Bahía Blanca | Domingo, 20 de julio

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El hombre que aprendió a vivir

Carlos Andrés Calvo asegura que tuvo que golpearse (y fuerte) para aprender a agradecer las cosas buenas de la vida. Entre esas, subraya, está el trabajo. Ahora no le falta. De hecho, está haciendo gira teatral con Money money, la obra de Ray Cooney, dirigida por Carlos Moreno que después de ser aplaudida durante dos temporadas, en el verano de Mar del Plata y en la calle Corrientes de Buenos Aires, recorre el país y vendrá a Bahía Blanca el próximo fin de semana (sábado y domingo, en el Teatro Don Bosco).
El hombre que aprendió a vivir. Opinión. La Nueva. Bahía Blanca






 Carlos Andrés Calvo asegura que tuvo que golpearse (y fuerte) para aprender a agradecer las cosas buenas de la vida. Entre esas, subraya, está el trabajo.


 Ahora no le falta. De hecho, está haciendo gira teatral con Money money, la obra de Ray Cooney, dirigida por Carlos Moreno que después de ser aplaudida durante dos temporadas, en el verano de Mar del Plata y en la calle Corrientes de Buenos Aires, recorre el país y vendrá a Bahía Blanca el próximo fin de semana (sábado y domingo, en el Teatro Don Bosco).


 Además, su agenda registra la futura reposición de Taxi --otro texto de Cooney que Calvo hizo veinte años atrás junto con Ricardo Darín-- para el verano marplatense y, entre ambas piezas, las grabaciones de diez capítulos de Los machos de América --remake de la miniserie que se realizó hace una década-- con Rodolfo Ranni y Juan Leyrado.


 Trabajo a Calvo nunca le faltó.


 "Pasa que uno siempre atenta contra aquello en lo que le va bien y yo no era feliz con el éxito", confiesa el actor.


 "Tenía trabajo y era reconocido y vivía renegando mientras los demás me decían `¿De qué te quejás, hermano?'. Pero yo no lo entendía y tuve que pasar por lo que pasé para comprenderlo".


 "Lo que pasé" fue una parálisis facial y motriz, producto de un golpe recibido en un accidente automovilístico, cinco años atrás. El episodio dejó al intérprete fuera del ruedo en el preciso momento en que grababa la miniserie Drácula para canal América. Pasaron dos años para que se recuperase y regresara a los sets y las tablas.


 La experiencia, un quiebre inevitable a la hora de hablar con él de cualquier tema, dice que lo devolvió más firme y fortalecido para encarar todo con una nueva actitud.



Y... ¡Arriba el telón!








 Calvo no demora la entrevista. Apenas recibe el llamado telefónico desde esta redacción accede y dice que cuanto antes se concrete mejor.


 Cuando el grabador se pone en marcha para él, refleja en cada palabra la felicidad de estar vivo y presente para el público.


 "Cuando me propusieron hacer Costumbres argentinas (Telefé) me puse tan contento de volver a trabajar en otro proyecto televisivo que esa alegría me generó una energía extra", señala el protagonista, quien ya había encarnado un rol central para El Hacker, en su regreso a la TV.


 "Por eso pude disfrutarlo como nunca y me repetí que nunca más renegaría de la posibilidad de compartir un escenario y la energía de la gente, algo que no me quiero perder nunca más. Por eso también estoy aprovechando el contacto con otros actores y con el público desde el teatro", refrenda.



Apuesta por dos








 Calvo apunta que Money money --que seguirá en cartel hasta noviembre-- funcionó a la perfección en cada lugar adonde llegó, en momentos económicos en los que todavía resulta difícil llevar un elenco tan numeroso (el reparto es completado por Carmen Barbieri, Andrea Frigerio, Salo Pasik, Diego Pérez, Santiago Bal, Daniel Roncoli y Carlos Moreno).


 "Esto último también tiene que ver con la actitud de un productor como Javier Faroni, quien se anima a recorrer el país con siete actores", reconoce y agrega que la buena convivencia del grupo contribuye en mucho a mantenerlo "en alza".


