Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Condenaron a los tres sospechosos por homicidio en ocasión de robo

Abundante prueba testimonial y diversos indicios que se vinculan entre sí persuadieron al Tribunal en lo Criminal Nº 2 para condenar a los tres procesados llevados a juicio por el crimen del repartidor bahiense Pablo Francisco Talip (32), según se conoció ayer durante la audiencia en que se ventilaron los fundamentos del fallo y que concluyó con incidentes.
Benjamín Odriozola dialoga con uno de sus defensores. (Rodrigo García-LNP)


 Abundante prueba testimonial y diversos indicios que se vinculan entre sí persuadieron al Tribunal en lo Criminal Nº 2 para condenar a los tres procesados llevados a juicio por el crimen del repartidor bahiense Pablo Francisco Talip (32), según se conoció ayer durante la audiencia en que se ventilaron los fundamentos del fallo y que concluyó con incidentes.


 Griselda Brunces Pérez, de 23 años, fue condenada a 16 años de prisión; Benjamín Ariel Odriozola (32), a 16 años y seis meses, y Sergio Hernán Ortíz (26), a 18 años de cárcel.


 Los jueces Ariel Armando Soto (votó en primer término, contando con la adhesión de sus pares), María Eloísa Errea de Watkins y Alejandro Salvador Cantaro consideraron a Brunces Pérez y Ortíz --éste último también fue penado por lesiones leves y amenazas--como coautores de homicidio en ocasión de robo, mientras que a Odriozola --sentenciado, además, por lesiones leves-- se lo acusó de ser partícipe primario y necesario del hecho de sangre, ya que no se pudo probar que haya estado presente, aunque sí que organizó el delito.


 La fiscal de juicio, doctora Olga Cristina Herro, los había sindicado como autores de homicidio agravado, al entender que, con la muerte del trabajador, pretendieron ocultar el saqueo, pero los magistrados explicaron que "de ninguna constancia del proceso surge debidamente comprobada la premeditación y mucho menos una procurada impunidad".


 Hugo Oscar Montero, el cuarto imputado, será juzgado en debate aparte porque su defensor, doctor Miguel Angel Asad, se encuentra convaleciente.


 Talip murió la noche del 5 de septiembre de 2002, en el kilómetro 761 de la ruta nacional 3 sur, cuando regresaba con su camión hacia esta ciudad, presumiblemente acompañado de una mujer. Recibió dos disparos en el cráneo y fue despojado de bebidas, su teléfono celular y unos 800 pesos.

La prueba




 Al destacar como debidamente probado el hecho principal, los jueces analizaron cada uno de los testimonios relevantes que se escucharon durante el juicio.


 En primer lugar destacaron los dichos de Silvia Fabiana Díaz, quien formuló importantes revelaciones "que cargaron directamente contra Odriozola (pareja de una de sus hijas)".


 La mujer lo señaló como "entregador" del hecho y aseguró que cuatro días después del mismo pudo ver a Brunces Pérez llorando, acompañada por su hija Iris y que posteriormente escuchó a su yerno, José Luis Romero, cuando le decía a Rodrigo Tardivo "qué b... este 'Pilo' que fue a entregar el camioncito".


 También afirmó que su hija le pidió que no se metiera y que "veía cosas raras".


 Por último, reconoció que "al camión de Talip lo conocían como el camioncito de Coca Cola, porque hacía reparto de bebidas gaseosas".


 Al ser indagado, Odriozola abundó en detalles para justificar su inasistencia al lugar del crimen, "haciendo gala de una extraordinaria memoria", indicó el tribunal.


 Por otro lado, manifestó que conoce a los coprocesados desde hace varios años, algunos de toda la vida, y que su idea era sustraer dinero de otro camión que repartía gaseosas en esa zona del partido de Villarino.


 Los jueces indicaron que no sólo existe una "clara participación de conocimiento por parte del mismo respecto de un hecho que se pensaba cometer y que la ley califica como delito, sino que --ante la hipótesis planteada por la fiscal de juicio, en cuanto a que el hecho que nos ocupa se comete ante el fracaso del anterior--, no puedo dejar de señalar que nada impide que se demuestren por confesión hechos de los que se infieren presunciones".


 Dijeron que Odriozola incurrió en una contradicción, ya que durante la investigación declaró que en aquella oportunidad había viajado a Pedro Luro para "vender una descoladora de cebolla", mientras que en el juicio afirmó se dirigió a esa localidad porque le iban a "entregar" el dinero que iban a repartir en partes iguales por el robo al otro camión.


