TREVELIN, EN CHUBUT
UN LUGAR PARA DESCUBRIR
Trevelin, en galés "pueblo del molino", fue fundado por los colonos galeses, quienes, en mayo de 1865, zarparon del puerto inglés de Liverpool, a bordo de la goleta "La Mimosa". Dos meses después, el 28 de julio, desembarcaron en las orillas desiertas del Golfo Nuevo, donde ahora está Puerto Madryn. A todo lo que ofrece esta ciudad de la cordillera de Chubut se le suma su cercanía con Esquel y el centro de esquí de La Hoya.
Lejos de aquellos tiempos, y de la primera aldea que los colonos levantaron cerca del mar, donde hoy está Rawson, la capital provincial, Trevelin es un lugar "preparado para el turismo", afirma el intendente de esa ciudad de casi 10.000 habitantes, Carlos Mantenga.
El funcionario define a esta ciudad, que integra la zona binacional de los alerces milenarios, como "el lugar donde se mantienen vivas la cultura galesa y la de los pueblos nativos, una combinación que atrapa el interés de los visitantes".
Tal vez haya que buscar esa simbiosis en lo que hicieron aquellos colonos liderados por Edwin Roberts y Lewis Jones, quienes se empeñaron en conservar la identidad cultural y el idioma.
Y sobre la cultura nativa, la de los tehuelches, la historia cuenta que ambos pueblos comenzaron midiendo fuerzas y terminaron en una relación tan amigable que hizo que los dueños de la tierra les enseñaran a cazar y a resguardarse del intenso frío.
Claro que los galeses se lo habían ganado, tal como surge de una carta que Richard Berwyn le escribió a Michael D. Jones, el 29 de julio de 1867, exactamente dos años y un día después de la llegada de los inmigrantes al confín del mundo.
Uno de los párrafos de la misiva dice así: "tuvimos una Fiesta del Desembarco, el sábado 27 de julio, y los indios nos ganaron en ejercicios ecuestres y después les dimos a todos un plato de arroz hervido con azúcar. Eran unos 30, estaban muy contentos. Nadie hizo esto antes. Nunca antes habían sido agasajados ni recibido premios".
La llegada de un grupo de galeses a Trevelin, los primeros que decidieron alejarse de la costa y avanzar hacia la cordillera, data del 25 de noviembre de 1885, como parte de una expedición que comandaba el coronel Luis Jorge Fontana.
La historia de Trevelin está muy ligada con la construcción del primer molino harinero, el Nant Fach, que finalizó en 1918.
Además de haberle dado el nombre al entonces incipiente poblado, el lugar era conocido en el mundo como el Molino de los Andes.
Unos años antes, en 1910, los galeses levantaron la Capilla Bethel, donde cada familia tenía un banco de madera con su nombre, desde el que seguía los oficios religiosos, que fue su primer ámbito social, donde se reunían en un salón contiguo, el "vestry", para cantar, compartir experiencias y permitirse la nostalgia.
Sin embargo, tan arraigados estaban a esta tierra que cuando fue necesario participar, en 1902, de un plebiscito, por un conflicto fronterizo con Chile, los galeses ratificaron su deseo de conservar la ciudadanía argentina, país que les permitió crear una sociedad igualitaria y que los había ayudado con alimentos cuando soportaron inundaciones y malas cosechas.
También los nativos ratificaron su pertenencia a nuestro territorio, en un acto que se realizó en la Escuela 18, un lugar ya histórico que es muy visitado por los turistas.
Uno de los atractivos de todo el año es el cercano Parque Nacional Los Alerces, que se creó en 1937 y tiene 260.000 hectáreas, un circuito turístico que recorre el lago Futalaufquen, el río Arrayanes y los lagos Verde y Rivadavia.
El final del circuito, donde en invierno la nieve cubre los árboles milenarios, empalma con la ruta nacional 40 (columna vertebral del país), que llega hasta El Bolsón y Bariloche.
También en el invierno se realiza una excursión con raquetas de nieve que visita la comunidad de Sierra Colorada, un recorrido que, en el pasado, se utilizaba para buscar madera en ese ámbito vegetal donde la protagonista absoluta es la lenga cordillerana, de barbas imponentes, consecuencia del aire purísimo de la comarca.
Verdaderos manjares.
La gastronomía galesa, que se fusionó con la patagónica, se destaca por los platos elaborados con truchas, que provienen de una quincena de lagos de origen glacial y de centenares de arroyos y riachos, que, según los expertos, es uno de los pesqueros más importante del mundo para capturar esta especie.
