen en la búsqueda del submarino ARA San Juan se refieren a nuevas hipótesis de cuál puede haber sido el inconveniente que derivó en su colapso.
Por estas horas se menciona que un error con la válvula E19 puede haber sido la clave del naufragio. 
Así, al menos, lo sugiere un informe de tres submarinistas convocados por el Gobierno.


A partir de esa falla ingresó agua y provocó un incendio en las baterías. La nave implosionó entre los “400 y 700 metros” de profundidad, aunque tampoco se descarta una explosión previa.
Esa válvula pudo también haber “estado mal cerrada” mientras la tripulación estaba intentando hacer maniobras ante un mar que se presentaba en muy mal estado.


Hoy se destinan miles de dólares para la búsqueda del submarino, esta vez a cargo de una empresa norteamericana que, si bien se manifestó optimista en sus primeros días de trabajo, ahora parece que disminuyen sus esperanzas de encontrar la nave.
Los miembros de esa comisión de expertos en submarinos de Defensa son los contraalmirantes (RE) Adolfo Trama y Alejandro Kenny y el capitán de navío (RE), Jorge Bergallo. Este último es padre de una de las víctimas y segundo comandante del San Juan, Jorge Ignacio Bergallo.


De todas maneras, desde el Gobierno se insiste en que todas y cada una de las hipótesis son “probables”, algunas más que otras, pero la realidad es que a la fecha no se tiene certeza alguna de qué provocó la tragedia.
Al cerrar el capítulo de las hipótesis más probables, el informe agrega que las condiciones de agotamiento físico de la tripulación a causa del temporal que capeaba el ARA San Juan en superficie –maniobra de snorkel para recargar baterías- “pudo haber tenido una incidencia muy importante en todo el evento”.


Lo cierto es que en Mar del Plata las 44 familias de la tripulación siguen esperando que se encuentre la nave, que se sepan las causas de los sucedido, que se asuman responsabilidad en caso de que correspondan.
A poco de cumplirse un año de la desaparición, el sentimiento de dolor y tristeza se intensificará y sin dudas será un momento de tomar decisiones, de aclarar situaciones y de no bajar los brazos.