Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“Me viven confundiendo con Federico, pero no me molesta”, dijo Lucas Mancinelli

El volante de Olimpo, aclara que más de una vez lo llamaron por teléfono creyendo que era el otro Mancinelli, “Fede”, el bahiense que surgió en Tiro y juega en Huracán.
Foto: Sebastián Cortés-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   Cuando se incorporó a Olimpo como refuerzo, el 21 de julio pasado, algunos medios periodísticos ajenos a nuestra ciudad, por supuesto, informaron: “Federico Mancinelli vuelve al club bahiense”.

   Unos se retractaron, otros no. Tampoco vamos a hacer un juicio de valor por el error. El apellido se escribe igual, pero el que se sumó al aurinegro es Lucas Eduardo, volante de 28 años, platense, formado en Lanús y de último paso por Temperley.

   Su identikit y sus datos personales son muy distintos a los de “Fede”, de 35 “pirulos”, bahiense, actualmente en Huracán, y que en nuestro medio defendió los colores de Tiro Federal, Villa Mitre, Rosario y Olimpo.

   "Muchísimas veces me confundieron con Federico. En las redes sociales han mezclado nuestras edades y fechas de nacimiento; hasta me han llamado queriendo hablar con Federico. Y ni te cuento las veces que me han saludado y me han dicho ‘chau Fede’. No somos parientes, no hemos compartido equipos y sólo nos cruzamos dentro de una cancha”, fue la aclaración inicial de Lucas, quien hasta el momento jugó los tres partidos de Olimpo (Boca, Racing e Independiente) en lo que va de la temporada.

   “Es más, acá muchos me preguntan: ¿qué sos de Fede? Nada. Se ve que él dejó un buen recuerdo en Olimpo, porque lo tienen muy presente”, expresó el “Manci”del equipo de Mario Sciacqua.

   --Bueno, arrancaste de volante en la Bombonera, aunque los mejores momentos en un partido los tuviste frente a la Academia y el Rojo, y de lateral... ¿Cuál es tu verdadero puesto?

   --Me gustan las dos posiciones, pero me siento más cómodo de volante externo, pisando el área contraria o llegando al fondo para tirar el centro.

   --Debutaste en la Primera de Lanús en 2011, jugaste 4 partidos y ese mismo año te cedieron a préstamo a Atlanta. ¿Por qué no pudiste hacer pie en el granate?

   --Nunca encontré mi lugar. Tampoco tuve a un técnico que me ponga de titular y me banque. Jugué de "3", de lateral-volante, pero siempre tuve a jugadores muy experimentados adelante que eran los preferidos de los entrenadores.

    "Pasé a Atlanta, donde pude jugar y sentirme importante. Ahí ascendí de la B Metropolitana a la B Nacional, y en cuatro años puedo decir que ese club es como mi segunda casa".

   --¿Sufriste o no te desmoralizó bajar dos categorías de golpe?

   --Resigné prestigio y dinero, pero bajé dos escalones para subir uno otra vez. Me hizo bien, porque ahora tengo un nombre y estoy afianzado en Primera división.

“En la cara tengo dos plaquetas de titanio”

   "¿Mi mejor temporada? Fue en Temperley, en el torneo pasado. Hice un año completo en Primera, y jugando mucho. Sentí que ya era un profesional formado y maduro. También la pasé muy bien en Atlanta, en la B Nacional, antes de lesionarme", deslizo Lucas.

   --¿Qué te pasó?

   --Rotura del ligamento cruzado anterior, la peor de todas. Hice la recuperación en Lanús, volví a Atlanta y por un cabezazo sufrí triple fractura del pómulo derecho. Me colocaron dos plaquetas de titanio y me reconstruyeron la piel. Fue una operación compleja, pero por suerte no se nota y no me molesta, pero no puedo pasar ningún detector de metales...(risas). En Atlanta me pasó de todo, tengo grandes anécdotas y también los peores recuerdos, pero lo que más me hizo salir adelante fue el afecto y la energía de sus hinchas. Por eso digo siempre que donde mejor la pasé fue en Atlanta.

   --En relación a las plaquetas de titanio, ¿no te han puesto ningún apodo? Yo me imagino uno, pero no te lo voy a decir...

   --Ja,ja... Sí, en Temperley me pusieron Robocop. Ahora, cuando lean esta nota, me lo van a empezar a decir en Olimpo, y vos vas a ser el culpable... (risas).

   "Igual no importa, hay buena onda y no me molesta que me carguen. Es más, cualquier apodo viene bien mientras sea con buena fe.