La violencia étnica coloca a Kirguistán cerca del abismo
BISHKEK (Télam) -- Kirguistán, una ex república soviética de Asia Central, vivió ayer un nuevo día de enfrentamientos étnicos, por los cuales se elevó a 124 la cantidad de muertos y casi 1.700 los heridos, prolongó el estado de sitio y está a la espera de ayuda militar rusa para evitar llegar a una guerra civil.
"Hay todavía enfrentamientos en algunos sitios, no tenemos la suficiente fuerza para contrarrestar a los grupos armados que atacan de uno y de otro lado", precisó el ministro de Finanzas kirguís, Temir Sariev, al hacer una semblanza de los más crudos incidentes en los últimos 20 años.
En tanto, el ministerio de Salud actualizó la cifra de víctimas de las últimas 72 horas de combates entre kirguisos y la minoría uzbeka: 124 muertos y 1.685 heridos. La comunidad uzbeka, sin embargo, habla de más de 700 muertos.
Las peleas étnicas entre la mayoría kirguisa y la minoría uzbeka que comenzaron hace 3 días, se concentran en Osh, la segunda ciudad del país, y Jalalabad, ambas bajo el régimen de estado de sitio.
Kirguistán tiene importancia estratégica también en el plano geopolítico, ya que en su territorio hay enclavadas 2 bases militares, una de Estados Unidos y otra de Rusia.
La ex república soviética, independiente a partir de la caída de la Unión Soviética, en 1991, vive en un clima de inestabilidad desde el 7 de abril pasado, cuando el entonces presidente Kurmanbek Bakiyev fue obligado a renunciar al cargo y a huir en medio de una sangrienta rebelión.
La mandataria interina del país, Roza Otunbayeva, acusó su predecesor (que, como ella, es de etnia kirguisa) de fomentar la tensión entre las comunidades para impedir que se realice un referendo para modificar la constitución, convocado para el 27 de junio.
Bakiyev, desde su exilio en Bielorusia, desmintió haber tenido algún rol en los enfrentamientos de los últimos días.
Asimismo, medios locales informaron que el aeropuerto de la ciudad de Osh recibió la orden de preparar todo para el aterrizaje de las tropas rusas que llegarán para tratar de estabilizar la situación.
El pasado sábado, el presidente ruso Dmitri Medvedev había rechazado la petición de Otunbayeva, quien reclamó al Kremlin ayuda militar para sofocar los disturbios. Ayer, sin embargo, dio instrucciones para acabar con la ira interconfesional en Kirguistán tan pronto como sea posible.
Por su parte, la Alta Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y la Seguridad Común (PESC), Catherine Ashton, describió la situación como muy peligrosa.
Fuentes locales señalaron que al menos 75.000 uzbekos escaparon de Osh y Jalalabad. En el valle de Fergana se levantaron tiendas de campaña para los refugiados y la Cruz Roja denunció que muchos cadáveres fueron enterrados sin identificación.
Las autoridades de Uzbekistán registraron hasta ahora en la región de Andijan el ingreso de 60.000 refugiados, informó la cartera para situaciones de emergencia. Desde ayer, un gran número de camiones circulan en el este de esa nación para llevar ayuda humanitaria a los refugiados.