El único dilema es elegir entre una trucha al limón y otras ahumadas o con salsa de hongos, o decidirse por raviolones y sorrentinos rellenos con truchas.
Las opciones, nada desdeñables, son platos a base de ciervo, jabalí o cordero.
Sobre la famosa "torta negra galesa", también conocida como Blake Cake, Teisen Du y Teisen Briodas, una versión afirma que, en realidad, su origen es chubutense y que evoca uno de los períodos económicos más duros de este pueblo en estas latitudes.
Según esa versión, las mujeres galesas inventaron la receta de la torta con los pocos ingredientes que tenían, como nueces, frutas secas, licores y pastas, cuya mezcla derivó en un postre que puede conservarse durante mucho tiempo.
La torta negra coronaba todas las bodas y, después, envuelta en un fino papel, el matrimonio la guardaba dentro de una lata en un lugar fresco y comía una porción de ella cada año.
Tal vez, por eso, hay tantas recetas de la sabrosa torta negra pero su verdadera preparación sigue siendo un secreto bien guardado.
CORINA CANALE
ANECDOTAS
Sobre el pan y el té
Cuando los galeses llegaron a Chubut, los tehuelches aprendieron rápidamente dos palabras: "te", por la infusión, y "bara", que significa pan.
En esos primeros y duros tiempos la actividad social de la comunidad se limitaba a las ceremonias religiosas y a compartir el te, un rito que las mujeres amenizaban con tortas.
Una mañana, cuando Martín Underwood armaba una cerca de tablas, junto a unos criollos y su mujer, Sara Griffith, amasaba pan en una batea de lenga, los hombres descubrieron en el horizonte la avanzada de una columna de jinetes.
Las mujeres pusieron a resguardo a los niños y ellos tomaron sus armas. El choque parecía inevitable.
Pero cuando Underwood ya levantaba su Rémington y ponía la mira en el pecho del cacique, Sara pasó a su lado, con su falda blanca y su cofia bordada, llevando en sus manos extendidas una bandeja con pan humeante.
La joven galesa avanzó hacia el cacique y, casi al pie del caballo, levantó el pan recién horneado y lo ofreció sin temor.
En su cabeza erguida, el tehuelche reconoció de inmediato la dignidad de la mujer y la serena valentía con que salía a recibirlo.
Las armas nunca fueron disparadas.
La ceremonia del te, la más popular de este pueblo, consiste en tomar esa infusión en hebras, acompañado por siete variedades de tortas, tartas, scones, panes y dulces caseros.
Entre las dulzuras galesas se destacan las tortas de manzana, ruibarbo y corintos, pero la reina de las mesas es la tetera, que acompaña a la siempre distinguida vajilla de porcelana.
La Mutisia y Nain Maggie, esta última un homenaje a la abuela Margarita, integrante de una de las primeras familias que se instaló en el Valle 16 de Octubre, son apenas dos de las casas de te de Trevelin.
DATOS DE INTERES
Dónde esta
Trevelin se encuentra dentro del Valle 16 de Octubre y forma parte de la alta cuenca del río Futaleufú, de 738.000 hectáreas.
Sobre el pasado
El Museo Histórico Regional, que funciona en el antiguo edificio del Molino Harinero, exhibe testimonios de la colonización galesa.
Bilingües
Se estima que actualmente sólo unas 5.000 personas hablan castellano y galés.
El Malacara
En Trevelin está la tumba del caballo Malacara, que salvó la vida del galés Daniel Evans, al saltar el profundo acantilado del Valle de los Mártires.
Mirando a Chile
Desde Trevelin un camino lleva a Chile y a la Represa Hidroeléctrica Futaleufú.
Alerces milenarios
La Zona Binacional de los Alerces Milenarios abarca, en Argentina, Esquel, Cholila, Tecka, Corcovado, Trevelin y el Parque Nacional Los Alerces. En Chile, la provincia de Palena y las comunas de Hualaihué, Chaitén y Futaleufú, además de la comunidad indígena de Rupulafquen.
El abuelo
El alerce es un árbol que data del 1.500 a. de C. y que ya ingreso al siglo XXI. Los españoles lo bautizaron alerce porque se parecía al alerce europeo, que es otra especie. Los nativos lo llamaban "lahuán", que en mapuche significa abuelo.
Dónde informarse
Más informes se pueden conseguir en la Dirección de Turismo de Trevelin, con página web: www.trevelin.org