Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La interna entre dos muñecas bravas

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva.

Archivo La Nueva.

   Los cruces hasta ahora siempre indirectos, o vía emisarios y discretos mensajes en las redes o a través de los medios entre Patricia Bullrich y Carolina Stanley, son un secreto a voces y cada vez más la comidilla de lo que se escucha en los pasillos de la Casa Rosada.

   Mientras los que conocen el paño dicen que Mauricio Macri está al tanto de esos enjuagues pero por ahora "sólo mira" la escena sin intervenir, la escalada entre las dos mujeres se potenció en las últimas semanas y parece no tener todavía, un capítulo de cierre. Menos aún es posible aventurar si al cabo de esa trifulca alguien saldrá herido. La decisión última, como en tantos otros casos, estará en manos del presidente. ¿Un dato? Macri las mandó reunirse hace diez días para limar asperezas. Pero ninguna se bajó del caballo.

   La interna entre Bullrich y Stanley viene de lejos. Para pintar la escena, habría que recordar que la ministra de Seguridad nunca comulgó del todo con el estilo de su colega de Salud y Desarrollo Social de relacionarse con los movimientos sociales y piqueteros, varios de ellos cercanos al kirchnerismo, cuando no al Papa Francisco o a Cristina Fernández. Del lado de la esposa de Federico Salvai y todavía mencionada como posible acompañante de Macri en la fórmula presidencial de 2019, cabe refrescar que por su lado no concuerda en nada con la política de Bullrich en materia de seguridad, en especial el aliento a la represión de las manifestaciones callejeras por parte de la fuerza pública que en el pasado generó sonoros chispazos por la actuación desmedida de la Gendarmería nacional para desactivar cortes en avenidas, rutas y autopistas.

   Los reduccionistas que nunca faltan y que siguen desde la plata esta puja entre dos mujeres de carácter y convicciones fuertes suelen sostener que el choque de planetas se produce porque Bullrich "es de derecha" y Stanley tiene un "alto perfil progresista".

   Stanley, junto a aliados de peso como el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y en su momento por el ahora despedido exvicejefe de Gabinete, Mario Quintana, rechazaron siempre que se utilice la fuerza para desalojar piquetes, ollas populares y otras yerbas de la protesta social que le vuelve imposible la vida a automovilistas y peatones. Reivindicaron, y en el caso de la ministra todavía lo hace, la vía del diálogo a ultranza.

   La temperatura de la interna se levantó a niveles de choque hace diez días, cuando desde los costados de Bullrich se hizo circular una resolución del ministerio de Stanley publicada en el Boletín Oficial, en la que se dispuso un aporte de casi un millón de pesos para la realización del Encuentro Nacional de Mujeres en la ciudad de Trelew. Esa reunión, se recordará, termino casi en escándalo, con enfrentamientos a palos entre mujeres y la policía, con fuertes alegatos en favor del aborto y no menos furibundas críticas al gobierno nacional y al presidente Macri.

   Bullrich dijo en los medios y con todas las letras que el gobierno no puede persistir en la asistencia con fondos y otras prebendas a los movimientos sociales y piqueteros cuando lo que muestra la realidad es que se sientan una y otra vez a negociar más plata o más planes, y lo primero que hacen a continuación es volver a cortar calles para reclamar algún otro beneficio. Obvio, el palo fue directo a la cabeza de Stanley, que es la que mate de por medio encabeza casi semanalmente ese tipo de reuniones con líderes como Juan Carlos Alderete, Daniel Menéndez o Juan Grabois. Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa, acaba de reconocer que trabajan "para erradicar" al gobierno macrista.

   La pelea subió de tono y pasó a niveles menos elegantes cuando desde el otro costado se empezó a poner en duda la efectividad de las políticas de seguridad que capitanea Bullrich, luego que "Pato" dijera, palabras más o menos, que con los fondos de Stanley los movimientos sociales alimentan la venta y consumo de drogas en villas y barrios carenciados.

   Casualidad, o no tanto, dirigentes de los movimientos sociales, algunos de los cuales comparten las mateadas con Carolina, deslizaron días pasados en las redes que Bullrich "infla" los operativos de la lucha contra el narcotráfico. Menos casual fue la temeraria afirmación de la semana pasada de Elisa Carrió, que aseguró que las fuerzas de seguridad "le plantan droga" a la ministra para que diga que "está luchando contra el narcotráfico". Es lo que Stanley piensa en la intimidad pero nunca lo reconocerá en público, dicen en los despachos del piso 14 del edificio de la avenida Nueve de Julio.