Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Lisa y Sofía Queti, en el camino de la vocación que les fue heredada

Hijas de la bailarina Viviana Paolucci, crecieron en los pasillos del Teatro Municipal, donde acunaron su destino.
Lisa y Sofía Queti, en el camino de la vocación que les fue heredada. Aplausos. La Nueva. Bahía Blanca

Por María Inés Di Cicco / mdicicco@lanueva.com

"¡Todo lo que sucede aquí es una locura!", expresa maravillada Sofía Queti.

A diario, desde iniciado el mes en curso, la cantante, actriz y bailarina bahiense sube fotos y consigna comentarios en las redes sociales sobre la experiencia que transita en Nueva York, como ganadora de la beca "Buenos Aires on Broadway", elegida por Marcelo Velasco Vidal, reconocido profesor de canto.

"El propio Velasco Vidal viaja a Nueva York para estar presente en el seminario, que es intensivo y personalizado. Para eso nos hicieron enviar videos previos, para ir conociendo el estilo y los puntos a fortalecer en cada alumno y las respuesta vino directamente de Christopher Stephens, un referente de musicales de Broadway, ante quien han audicionado estrellas que nosotros reconocemos a través del cine de Hollywood", se emociona.

Apenas un paso

A su regreso, alrededor del 25 de este mes, en Buenos Aires la estará esperando Lisa, su hermana menor, Bailarina Clásica recibida en la Escuela de Danzas local y Realizadora, como ella, de la Tecnicatura de Comedia Musical de la academia de Valeria Lynch.

Ocurre que, además de su pasaporte a Broadway, Sofía ganó una beca de estudio para este año en la Escuela de Ricky Pashkus; y por una oportunidad similar pujará en marzo Lisa en marzo.

Lisa, además, ya tuvo una experiencia similar a la que hoy vive Sofía, cuando en 2013 aprovechó una beca de seis meses de estudio en la Point Park University de Pittsburg, en Pennsylvania.

Inspiración y sostén

En Bahía Blanca que la madre de ambas, Viviana Paolucci, integrante durante 20 años del Ballet del Sur, docente de la Escuela de Danzas Clásicas de Bahía Blanca donde se formó, y actual directora de su propia academia, además de -en gran parte- responsable de que estas hermanas sientan a las artes escénicas como vocación.

"Tuve oportunidad, en mi primera etapa profesional, de formarme fuera de la ciudad. Pero cuando Sofía llegó a mi vida, debí tomar una decisión y decidí repartir mi tiempo entre mi vocación y la maternidad", simplifica.

"Me quedé en Bahía Blanca y accedí a un espacio valioso en el Ballet del Sur, una compañía que me permitió realizar protagónicos inolvidables, compartir escenarios con grandes figuras de la danza nacional e internacional y con maestros importantísimos", valora.

"A muchos de quienes compartieron ese tiempo conmigo les estaré agradecidos, no sólo por lo que aprendí con ellos, sino por la paciencia que tuvieron para conmigo y con mis hijas, porque, madre sola al fin, Sofía y Lisa me acompañaban a los ensayos, encontraban tíos postizos entre mis compañeros y el personal del Teatro Municipal y andaban por sus pasillos como si se tratara de su propia casa", recuerda sensible y emocionada.

Con pasos propios

Sofía y Lisa, ya son mujeres y buscan su independencia.

A los 23 y 19 años de cada una, miran con orgullo los logros de su madre como tal y como profesional, y aseguran que la experiencia que Viviana describe encerraba una magia que se mantuvo y alimentó conforme pasaron los años.

"Cada vez que entramos en el Teatro Municipal, aunque sea como espectadoras, coincidimos en que la piel se nos eriza", cuenta Sofía, mucho más verborrágica que Lisa, aunque se queda sin palabras cuando se trata de traducir las sensaciones que les surgen entre esas paredes.

"El escenario es nuestro lugar y cuando tuvimos oportunidad compartirlo con los protagónicos de Chicago, para la función de cierre de la Escuela de Valeria Lynch, sentimos que se trataba de la primera de muchas consagraciones", añade desafiante y la vez consciente del camino que, a ambas, les espera en adelante.

Lisa rescata a quien sostiene detrás.

"Gracias a la fortaleza de mamá, las dos pudimos estudiar y vamos a continuar haciéndolo, buscando desarrollarnos en los escenarios, que es lo que amamos -asegura-. Sabemos que los esfuerzos son enormes y que a través de los propios tenemos que ir soltándonos y encontrar nuestras oportunidades, aún cuando sabemos que siempre contamos con ella", completa.

Viviana observa a sus hijas. Se mantiene en silencio, pero su mirada toma distancia para abarcarlas y llenarse de orgullo.

"Fue duro criarlas y llevar adelante mi propia carrera, pero pude. El mundo que se presenta ante ellas parece mucho más ancho y tienen que prepararse para caminarlo", avisora.