 "De sus propios dichos pueden extraerse los indicios necesarios para la correspondiente inferencia presuncional", se indicó en el fallo.


 Agregaron que, de su indagatoria, puede advertirse "que las características del hecho mencionado (hábilmente utilizado como estrategia de defensa, en mi criterio) aparecen prácticamente como similares a las que rodean el hecho que se atribuye en este caso --con concordancia de tiempo, lugar, vehículos y personajes--, sino porque precisamente existen otros elementos de juicio que --por su importancia-- resultan suficientes para demostrar los extremos que venimos analizando".

Más declaraciones




 José Luis Romero, en el juicio, escuchó decir a "Pilo" Odriozola iban a robar un camión de Coca Cola, en su casa, y que del delito iban a tomar parte Brunces Pérez y Montero.


 El hombre aludió a la intención de Odriozola de conseguir una moto para tal fin.


 Víctor Emilio Peña, chofer del camión que distribuía Coca Cola, aseguró que el día del hecho, cuando partió hacia Bahía Blanca, se cruzó en la ruta con una moto que venía en sentido contrario, hacia Buratovich, y que luego encontró estacionado el camión de Talip.


 Afirmó que "le llamó la atención que a esa hora (más o menos las 21) anduviera circulando una moto por la ruta, que por esa razón es que no vio bien la marca".


 "Dicho dato, que valorado como otro hecho que genera presunción, resulta también compatible con las circunstancias que emergen de otros importantes testimonios vertidos en el curso del debate", señaló el tribunal.


 El testigo Luis Alberto Velázquez, en tanto, confesó que el día del hecho "Pilo" le pidió una moto y su mujer, Sonia Soledad Díaz, ratificó sus dichos y aseguró que la hermana de Odriozola fue a decirle a su marido que "cambiara la declaración".


 "A esta altura, no solamente en mi criterio deviene irrelevante que el procesado Odriozola no se haya encontrado en el momento del hecho en el lugar donde el mismo se cometió (pues se ha producido suficiente prueba testimonial que aparentemente lo ubica en otro lugar), sino que, a mi juicio, ello no lo desvincula en modo alguno de su relación con el ilícito", argumentaron entre los fundamentos.


 El también repartidor Rodolfo César Fúentez, por su parte, declaró que la noche del homicidio vio el transporte que conducía Talip a la vera de la ruta.


 "No lo vio a Pablo pero luego, cuando lo encandiló un auto, vio que el nombrado venía caminando hacia la cola de su camión y por lo cual le preguntó si le pasaba algo y si necesitaba ayuda, respondiéndole Talip que no, que venía con un muchacho conocido que se había descompuesto y que estaba c...".


 Agregó que no notó nerviosa a la víctima y estimó que quien lo acompañaba era un conocido.


 "En orden a la línea que venimos siguiendo, tenemos ya que probablemente para la ejecución del hecho pudo haberse empleado una motocicleta --que sobre las 14 de ese jueves andaba Odriozola gestionando para hacer un hecho-- y, además, que la víctima se habría encontrado acompañada --por lo menos-- de una persona de su confianza", señalaron.


 En ese sentido, Carlos Alberto Talip, hermano del operario baleado, dijo que tomó conocimiento que su hermano tenía trato comercial con Odriozola y que una persona le reconoció que la víctima mantuvo relaciones con Brunces Pérez. Otro hombre le advirtió: "A tu hermano lo tenían sentenciado por una 'mina'".


 "De los términos reseñados no sólo puede inferirse con seguridad que verdaderamente la víctima estuvo acompañada de una persona de su confianza en el momento del hecho, sino que además puede presumirse, con cierto grado de probabilidad, que dicha persona sería la procesada Brunces Pérez y ello se advierte así, a mi juicio, no sólo por la estrecha relación que vinculaba a todos los protagonistas de este entuerto (imputados y víctima)", sostuvieron.


 También valoraron los dichos de la mujer de Talip, Myriam Vaquero, quien coincidió con su cuñado.


 Además se adjuntaron los dichos de Roxana Mabel Díaz, con cuya hermana está juntado Odriozola.


 Sostuvo la testigo que un día Romero le comentó quiénes fueron los autores del hecho, que uno de ellos podía ser su cuñado, que éste en ese momento todavía no estaba detenido y confirmó que Brunces Pérez y Ortíz, para ese entonces, eran pareja.

"Me mandé una macana"




 Se consideró importante la versión de Nélida Vanesa Galván, quien convivió con Ortíz y comparte hijos con él.


