Todo un clásico en los listados de no pocos servicios secretos
Monzer Al Kassar es un multimillonario que amasó su fortuna en el mercado internacional de armas, pero que logró eludir a la justicia en numerosas ocasiones.
Es uno de los nombres que más se repite en las listas de los servicios secretos de muchos países: a lo largo de su vida se vio envuelto en múltiples escándalos de tráfico de armas, blanqueo de dinero, terrorismo internacional, tráfico de vehículos robados y falsificación de documentos.
El sirio --que siempre invocó la existencia de un complot internacional en su contra-- enfrenta cinco acusaciones por tráfico de drogas en cinco países europeos; fue expulsado de Francia, Alemania e Italia; estuvo procesado en Dinamarca y Suiza; y se le declaró persona "non grata" en los Estados Unidos, Canadá y Austria.
Más: hace veinte años, el ministerio del Interior español intentó expulsarlo por considerar que comprometía la seguridad del Estado y empañaba las relaciones con las naciones en las que el magnate tenía cuentas pendientes.
Los tribunales madrileños dictaminaron que no había motivos para expulsarle y, posteriormente, cuando en agosto de 1987 Al Kassar abandonó el país, el gobierno dictó una orden para prohibir su entrada durante tres años.
Cumplido ese plazo, en 1991, volvió con pasaporte argentino y debió concedérsele una tarjeta de residencia porque su documentación era legal.
Un año después volvió a ser perseguido por la justicia española. ¿El motivo? Suministro de armas al comando del Frente de Liberación Palestina que secuestró en aguas egipcias al buque italiano "Achille Lauro", una operación que le costó la vida a un pasajero judío de nacionalidad estadounidense.
Al Kassar fue absuelto en marzo de 2005 y Madrid renunció a seguir reclamándole seis millones de dólares bloqueados en Suiza a instancias de ese país. Como contrapartida, resignó cualquier demanda por daños y perjuicios contra el Estado español.
Creyendo que había logrado la paz tan ansiada, vivía con su esposa y sus hijos en un residencial barrio de Marbella (sur de España). La suntuosidad del virtual palacete --una mansión de tres pisos, con jardín y dos fuentes-- y una vida donde no escatimó placeres llevaron a apodarlo "el príncipe".
Hacia atrás. Sus problemas en la Argentina o Suiza no fueron menores. Durante más de diez años, el país alpino le bloqueó sus cuentas bancarias, donde ingresó los más de dos millones de dólares obtenidos por una venta de armas a la ex Yugoslavia.
En estas latitudes, se lo involucró en la investigación del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y con la venta ilegal de unas seis mil toneladas de pertrechos bélicos, entre 1991 y 1995, a Croacia y el Ecuador.
Su "pasado argentino" también dio mucho que hablar por la sospecha de haber conseguido la nacionalidad en un tiempo récord --apenas dieciocho días-- gracias a las influencias: eran conocidas sus buenas relaciones con las familias Menem y Yoma (originarias de la misma región de Siria). (EFE)