Afectación colonial en Sarmiento y Alem
El singular grupo de casas neocoloniales ubicadas en la avenida Alem y Sarmiento fueron inventariadas en la década del 90 como parte del patrimonio arquitectónico de Bahía Blanca.
Proyectadas en 1928 por el estudio del ingeniero Francisco Marseillán y construidas por la empresa de Pedro Cabré Salvat, forman parte de una propuesta estética que comenzaba a buscar su espacio dentro de una variada gama de obras de neto corte historicistas, que reflejaban la contundente inclinación que los argentinos habían tenido desde principios del siglo XX por los modelos importados de Francia e Italia.
En ese sentido, hubo arquitectos que plantearon la necesidad de encontrar o definir un estilo propio, nacional, para lo cual fijaron su atención en las obras de la época en que América era una colonia española, con construcciones relacionadas con el barroco europeo, como la fuente más auténtica de donde tomar modelos acordes a ese espíritu nacionalista.
El resultado fue el resurgimiento del estilo denominado "neocolonial", que tuvo en nuestra ciudad varios cultores, quienes dejaron modelos en viviendas unifamiliares e incluso edificios públicos construidos por la municipalidad.
Entre toldos y colores. El conjunto de casas coloniales de la avenida Alem está conformada por tres viviendas, una sobre esquina, que destaca la fuerte pendiente de sus tejados y el balcón en esquina, una vecina, sobre Alem, con un rico balcón cerrado rematado por un frontis abierto en su base y con curvas y contracurvas, y una tercera, retirada de la línea municipal, que sigue los lineamientos anteriores.
El conjunto es por demás atractivo porque muestra diferentes recursos del estilo y una adecuada idea de conjunto. A pesar de estar consideradas parte del patrimonio arquitectónico local, lo cual debiera otorgarle cierta inmunidad ante determinadas intervenciones, sus distintos ocupantes han decidido intervenir sobre las mismas según sus gustos y necesidades personales, predominando la decisión de pintar sus frentes recurriendo a colores llamativos en sus fachadas, para destacar sus destinos comerciales y gastronómicos.
En las últimas semanas, a estas aplicaciones se ha sumado la aparición de un toldo y un cerramiento sobre la vereda que ha afectado de manera severa la arquitectura del conjunto, al tapar sin pudor sus partes más significativas y quitar la destacada presencia que tenían en tan significativa esquina.
Como en todo tema patrimonial la situación se torna compleja, desde el punto de vista legal, para modificar o impedir estas intervenciones, de modo que estos bienes están librados a su suerte, sin intervención oficial o profesional que condicione o dirija las reformas adecuadas de manera de poder sacar claro provecho de tan rica arquitectura sin afectar su esencia.
Algo de arquitectura. El ingeniero Guillermo Martín, responsable del área de arquitectura de la empresa Marseillán, fue el autor de estos diseños coloniales, referidos a modelos españoles.
Por eso esa elección de estos "tejados bermejos, balcones, ventanas de hierro forjado y las columnas torneadas" de estas señoriales fachadas pretendían además "embellecer el aspecto de la ciudad", imprimiendo "variedad y encanto a sus calles".
Sobre el frente de las viviendas se advierten además varios nobiliarios escudos, típicos de las ciudades que inspiraron la obra. "Tienen la noble severidad de Toledo, atenuada por la gracia de Sevilla", señaló Martín.
Este tipo de arquitectura tiene otros interesantes modelos en la ciudad, por caso el magnífico edificio que ocupa la farmacia Española, en San Martín y Las Heras, la actual sede de la Unión Industrial, en calle Brown al 400 y, con otro destino, el portal de acceso al parque de Mayo. También pueden destacarse el conjunto de casas construidas en la década del 40 para servir como sedes de las delegaciones municipales de Punta Alta, Cabildo, Las Villas y General Daniel Cerri.
Como toda obra de arquitectura, representan parte de un arte público, expuestas a la vista del caminante y responsables de conformar el paisaje urbano que acompaña cada día a los habitantes de la ciudad. Son también parte de la historia edificada, testimonio de otros hombres, sentimientos, ideales y creencias.
Conforma, en el significado de la palabra Patrimonio, "la herencia de nuestros padres". A escala urbana, el legado de nuestros antecesores, bienes que traen la indelegable misión de cuidarlos y preservarlos para quienes luego ocupen estos mismos espacios. Mario Minervino