Para algunos, otra forma de ganar plata
No son pocos los bahienses que dedican varias horas del día a esta actividad, la cual les permite, en ciertos casos, obtener más ingresos que en sus trabajos formales. Incluso, hay quienes dicen que cumplieron objetivos económicos impensados.
Sergio Prieta
Especial para "La Nueva Provincia"
Cuando Ivo García, de 32 años, comenzó a jugar al poker en Internet, su esposa pensaba que perdía el tiempo. Lo mismo decían los padres de Nicolás Picardi, que con poco más de 20 años decidió hacer un parate en su carrera universitaria porque las ganancias a fin de mes superaban las expectativas de cualquier futuro empleo. Similar es la historia de Mateo Tridenti, de 24 años.
Estos tres bahienses, e incluso varios que aún permanecen en el anonimato, transformaron su pasatiempo en una fuente de ingresos constante.
"Mis objetivos para 2011 pasaban por comprar un terreno en Pehuen Co y cambiar el auto. Y los alcancé en los primeros cuatro meses del año, ya que gané un torneo bastante grande y tuvo otros buenos resultados", cuenta García.
Picardi y Tridenti comenzaron su carrera en este mundo con 400 dólares, que una sala de poker de Internet les regaló. A los pocos días, habían superado los mil dólares de ganancia y ambos percibieron, en aquel inicio auspicioso, que ganar una buena cantidad de dinero era una posibilidad concreta.
En los primeros tiempos cobraban 2.000 dólares cada dos meses, pero con el transcurrir del tiempo y en base a un plan de juego lograron generar ganancias superiores a los 4.000 dólares a principio de cada mes.
"Los ingresos del poker se constituyeron en el 95% de mis ingresos y el otro 5%, provenía de mi trabajo", explica Tridenti.
Para estos jóvenes algo había cambiado. Mateo comenzó a invertir sus ganancias en la compra de electrodomésticos para su casa: televisor nuevo, computadora con un monitor adecuado para jugar y otros objetos pasaron a formar parte de los trofeos obtenidos.
Nicolás comenzó a tomarse dos vacaciones al año: viaje a Brasil con amigos y vacaciones con su novia a otro destino en un mismo verano.
Las ganancias de Ivo García se fueron en otras cuestiones. Casado y con dos hijas, asegura que en principio ganaba unos 1.200 dólares al mes, dinero que le sirvió para juntarlo con su sueldo de empleado municipal y hacer refacciones en su casa.
Pero el gran golpe económico lo dio una tarde de domingo.
"Un amigo ganó un clasificatorio para jugar un torneo de 42.000 dólares garantizados, pero cuando lo empezó la novia quería ir al shopping y me llamó para que continuara por él. Me quedé jugando en su casa y gané el torneo de punta a punta. Después dividimos las ganancias".
La casualidad, habilidad, o una mezcla de las dos, hizo que la semana anterior Ivo consiguiera un segundo puesto en el mismo torneo, por lo que ganó en apenas una semana el sueldo de varios meses de trabajo.
Tamaños ingresos son la solución de varias cuestiones de la vida diaria para cualquiera, pero en un jugador de poker despiertan el sueño del profesionalismo.
"Me gustaría tomarme un año sabático del trabajo para dedicarme exclusivamente a esto, ya que si bien tengo un buen empleo, las dos actividades juntas me insumen mucho tiempo. El problema que surge es no contar con la obra social para mi familia, por lo tanto es algo que estoy analizando con mucha cautela", dice Ivo.
Los secretos. Generar un ingreso mensual a partir de un juego de azar y probabilidades es una tarea que requiere de habilidad, constancia y una enorme prudencia.
"Ser un buen jugador significa tener el control de uno mismo, invertir pequeños porcentajes del total del dinero que tenés y una conducta inquebrantable cuando los cosas no salen bien. Las ganancias dependen exclusivamente de eso", explica Picardi, a modo de regla de oro que los tres comparten.
Ser un profesional de poker, y por tanto haber ganado una buena suma de dinero, es algo bastante común en países como Estados Unidos o Canadá.
En Argentina es una ocupación que permanece desconocida para muchos y sólo existen dos grandes referentes, Leo Fernández e Ignacio Barbero, con ganancias superiores a los 5 millones de dólares entre ambos.
El "paraíso" del juego
Cuando un jugador gana de manera recurrente significa que tiene el talento indispensable para triunfar en el mundo de los naipes y, esa condición, lleva a las de salas de poker de Internet a trasformarse en las impulsoras de una carrera profesional.
Además de ofrecer alguna recompensa económica diferenciada, se suele auspiciar la participación de algunos "elegidos" en eventos internacionales.
Ese es el caso de los tres bahienses que consiguieron sus pasajes al paraíso del juego: Las Vegas. Allí interactuaron con profesionales que acumulan millones de dólares en sus cuentas bancarias y a los cuales ya no les hace falta hacer otra cosa que no sea recorrer el mundo jugando.
Las Vegas, Punta del Este, Roma, Barcelona y otras lujosas ciudades del mundo son destinos habituales.
"Cuando caminás por Las Vegas, algunos de esos jugadores millonarios como Phil Hellmut o Ivey son tan populares como lo es un futbolista en Argentina. La gente se saca fotos y, cuando entran en algún lugar, todo el mundo gira para verlos", cuentan.
