La conveniencia de imitar modelos exitosos

Redacción de La Nueva.

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 Tras haber alcanzado el triste récord que supone una de las tasas más altas de infartos por habitante, hace tres décadas, Finlandia puso en marcha un modelo de prevención "en serio" que la llevó a reducir en un 70 por ciento ese porcentaje.

 Este ejemplo, concreto y tangible, para nada imposible de comenzar a ser aplicado en nuestro país, fue uno de los tópicos tratados durante la reciente Segunda Convención Regional de Consumidores, organizada en nuestra ciudad por el Círculo de Consumidores de la Cooperativa Obrera.

 En una visita realizada a "La Nueva Provincia", el doctor Marcelo Tavella, uno de los destacados expositores al respecto, explicó que a la hora de hablar de prevención de enfermedades cardiovasculares se puede optar por dos grandes modelos.

 Uno es el que aplican los países ricos (Estados Unidos o Canadá) que pueden dedicar una elevada cantidad de fondos a la salud pública.

 "Pero algo así es muy difícil de llevar adelante por países como el nuestro, donde el tema del día es la coyuntura y no la prevención. Prevención es pensar mirando a diez o veinte años y quien piensa con esos plazos en la Argentina", se preguntó.

 Entonces, a su criterio, ante esta realidad, el único camino que cabe recorrer es el de propiciar un modelo que en lugar de ir de arriba hacia abajo, recorra un camino inverso como hicieron los finlandeses.

 "Para eso es necesario comenzar a partir de pequeñas comunidades o ciudades sin excesivos conflictos internos, dispuestas a poner toda su energía en aplicar fórmulas que las lleven a obtener buenos resultados fácilmente comprobables", explicó.

 A criterio de Tavella, el éxito de un grupo o pueblo será copiado por otro y así sucesivamente hasta llegar a países enteros, tal cual ocurrió en Finlandia.

 Según anunció, esta fórmula comenzó a intentarse en nuestro país en las ciudades de Balcarce y Laprida, y últimamente, en la cercana Cabildo.

 "Primero se evalúan los factores de riesgo, luego se trabaja con todas las instituciones de una comunidad y luego se vuelve a evaluar para evidenciar si se produjeron cambios para bien", señaló.

 Entre estos últimos, incluyó la variación de hábitos alimenticios, la disminución de los niveles de tabaquismo y el incremento de la realización de ejercicios.

 "La divulgación de esos resultados es clave para que el ejemplo cunda", aseguró.

 El doctor Tavella informó que ya hay más de 20 municipios interesadas en adoptar un modelo que, cuando se aplica, no vuelve atrás.

 En otro orden, el médico asumió que, ante la imposibilidad fáctica de, por caso, eliminar las industrias tabacaleras de la faz de la tierra, lo importante es facilitar opciones para que los individuos puedan elegir vivir sano.

 "En una provincia como Misiones, eliminar las plantaciones de tabaco sería una catástrofe económica y nadie quiere fomentar el desempleo. ¿Por qué no pensar entonces en reconvertir esa industria hacia producciones menos nocivas, como el té, la yerba mate o los duraznos?", sugirió.

 En ese sentido, citó el ejemplo concreto de los últimamente muy en la picota locales de comidas rápidas.

 "Se dice recurrentemente que no hay que comer comida chatarra, pero no se piensa en alternativas, como la elaboración de comidas sin grasas, o papas fritas en aceites que no aumenten el colesterol", dijo.

 Finalmente, aseguró, que no es descabellado pensar que ante la demanda proveniente de sus clientes, concientizados a partir de esta clase de programas, las grandes cadenas comerciales instrumenten esta clase de cambios en su propuesta comercial.

 "Una cosa es hacer una campaña diciéndole a la gente que camine y otra, mucho mejor, construir una bicisenda atractiva para ser usada", concluyó.

DESGLOSE:

Cuando el humo seca los bolsillos

 Viene de un país donde un atado de cigarillos cuesta el equivalente a 20 pesos, sin dudas, toda una contribución a disminuir el consumo de tabaco.

 El profesor Nöel Barengo, catedrático de la Universidad de Kuoplo, apenas se inmuta con los recientes fríos.

 Apenas se asemeja a los comienzos del otoño en su Finlandia natal.

 Esa diferencia geográfica con su país, es insalvable.

 Sin embargo, algunos de sus usos y costumbres a la hora de aprender a vivir mejor, perfectamente, podrían aplicarse aquí.

 Primero hay que informar ampliamente qué hay que hacer para cambiar, después hay que motivar.

 "Una persona cambia cuando tiene una muy buena razón para hacerlo. Por caso, poner énfasis en los beneficios que hay en tener una buena salud a la hora de jubilarse y tener tiempo para hacer lo que uno quiere", ejemplificó.

 Esos serían motivaciones positivas, mucho más aconsejables que otras negativas, como alguna muerte cercana por un fallecimiento por infarto o un aviso de mayor o menor gravedad proveniente del propio cuerpo.

 "Pero cuando se informa convenientemente, no es necesario asustar", advirtió.

 Para el visitante, cuando alguien empieza a tener hábitos saludables, estos comienzan a retroalimentarse y a expandir geométricamente sus alcances a partir de las buenas noticias transmitidas desde el propio cuerpo.

 Así de simple es el modelo finlandés. Tan sólo requiere de una voluntad inicial...