Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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El hombre detrás del mito

Los franceses los llamaban "monstres sacrés". Las estrellas de los años dorados de Hollywood eran criaturas curiosas, decantadas en un gran frasco de alquimia, donde se mezclaban lámparas, maquillaje, sentimientos acondicionados, publicidad, locura, desenfado y cierta dosis de arte, en una fórmula químico-mágica que asombraba a los poetas.
El hombre detrás del mito. Opinión. La Nueva. Bahía Blanca


 Los franceses los llamaban "monstres sacrés".


 Las estrellas de los años dorados de Hollywood eran criaturas curiosas, decantadas en un gran frasco de alquimia, donde se mezclaban lámparas, maquillaje, sentimientos acondicionados, publicidad, locura, desenfado y cierta dosis de arte, en una fórmula químico-mágica que asombraba a los poetas.


 ¿Hasta que punto esos "monstruos sagrados" tuvieron influencia en el hombre común? La respuesta es afirmativa cuando hablamos del hombre común americano, a quien esos personajes, moldeados por la "fábrica de sueños" le dictaron normas de vida. La gran epopeya personal de aquellos adelantados, visionarios o pioneros, que construyeron el imperio con esfuerzo, inescrupulosidad y osadía.


 Howard Hughes era uno de los dioses de esa nueva mitología del capitalismo a principios del siglo XX; propietario de la compañía de aviación Hughes Aircfarts Co; productor (fundador de la empresa R.K.O) y director cinematográfico (Angeles del infierno, Scarface y The outlaw) y constructor del avión más grande del mundo: el Hércules.


 Mujeriego, hipocondríaco y paranoico, en ese orden, Hughes creó su propio fantasma entre la genialidad y el delirio, una fobia oculta que brotaba, incontenible, en medio del triunfo, la fama y una gloria efímera.


 Martin Scorsese puso el personaje en manos de Leonardo Di Caprio, y lo rodeó de una Katherine Hepburn sensible, en un mundo donde irrumpe con esa abrumadora "fuerza femenina" de la que se ocupó con maestría Ingmar Bergman --a cargo de una muy rubia Cate Blanchett-- y de una volcánica Ava Gardner (encarnada por Kathe Beckinsale).


 Los escoltan Alec Baldwin como Juan Trippe, director de Pan American y competidor feroz de Hughes en la lucha por ganar el espacio aéreo y Alan Alda como el senador Owen Brewster, político corrupto, de estilo tan vigente como reconocible.


 En la década del '40, Hollywood ya había convertido a Hughes en leyenda: tuvo amores tormentosos también con Bette Davis, Ginger Rogers, Rita Hayworth, Jean Russell y Jean Harlow, entre otras.


 Scorsese domina casi a la perfección los códigos de la industria. ¿Será por eso que se animó a contar la esencia de esa Hollywood multitudinaria, con noches de amor agónico, de felicidad prestada, de lágrimas y de furia? (Télam)

Una vida bajo la lupa




 La vida del excéntrico Hughes, uno de los playboys más codiciados por las estrellas de Hollywood y el aviador más famoso de la historia, es recreada también en la literatura, a través de la biografía de Charles Higham, El aviador, un texto que no soslaya los puntos oscuros del mito y donde abreva Scorsese.


 El libro --distribuido en simultáneo con el estreno en Capital Federal, algunas semanas atrás--, por Ediciones B, es la reedición de un famoso best-seller, publicado en 1993 y que la mirada atenta de Scorsese capturó de inmediato para plasmar en la pantalla grande lo esencial de la historia de un personaje, siempre envuelto por el misterio y el aura del mito.


 Sus memorias rescatadas de un archivo de Texas, más la detallada investigacióm de Higham, fisuran el mito que el propio Howard creo sobre sí mismo.


 Un mito que pivotea sobre el gran aviador, creador del Spruce Goose (el hidroavión Hércules) "que años más tarde pasaría a convertirse en un zombie sin rumbo fijo y fuera de control, manejado como una marioneta por un grupo de mormones, incapaz de pensar o actuar en su propio nombre", sintetiza Higham.


 La investigación realizada por el biógrafo desmiente esta imagen y deja en claro que el millonario jugó hasta el final de sus días un papel decisivo, no sólo en los ámbitos de la aviación y el cine, sino también en la esfera política.


