Indemnización por una operación sin permiso
BUENOS AIRES (Télam) -- Un cirujano que provocó la muerte de un colega al que le extrajo un tumor sin contar con el "consentimiento informado" (autorización) del paciente, deberá indemnizar con casi un millón de pesos a los familiares de la víctima, indicaron fuentes judiciales.
La sentencia --que está a revisión de la Cámara de Apelaciones-- la dictó el juez civil Mario Hugo Lezama y recayó en el cirujano Antonio Guillermo Carrizo.
A Carrizo el magistrado le imputó civilmente la muerte del médico anestesista Alejandro Bosio, de 40 años, a quien operó el 27 de mayo de 1996 y falleció el 4 de junio.
El cirujano "se extralimitó en la intervención quirúrgica sin ponderar las consecuencias y sin tener en cuenta las características del paciente que, por su condición de diabético, era factible que se descompensara su medio interno con facilidad, como finalmente sucedió", sostuvo el magistrado.
Lezama atribuyó al galeno negligencia, imprudencia e impericia y tuvo párrafos especialmente conmovedores a la hora de evaluar los montos de indemnización que iba a fijar y que, en total, ascienden a poco menos de un millón de pesos.
El fallo recrea los episodios ocurridos cuando Bosio le pidió a su colega (con quien trabajaban juntos en el Sanatorio Mitre), que le realizara una "exploración tumoral microquirúrgica" para extraerle una muestra de un tumor cerebral, "con fines de biopsia".
Fue así que pactaron una cirugía programada para el 27 de mayo de 1996, ocasión en la que Carrizo le extraería la muestra para mandar a analizar, pero durante la intervención (que se extendió nueve horas, pese a que inicialmente estaba previsto un tiempo muchísimo menor), el galeno le extirpó el tumor en su totalidad.
Bosio sólo había firmado una autorización para la toma de muestras para la biopsia, tal como reflejó el magistrado en varios párrafos de la sentencia, no obstante lo cual el cirujano avanzó en sus maniobras, haciendo necesaria una nueva intervención para "drenar un hematoma extradural compresivo".
Esa nueva operación se complicó con una "diabetes insípida feroz, debido al daño quirúrgico hipotalámico" que provocó que, a las 72 horas, entrara en estado de coma, constatándose su muerte cerebral el 2 de junio del mismo año y su fallecimiento dos días después.
Compromiso.
Patricia Catuogno, la viuda de la víctima, en su nombre y en el de sus hijos menores María Paula, Agustín y Facundo, entabló entonces la causa penal (que se cerró sin que se llegara al juicio oral) y la acción civil en la que, finalmente, el galeno fue condenado a pagar esa millonaria indemnización.
"La obligación que asume el médico no es de resultado, ni determinada a curar al enfermo, sino solamente una obligación de medios, es decir, que se compromete a atender al paciente con prudencia y diligencia", dijo el juez.
Puntualizó que el cirujano sólo tenía "consentimiento quirúrgico" para realizar una "craneotomía exploradora" y que fue más allá --sin autorización del paciente-- al extirpar el tumor (que luego se comprobaría que era benigno), en lo que la justicia consideró una práctica médica diferente a la pautada".
"Fue su extirpación total (del tumor) y sus consecuencias --la que, como se vio, no había sido consentida por el paciente-- la que acarreara su deceso", dijo el juez, quien citó el testimonio de un perito para afirmar que "el intento de excelencia con riesgo es enemigo de lo correcto".
Esas dos prácticas quirúrgicas provocaron "el desequilibrio biológico desencadenado en el postoperatorio, producto de la diabetes insípida padecida por Bosio" y que era una enfermedad preexistente, dijo el juez.
En esa línea de pensamiento añadió que "haber optado por extirpar el tumor en lugar de tomarle una muestra, indefectiblemente tiene que haber repercutido y/o proyectado influencia sobre la formación del hematoma que acarrea la realización de una nueva cirugía, complicando el postoperatorio del paciente", que no era un enfermo común, "sino de riesgo".
El juez enfatizó que Bosio "asintió al someterse a la intervención", pero es "reprochable" que se le haya practicado "una cirugía diferente a la programada, sin ponderarse las condiciones del paciente y sin estar preparados, por falta de aparatología" para esa tarea.