 Detalló que, a las 19.30 del fatídico día, en el auto de Montero, éste y Brunces Pérez fueron a buscar a su ex pareja y que Ortíz regresó después de las 22 a dormir a su casa, "cosa que normalmente no hacía, porque se quedaba hasta las 6 con su actual pareja".


 Esa noche lo observó intranquilo y le escuchó decir "me mandé una macana" por culpa de "Pilo".


 Por otro lado, Galván dijo tener conocimiento de un comentario de Odriozola que sindicaba a Ortíz, Brunces Pérez y Montero como autores del delito. "Se habían ido solos a hacer el hecho y ahora se las tienen que arreglar", habría manifestado el imputado.


 "De los testimonios precedentemente reseñados surge una cantidad importante de datos que --valorados también como hechos que originan presunción--admiten su invocación como prueba plena", sentenciaron los magistrados, sin dejar de lado los dichos de los policías que actuaron en la investigación.


 Antes de dictar sentencia, merituaron como atenuantes la falta de antecedentes penales de los tres procesados y, a modo de agravantes --entre otros--, la nocturnidad, la pluralidad de intervinientes y la desprotección en que se encontraba la víctima al momento del hecho (por su ejecución en una zona descampada).


 Por lo expuesto, se le impuso a Brunces Pérez 16 años de prisión; a Odriozola 16 años y medio, y a Ortíz, 18 años de cárcel.

La audiencia tuvo un final caliente




 Clima de tensión se vivió al finalizar el juicio oral en que se analizó el homicidio de Pablo Talip, cuando la imputada Griselda Brunces Peréz atacó e insultó al juez Ariel Armando Soto --votó en primer término a las cuestiones planteadas en el fallo--, luego de ser condenada a 16 años de prisión.


 Fue cuando el magistrado dio por concluida la audiencia, y la joven se levantó de la silla y caminó hacia el estrado, tomó los cuerpos de la voluminosa causa y los arrojó contra el rostro del profesional, insultándolo y advirtiéndole a gritos "soy inocente, soy inocente".


 La custodia de los policías y efectivos del Servicio Penitenciario Provincial no reaccionó a tiempo y, por ese motivo, no se pudo evitar el descontrolado accionar de la sospechosa. Luego, Brunces Peréz fue reducida y esposada por los uniformados.


 Cuando era retirada de la sala, en los pasillos del quinto piso del Palacio de Tribunales, la imputada se abrazó con su madre, llorando y diciendo "son unos h... de p..., soy inocente".


 Según se pudo confirmar más tarde, el Tribunal en lo Criminal Nº 2, no iniciará ninguna actuación contra Brunces Peréz, ya que se consideró que no existieron lesiones ni amenazas, aunque sí quedará constancia en el acta de lo ocurrido.


 Tanto los familiares de los condenados como los de la víctima evidenciaron gestos de dolor y conmoción después de escuchar el fallo y observar los incidentes.

"Necesitan un culpable"




 La abogada Marilina Odriozola, hermana de uno de los condenados, se mostró consternada por la resolución judicial y aseguró que existirían ciertas vinculaciones entre este crimen y los cometidos en perjuicio del médico Felipe Glasman y del menor Federico Margiotta, en Coronel Pringles.


 "Estoy indignada porque no tenemos al homicida, estamos frente a la condena de tres personas que son inocentes de este caso y no es el único. En el lapso de quince días tuvimos tres muertes injustas dentro de la jurisdicción de Bahía Blanca. Uno es Margiotta, el otro es Glasman y el otro Talip. Los tres tienen vinculación porque, básicamente, las líneas investigativas se dan exactamente igual en los tres casos", aseguró.


 Preguntada cuál era el grado de relación entre los citados hechos de sangre, respondió que "toda muerte injusta amerita una investigación justa y toda la justicia de Bahía Blanca esconde la investigación, el esclarecimiento de un hecho le corresponde a la faz investigativa y considero que la faz investigativa no está siendo clara ni justa".


 "Los fundamentos de la sentencia fueron sólo presunciones, ninguna prueba legal o tasada, pero todo esto tiene un costo político y social y necesitan un culpable. Los tres delitos se dieron en la misma época, necesitaban esclarecer hechos", afirmó, para asegurar que los dos procesados por la muerte del joven pringlense también son inocentes.


 En cuanto al asesinato de Glasman y la falta de acusados, Marilina Odriozola manifestó que "en ese sentido, la sociedad de Bahía Blanca se comportó de manera distinta, sobre todo la faz política de Bahía Blanca" y que el ex intendente (en referencia al agrimensor Jaime Linares) "tuvo la valentía y la honradez, de no tener inocentes procesados ni condenados" por ese hecho.