Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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El inicio de la “etapa fundacional”

En el Gobierno hablan del inicio de una "etapa fundacional", amparados en el espaldarazo electoral. ¿Fundación del nuevo país que ellos mismos sueñan para el futuro? Suena a mucho con tantas asignaturas pendientes.
El inicio de la “etapa fundacional”. Crónicas de la república La Nueva. Bahía Blanca

No son pocos en los despachos oficiales los que reconocen que la que acaba de terminar podría ser "la semana soñada". Más que cualquiera otra de las pocas que, en verdad, han tenido para festejar durante estos dos primeros años de gestión. En los que no faltaron los traumas y muchas veces fue más urgente "buscar gobernabilidad" antes que elevar la mirada hacia el mediano o largo plazo.

Sobran los funcionarios dispuestos a enumerar una cadena de acontecimientos que arrancaron el domingo anterior con el impactante triunfo del oficialismo en las elecciones. Con la cucarda extra que significó la derrota de la expresidenta Cristina Fernández en la provincia de Buenos Aires, nada menos que la primera como candidata que sufre en toda su vida política. Y a manos de su archirrival, nada menos ni nada más.

Lo que siguió después fue casi alucinante: Julio De Vido preso en un calabozo de la cárcel de Ezeiza; Cristina citada otra vez por Bonadío por la causa AMIA, en la que la doctora estaría a punto de recibir el procesamiento y hasta un eventual pedido de desafuero y detención por parte del magistrado. Era el secreto a voces que corría el jueves en los tribunales de Comodoro Py.

El camarista Eduardo Freiler, una de las caras que Macri tenía apuntada en su mira, quedó sentado en el banquillo del juicio político por enriquecimiento ilícito y podría ser destituido por el Consejo de la Magistratura en menos de un par de semanas. Fue todo un "bonus" para el oficialismo ver en vivo y en directo la zancadilla del kirchnerismo parlamentario al otrora poderoso exministro, disimulada detrás de la decisión de no sentarse en sus bancas.

La frutilla del postre: los gobernadores y otros referentes del peronismo resolvieron esta semana romper lanzas con Cristina. No la quieren. Pocas cosas supondrían a estas alturas una tan buena noticia para Macri. Ese desplante de los mandatarios a su exjefa demorará y complicará sus propios afanes por ir hacia una nueva renovación "cafierista" como la que venían pergeñando. Y mantendrá viva en medio del ring a la abogada exitosa que ni de lejos está dispuesta a consentir que la quieran mandar a cuarteles de invierno. Justo lo que entre sordinas reconocen en Balcarce 50. El presidente se muestra una vez más como buen pescador en rio revuelto.

Por banda separada y al mismo tiempo se anunció que la economía sigue dando señales de recuperación: los despachos de cemento crecieron el septiembre un 12,4 %, su mejor marca histórica; los créditos hipotecarios y personales volvieron a marcar un récord; la economía en general subió un 4,3 % comparada con igual mes del año anterior y suma su sexto mes de crecimiento consecutivo. Y datos del Gobierno pero también de consultoras privadas anticipan que la inflación de octubre se ubicará apenas por debajo del 1,5 %. Y el empleo registrado generó en la última medición 226.000 nuevos puestos de trabajo, casi un 2 % medido con agosto de 2016.

En el Gobierno hablan del inicio de una "etapa fundacional", amparados en el espaldarazo electoral. ¿Fundación del nuevo país que ellos mismos sueñan para el futuro? Suena a mucho con tantas asignaturas pendientes.

Marcos Peña lo puso en contexto. Habló del "fin de la transición". Quiso decir del cierre de una primera parte del mandato en la que hubo que reacomodar todo y reparar los daños encontrados, y el arranque de otro ciclo en el que, para empezar, Macri tiene ahora las herramientas para empujar las múltiples reformas que cree que son la única vía por la que la Argentina saldrá adelante.

Son herramientas políticas, que provienen del liderazgo conseguido en las urnas, pero también pragmáticas, aportadas por los actores sociales que se han convencido -o el ingeniero los ha convencido- que esta es la hora de empujar y consensuar, tal vez no en medio de un gradualismo laxo como el que se aplicó hasta ahora, pero sin caer nunca en el ajustazo.

Mañana, en un lugar absolutamente emblemático que no fue elegido al azar, Macri se verá las caras con esos hombres de negocios, sindicalistas, gobernadores, y representantes de los poderes en el Congreso y la Justicia, para explicarles la etapa que viene, que no es el Pacto de la Moncloa ni tampoco el Gran Acuerdo Nacional al estilo de otros tantos que se han planteado, y fracasado.

El presidente les anunciará las reformas que planea levar adelante en materia laboral, tributaria, previsional y educativa, por citar las más relevantes, y el comienzo de una etapa de la economía en la que Cambiemos hará del gradualismo sin exagerar una de sus banderas. Y lo hará según la nueva concepción, o el nuevo escenario, que pintan en la Casa Rosada.

"Mauricio ya se recibió (sic), ya no tiene que rendir ningún examen, salimos de lo peor y el apoyo de la gente en las elecciones es lo que se necesita para aplicar las reformas que vienen. Ahora tiene el poder, ya no necesita reclamar gobernabilidad, su horizonte es mucho más largo y no sólo mirar si llegábamos a 2019", , dicen convencidos a su lado luego del rotundo triunfo del pasado domingo.