 "Lo que tiene de bueno Money money es el ingenio además del humor. Ray Cooney logra conjugar muy bien los tiempos y tiene una capacidad envidiable de volver creíble durante toda la obra un conflicto que no lo parece tanto", entiende Calvo.


 De Carlos Moreno, quien como actor suele reservarse papeles secundarios, pero como director resulta uno de los referentes más relevantes de la comedia local, el intérprete destaca su tenacidad para enfrentar desafíos importantes, desde los textos hasta las puestas.


 "Yo ya trabajé con él anteriormente y desde el primer momento sabía que era el director adecuado para manejar a siete actores, todos reconocidos, en escena. En el hecho de que nos llevemos bien entre nosotros y que nos sintamos contenidos, la labor del director es clave", señala.


 "Somos muchos y con actividades diversas, porque cuando comenzó la comedia yo venía de hacer Costumbres argentinas, actualmente Andrea Frigerio está a pleno con Los Roldán, Carmen Barbieri conduce un programa en el canal de cable Infinito... En fin, a pesar de tanto trabajo, estamos todos contentos, incluso a pesar del cansancio que puede producir una gira".


Con toda la "munición"







 "Con Los machos de América iremos por la noche. Contra los `tanques' (Los Roldán, El show de Videomatch y otros) seguramente", estima el actor que debutó en televisión con El Rafa, un suceso en la noche de comienzo de los 80.


 "Pero nuestra idea es hacer un buen programa y no entrar en la locura de ir a competir --continúa--, primero porque los `tanques' ya están ubicados y éste no es un momento del año para pelear un espacio de rating. Sí vamos a luchar por un buen libro, que ya lo leí y que nos da tranquilidad".


 -- ¿Esa calidad todavía sigue ausente en la televisión argentina o ya se está recuperando después de tantos años de frivolidad?


 -- La televisión siempre fue cuestionada. Pero resulta que es nuestra televisión, con diferentes sintonías y productos para que uno pueda polemizar.


 "La calidad es exigida todo el tiempo porque cada vez hay más competencia y sin una buena oferta, hoy, te quedás afuera. Ya no hay más casualidades y si no se ofrece calidad la gente no pierde siquiera cinco minutos para comentar el programa que vio. Las improvisaciones ya no funcionan".


 -- ¿Esta exigencia tiene algo que ver con el cansancio del telespectador, su necesidad de abrir la puerta de casa para salir a buscar nuevas propuestas y encontrarlas en un teatro que le brinda cada vez mayor cantidad y variedad?


 -- En el fenómeno del teatro creo que influye el hecho de que los argentinos se sienten un poco más estabilizados como sociedad, con un horizonte, y canalizan ese poco más de tranquilidad tratando de relajarse, yendo a los espectáculos.


 "En la medida en que la gente sale y responde a las obras que hay en cartel es que los productores se esmeran por generar nuevos proyectos. Actualmente hay más de treinta espectáculos en gira por el país".


 -- Y los actores parecen haber rescatado la necesidad de recorrer el país y ponerse a prueba con otros públicos fuera de la Capital y la costa atlántica.


 -- Sin dudas. El éxito en Buenos Aires puede ayudar a la promoción de un producto, a la venta anticipada de entradas para la gente vea que una obra viene bien perfilada.


 "Pero yo, como actor, trabajo para seguir viviendo el año que viene. Si yo atento contra lo mío, la próxima vez que pase por la ciudad la gente va a responder en función de lo que yo le llevé este año y todos queremos seguir trabajando".


 -- En ese punto, en Bahía Blanca usted ha tenido una muy buena experiencia.


 -- En Bahía Blanca, tengo nada más que alegrías y devolución de afecto y agradecimiento. Me trataron y me fue muy bien siempre. Por eso para mí es tan importante y quiero tanto a esa ciudad... Al margen, claro, de que cuando hacía mis primeros pasos con "los galancitos" terminamos todos presos. Pero la vida, con ustedes, también me dio una segunda chance.