Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Cálculos que rebosan voluntarismo

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   En el Gobierno repiten como un mantra la formula que según ellos los llevará a ganar las elecciones del año que viene, pese a las enormes dificultades que afronta la administración. Se compondría esa alquimia de tres elementos claves: que Cristina Fernández sea la candidata del peronismo; menear sin descanso la condición de oposición salvaje que significa la expresidenta y sus grupos de fanáticos, entre militantes, legisladores y sindicalistas; y por último, una mejora en la economía real que pueda ser percibida por el ciudadano de a pie, que llegaría en el segundo trimestre de 2019.  

    Para arrancar, creen en esos laboratorios que la escalada de violencia y salvajismo sindical que se ha visto en las últimas semanas y que tuvo su asombroso pico con el paro en Aerolíneas Argentinas, produce un efecto exacerbado de rechazo y hartazgo por parte de quienes además ya tienen que soportar el mal trago de un programa económico que les pega en los talones. En ese tren de análisis, los paros, los cortes de calles y otros sinsabores cotidianos que ofrecen  movimientos sociales sostenidos a puro subsidio por el propio Gobierno, obrarían a favor en las miradas de quienes si bien están enojados o desencantados con el macrismo y engrosan las encuestas en el rubro "no los volvería a votar", no quieren, o más bien lo padecen, ese escenario violento.

   La obsesión de Macri y su mesa chica por una Cristina candidata a presidente como líder de esos sectores es el segundo ingrediente de la formula. Los entusiasma, por así decirlo, un dato: los cinco gremios aeronáuticos responsables del paro salvaje de esta semana se referencian políticamente en Hugo Moyano, en Cristina, La Cámpora y la CTA de Hugo Yasky. Un detalle: Edgardo Llano (Personal Aeronáutico), posteó en las redes fotos con la expresidenta, con Axel Kicillof, con Maira Mendoza y el Cuervo Larroque. Justo el comando de campaña del club del helicóptero que trabaja a tiempo completo para que Macri se vaya antes. 

    "Ahí tenemos la tormenta perfecta que andamos buscando", confiesa sin pudor un macrista de paladar negro. Al mismo tiempo que puntea los nombres de la foto en la que el peronismo orgánico que encabeza el sanjuanino Gioja con la batuta en manos de Cristina, recibió esta semana a hijos descarriados que vuelven al redil, no importa con que mochila, o con cuanto prontuario en las alforjas. Moyano, Scioli, Solá, Alberto Fernández y Héctor Daer, entre otros, se suman o van camino de hacerlo a una corriente interna que cada vez tiene menos pudor en reconocer que Cristina mide en las encuestas más que todos ellos juntos, y que sin ella en 2019 no se puede. Y que más temprano que tarde no les va a quedar otro remedio que encolumnarse detrás de la candidatura de la abogada exitosa.

   Es curioso, pero todos esos enjuagues dejan como resumen que el Gobierno, y el ahora más amplio espacio del peronismo que no es el que representan Miguel Pichetto y la mayoría de los gobernadores, ansían por igual la candidatura de Cristina el año que viene. El macrismo por cálculo político y los otros porque sin ella no tienen destino electoral que no sea colgados de su pollera. Razón por la cual en la Casa Rosada y en los campamentos de la calle Matheu, sede del PJ, tiemblan ante la sola mención de la nueva estrategia que se teje en el Instituto Patria según la cual finalmente cristina podría "no jugar" el año que viene, dejarlo a Macri con las ganas, preservarse de una posible derrota y a la vez mantenerse en el candelero como una perseguida política del partido judicial que tiene su sede central en Balcarce 50. 

   El Gobierno no ha calculado, o ha calculado mal como en tantos otros aspectos de su gestión económica y política de estos tres años, los riesgos de esa jugada que supondría que al final del largo camino recorrido la candidatura presidencial del PJ quede en manos del peronismo federal que representan Pichetto, Urtubey, Schiaretti, Massa, Manzur y el resto de los mandatarios comprometidos con la gobernabilidad. 

   Las últimas encuestas han mostrado un llamativo repunte en las posiciones sobre intención de voto de dirigentes "racionales" del justicialismo, en especial en las mediciones que involucraron a Massa y Urtubey. El salteño, más que el tigrense, ha pegado un salto de calidad en esas mediciones y en una de ellas, por primera vez aparece en tercer lugar con un expectante 17 por ciento detrás del mano a mano que por ahora mantienen bien arriba el presidente y Cristina. "No es descabellado imaginar que la gente, cansada de la doctora pero también de Macri, termine votando una tercera opción peronista más sensata, como la que representarían esos dirigentes", sostiene un veterano analista del partido.

   Siguiente dato:  los Gobiernos provinciales, salvo la excepción de Santa Cruz, y en ese conteo entran  todos los gobernadores peronistas, muestran hoy sus cuentas saneadas y en algunos casos hasta con superávit fiscal, como Córdoba, San Juan, Tucumán y Salta. Es un dato político a mostrar por esos gobernadores que también presumen de buenos administradores.

   El macrismo luce en cambio atado a cómo salir de la larga crisis sólo según los dictados del Fondo Monetario, mientras en el plano interno muestra una debilidad alarmante para manejar el conflicto. Las extorsiones sindicales a que ha sido sometido Macri en los últimos días son una clara muestra de ese poder menguado.

   Esa tercera pata de la fórmula para ganar en 2019, es la que por ahora cruje por los cuatro costados.