 Un año antes de su muerte, el 5 de abril de 1974, Hughes logró que se esfumaran todos los documentos reveladores sobre sus relaciones con la CIA: la constancia de las decenas de millones de dinero negro que ganó procedentes de contratos con la agencia de inteligencia, a la que suministró dispositivos de espionaje, satélites, aparatos de laser, rayos X y un barco que reveló los códigos de un submarino nuclear sumergido.


 Estos documentos, precisa Higham, daban a conocer su relación secreta con Richard Nixon y el dinero que entregó ilegalmente a la campaña de 1972, para ganar la aceptación de Washington.

El camino de un aventurero




 Hijo de un desaprensivo buscador de petróleo llamado Howard Robard Hughes, y de una neurótica heredera de Dallas, Allene Gano, Howard nació el 24 de septiembre de 1905 en la ciudad petrolera de Humble (Tejas).


 Debido a la muerte de sus padres, desde muy joven fue el heredero de una fortuna, pero ni el dinero, ni sus excentricidades alimentadas por fobias extremas originadas en su infancia, fueron un impedimento para que Howard asumiera el rumbo de su vida con firmeza, ambición y terrible desmesura.


 Enamorado del cine se convirtió rápidamente en productor y se encargó del rodaje de Angeles del infierno, una película estrenada el 27 de marzo de 1930 que lo catapultó a la fama y lo llevó a codearse y mantener romances con todas las grandes estrellas de Hollywood: desde Katherine Hepburn, Bette Davis y Olivia de Havilland hasta... Cary Grant. Con la única que mantuvo una larga relación platónica, fue con Ava Gardner.


 Su pasión por los aviones superó el ámbito de la cinematografía y lo llevó a protagonizar grandes hazañas a partir de la compra en 1933 de un Sikorsky S-43, avión anfibio, que fue rediseñado bajo sus órdenes por el ingeniero Glenn Odekirk, quien se convertiría en uno de sus mejores amigos.


 Hughes decidió establecer el récord continental de velocidad aérea y dio instrucciones a Odekirk para que ideara un tipo nuevo y renovado de avión, el Hugles Racer, también conocido como el H 1, con el que alcanzó los 566 kilómetros por hora.


 Posteriormente, con un avión Northrop batió el récord de vuelo entre Los Angeles y Nueva York, y otro al pilotear el mismo avión en un vuelo desde Miami a Nueva York en 4 horas y 21 minutos. La historia de sus triunfos colmó las primeras planas de los diarios.


 El 3 de marzo de 1937, el presidente Roosevelt entregó a Hughes el Trofeo Internacional Haromn al mejor aviador del año en una ceremonia que tuvo lugar en la Casa Blanca. Hughes fue el tercer aviador que se alzó con el premio, junto con Charles Lindbergh y Wiley Post.


 Pero su sueño era dar la vuelta al mundo, hazaña que hizo realidad al mando de un L-14 Lockheed, en un viaje que comenzó a las 7.19 de la tarde del 10 de julio de 1938 sobrevolando la casa de Hepburn en Floyd Bennett Field en cumplimiento de una promesa romántica a la actriz, para llegar a la primera etapa, París, en 16 horas y 35 minutos.


 Luego el avión hizo escala en Moscú y voló sobre los cielos de Siberia hasta llegar a Alaska.


 Allí la viuda del último gran aviador, Wiley Post, lo recibió con una gran bienvenida y constató que un chicle que había pegado como amuleto a la cola del avión seguía en su lugar.


 A las 14.35 del día siguiente los funcionarios de Floyd Bennett Field vieron sobrevolar el avión de Hughes y registraron el récord: había dado la vuelta al mundo, una distancia de 14.716 kilómetros, exactamente en 3 días, 19 horas y 8 minutos.

Ficha técnica

"El aviador"

* Título original: The aviator.
* Dirección: Martin Scorsese.
* Guión: John Logan.
* Fotografía: Robert Richardson.
* Música: Howard Shore.
* Elenco: Leonardo DiCaprio, Cate Blanchett, Kate Beckinsale,
John C. Reilly, Alec Baldwin, Alan Alda, Jude Law, Gwen Stefani.
* Género: Drama biográfico.
* Procedencia: Estados Unidos (2004).
* Duración: 169m.
* Para mayores de 13 años. En el cine Visión y Cinemacenter.