"Dejé o me iba a volver loco"
Si bien hasta el momento ningún jugador local se sumó al listado de millonarios, todos aspiran a lograrlo. Para ello no sólo se requiere talento, sino también constancia. Estos tres bahienses debieron pasar entre 8 y 10 horas por día frente a sus computadoras participando en diferentes torneos o partidas.
De hecho, no todo es positivo. La cantidad de tiempo que implica exponerse a la buena o mala suerte representa una carga de estrés adicional respecto de cualquier otro trabajo.
"Cuando dependés de lo que ganás, a fin de mes estás obligado a jugar, a pesar de que tenés momentos en los que te aburre o las probabilidades del juego no se cumplen como deberían. Esos momentos son complicados de sobrellevar, por eso dejé de jugar. Me iba a volver loco", cuenta Tridenti.
Además de los ratos de ira o bronca, los tres bahienses coinciden en que, socialmente, dedicarse a este juego no está bien visto y acarrea el riesgo de ser considerados enfermos de ludopatía.
"Cuando se enteran a qué te dedicás piensan que sos un ludópata, hasta que comienzan a ver que ganás una buena cantidad de dinero. Igualmente, tengo varios amigos que piensan que es nocivo", admite Tridenti.
Los tres coinciden en que lo atrapante del poker como juego es que no sólo influye el azar en la definición de una partida, sino que también hay factores como la interpretación de los movimientos del rival en las diferentes rondas de juego y las probabilidades matemáticas que ofrecen las cartas recibidas, así como aquellas que se van mostrando en cada instancia del juego. El sistema de juego más común y que practica la mayoría es el Texas Holdem.
Lo cierto es que, más allá de las contras, los jóvenes locales comenzarán a viajar por el país jugando torneos en vivo en diferentes ciudades, con los costos a cargo de un auspiciante. Incluso lo hará Tridenti, el que dejó el juego a través de la red.
Estas nuevas alternativas acontecidas por el auge de Internet llegaron a la masividad y pretenden quedarse. Las cartas están echadas, el azar y la habilidad individual siempre definen la partida.
Según explican los especialistas, apostar cuando las probabilidades son favorables y sobrellevar de la mejor manera los reveses del azar es la complicada regla que tanto en el poker como en la vida rige el destino de quienes ganan o pierden.
También, los que pierden
Poco tiempo atrás un jugador estadounidense consiguió un crédito de 1,5 millones de dólares por parte de un amigo adinerado. Tenía grandes habilidades en el juego y ese fue el factor determinante para que lograra codearse con la elite de profesionales en mesas donde la apuesta mínima era de 1.000 dólares.
Durante algunas semanas el mundo del poker habló del desconocido que en pocos días sumó ganancias por más de un millón de dólares.
Sin embargo, al poco tiempo, el desconocido en cuestión perdió el millón y luego el otro millón y medio prestado. No se supo nunca quién era ni porque lo perdió todo, lo cierto es que la tarea de sobrevivir en el juego es mucho más difícil de lo que se cree.
Es común observar gente que llega a perder miles de dólares a lo largo del tiempo. Por Internet o en las mesas de juego.
Perfiles
Ivo García
"Comencé hace unos 4 años y al principio a todos les parecía una pérdida de tiempo, que estaba paveando en la computadora. Pero cuando el dinero que gané empezó a ayudar en los gastos de la casa, mi familia me dio todo el apoyo".
Nicolás Picardi
"El punto más alto de mi carrera es haber participado de un evento del campeonato mundial de poker en Las Vegas, donde terminé 116 entre 4.600 jugadores. Lo bueno de todo comienzo es que no hay estrés, parece todo muy lindo, pero al tiempo notás que tenés que esforzarte demasiado cuando no tenés ganas de sentarte a jugar".
Mateo Tridenti
"Yo abandoné el juego online, me estresaba bastante cuando las cosas salían mal. Es sabido que incluso un buen jugador de poker puede tener malos días. Cuando perdés de manera constante, te cambia el estado de ánimo en todos los órdenes de la vida. De todas maneras, muchas personas todavía no entienden de qué se trata, hay gente que piensa que vas a perder el auto o la casa, cuando uno sabe que no lo haría".
El problema de la adicción
Para la licenciada en Psicología, Claudia Amigo, la diferencia entre un ludópata y quien juega para obtener dinero radica en la manera de controlar el impulso a jugar.
Según explicó, puede ser una búsqueda de placer, una descarga de ansiedad o una forma de compulsión en sustitución de lo "no dicho". De ahí el término "adicto", de adictum, que significa "Lo no dicho".
La adicción al juego, indicó Amigo, presenta características de ansiedad, falta de control ante el impulso y poca tolerancia ante la frustración.
La especialista agregó que en muchos casos una persona puede empezar a jugar para obtener dinero pero se termina transformando en un ludópata, porque se puede crear el imaginario de que el juego proporciona ganancias más rápidas y con menores esfuerzos que un trabajo formal.
Además, tanto quien padece la adicción como quien no la padece pueden en su imaginación buscar el deseo de ganarle al azar, aunque en ninguno de los dos casos se tiene el control de los resultados finales.
El adicto, en concreto, corre el riesgo de llegar a transgredir los límites y caer en actos ilegales en busca de saldar las deudas, o bien, para obtener dinero con el fin de aumentar la frecuencia y la cantidad de las apuestas.