Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La clase media, clave para sostener el sueño de 2019

   Todos los datos de las encuestas y los análisis de consultores lo sostienen, y el gobierno, con Mauricio Macri a la cabeza, lo sabe: la clase media le ha soltado la mano a Cambiemos, le perdió la confianza y amenaza con darle la espalda en las cruciales elecciones de octubre de 2019. A ese amplio sector del cuadro social que fue clave en el triunfo electoral de Macri en 2015, y que a regañadientes decidió darle un nuevo respaldo en las elecciones de medio tiempo de 2017, es al que los estrategas del macrismo le apuntan ahora como paso insoslayable para reconstruir la base electoral que entre otros hitos no menores permitió que la alianza con radicales y la Coalición Cívica derrotara en las últimas tres elecciones al Frente para la Victoria, devenido en Unidad Ciudadana después que Cristina Fernández rompiese con el resto del peronismo "racional".

   Los anuncios del presidente Macri el viernes en Olivos apuntan exclusivamente en esa dirección: recuperar el voto del sector sin el cual se le hará muy cuesta arriba si es que quiere conseguir la reelección el año que viene. Y de ser posible lograr ese pase a otros cuatro años en la Casa Rosada en primera vuelta. Todas las señales de alarma se han encendido en el gobierno luego de los desaguisados económicos y políticos de las últimas semanas, y de la reiteración hasta la irritación de los errores no forzados. Es por una razón por encima de cualquier otra: un balotaje con alguna de las variantes que podría presentar el Partido Justicialista, sea con el peronismo federal o con el cristinismo duro, se torna hoy en una completa incógnita.

   La toma de conciencia sobre el casi abandono de las posiciones oficialistas en general y del macrismo en particular por parte de la clase media, si bien se venía madurando con encuestas en la mano y a caballo de sucesivas malas noticias económicas que arrancaron con la primera corrida del 24 de abril, tuvo un hito que conviene recordar. Y que fue el disparador de la febril confección de medidas y anuncios que jalonaron la presentación de Macri del viernes. El clic lo produjo Rogelio Frigerio hace dos semanas, cuando dijo sin medias tintas: "hemos perdido la confianza de la gente".

   Frigerio, y todos los laboratorios que hoy funcionan en el gobierno, le apuntan a ese segmento del estrato social. Un dato también importante lo entregan los mismos funcionarios al tanto y no deja de ser la ratificación de una curiosidad: Macri, el gobierno, la gestión, no han caído tanto en los niveles bajos de la sociedad, allí donde abunda la palabra "pobre". Como tampoco la imagen presidencial y la de su administración ha sufrido variantes en los sectores de mayor poder adquisitivo. En el primer caso, es cierto como dicen que el gobierno de Macri ha duplicado en términos reales las partidas del presupuesto que se dedican a asistir a los más necesitados y cubrir los diferentes planes sociales. El dato podría no ser del todo ganancia para los comunicadores macristas. Porque por un lado alertaría sobre la existencia de miles de nuevos pobres durante este gobierno. Lo cual es cierto y lo va a agigantar la próxima medición de noviembre. Y por el otro que aquel aumento de partidas apenas si compensa, si es que lo hace, la enorme pérdida de poder adquisitivo de esos sectores como consecuencia de la inflación y el ajustazo que produjo en sus bolsillos el cien por ciento de devaluación del peso por la escalada del dólar.

   Las encuestas propias y ajenas le están marcando al gobierno ese escenario donde mantiene pisos aceptables de imagen por abajo y por arriba, pero se ha derrumbado en la consideración de quienes fueron sus votantes masivos en 2015. El problema a resolver es que esa clase media desconfiada, desesperanzada y enojada con un gobierno que les prometió mucho y les cumplió muy poco puede convertir la reelección en una quimera si no se les devuelve aquel estado de ánimo iniciático.

   Los analistas sostienen que si la relativa calma del dólar se mantiene y el gobierno acierta con algunas medidas para reactivar la economía, y la sanción del Presupuesto 2019 que incluye el nuevo acuerdo con el FMI es aprobado por el Congreso, en el mejor de los casos alguna de aquellas mejorías recién podrían palparse en el segundo trimestre del año que viene. Con la inflación pautada para septiembre en un 5/7 por ciento y el efecto que todavía tendrá hasta diciembre, todo se hará cuesta arriba. Y quedará demasiado cerca de la primera vuelta electoral del 27 de octubre.

   Claro que el gobierno necesitará bastante más que los nuevos planes de vivienda a través del Procrear, el tope a las cuotas de los créditos UVA que fueron furor el año pasado y desde abril para acá se derrumbaron casi a cero por el exorbitante aumento de las cuotas, o el anuncio de comenzar a trabajar en un nuevo proyecto de ley de Alquileres, como prometió Macri el viernes.

   La política también será responsable de intentar reconquistar a un sector que además está enojado por sainetes que se producen en medio de sus propias penurias. Mientras el peronismo que busca su rumbo se hace un festín, en el interior del gobierno se preguntan incrédulos por el insólito error no forzado de Javier Iguacel, que obligó a Macri a hacer populismo energético kirchnerista, o el telenovelón de Elisa Carrió y su amenaza directa ("o cambia, o cae") al presidente.

   Pregunta cantada: ¿quién los asesora?