Los espías de la SIDE, en el pasado y el presente
Mientras el titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), Sergio Acevedo, se mezclaba entre el público, una decena de sus espías desfilaba por el despacho del juez federal Claudio Bonadío en los transitados tribunales federales de Retiro.
La premura de la delegación tenía una razón: a las 9, vencía el plazo para entregar los documentos contables de la época en que, se sospecha, salió, desde ese organismo, un pago de 400.000 dólares a uno de los principales acusados por el ataque, el chatarrero Carlos Telleldin. ¿El objetivo? Que brinde una confesión.
Seis minutos antes de la hora señalada --a las 8.54, exactamente--, descendían, desde varios autos, los hombres de la SIDE, que portando cajas y biblioratos, se encaminaban hacia el tercer piso.
Poco después, en el palco de Pasteur al 600, el organismo y sus ex jefes cosechaban críticas. Primero, el titular de la DAIA, José Hercman, aludió a la gestión de Miguel Angel Toma.
"Nada ni nadie logrará desviarnos de la sagrada meta de esclarecer el atentado. No lo lograrán quienes mediante maniobras mediáticas pretenden jaquear la búsqueda de la verdad, protegiendo intereses espurios", sostuvo.
Hercman aludía al contenido de un informe internacional, conocido durante la gestión de Toma, y donde se dejaba debilitada la hipótesis de una conexión local.
Pero, a fines del mes pasado, el director general de Operaciones de la SIDE, Antonio Stiusso, admitió que esa hipótesis no fue corroborada y se basó en dichos de una fuente aislada.
El polémico párrafo aludía a cuatro terroristas extranjeros que habrían alquilado la Trafic que, sin ayuda local, explotó en la AMIA.
"Cuarenta y ocho días antes del atentado, la Cancillería y la SIDE recibieron información de que podía tener lugar un nuevo ataque. Y ese episodio ocurrió", recordó el titular de la entidad, Abraham Kaul.
Más: y adelantó que se exigirá, en el juicio oral, a Hugo Anzorreguy --durante el menemismo, el señor 5 (rótulo para el jefe de los espías)-- que informe sobre las medidas de prevención tomadas.
"Resultó el cómplice ideal de la mafia. El se encargó de armar la trama del encubrimiento", se plegaron los familiares de las víctimas.
Toma también recibió lo suyo. "Fue un lacayo del innombrable. Pretendió ocultar lo hecho por un gobierno y una secretaría mafiosa; desvirtuó la declaración del testigo `C' y trató de dejar afuera de la conexión local a los policías acusados", se denunció. (Télam)