Bahía Blanca | Domingo, 20 de julio

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Alfombra mágica

Por Mario Minervino

Hace 45 años, en enero de 1970, se registró el récord de asistentes a la denominada “alfombra mágica”, novedosa atracción instalada en cercanías del Parque de Mayo.

Inaugurada unos días antes, fines de diciembre de 1969, el particular entretenimiento formó parte de un plan de atracciones de las autoridades comunales para incorporar al paseo.

Construida con aluminio, la alfombra era un singular tobogán gigante, de 15 metros de alto y un desarrollo de 50 metros de plano inclinado y ondulado. Para llegar hasta la parte superior, se debían subir 84 escalones.

Instalado por primera vez en Villa Carlos Paz, el juego había alcanzado un éxito inmediato y rotundo.

Uno de los dueños de la patente era el mítico dirigente boquense Alberto J. Armando, quien la colocó en la Ciudad Deportiva de La Boca y, en pocos meses, su presencia se multiplicó por todo el país. Cuando llegó a Bahía, ya existían 15 en el interior de la provincia. Ese mismo verano se montó una en Monte Hermoso.

El deslizamiento en la alfombra se hacía sobre bolsas de arpillera y el descenso se aceleraba cada metro, dado que la parte superior de cada ondulación era cuidadosamente encerada.

El derecho de uso a tres vueltas era de 100 pesos y se podían lanzar 20 personas al mismo tiempo, “aunque este número --sugerían-- se puede aumentar, si hay originalidad”.

El juego-entretenimiento se convirtió en la gran sensación del verano y la ansiedad por crear estilos de lanzamiento o por ver algún que otro porrazo mantuvieron su éxito durante un buen tiempo.

De la misma manera en que llegó, fue desapareciendo, calificada de riesgosa y por el efímero interés por las cosas que solemos tener los humanos por ciertas cuestiones.