Insuficiencia cardíaca (I)
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La insuficiencia cardíaca es una entidad clínica provocada por la incapacidad del corazón para satisfacer las necesidades de sangre en el organismo.
El bombeo del corazón no alcanza a expulsar una cantidad de sangre suficiente para irrigar en forma adecuada los diferentes órganos y tejidos.
Esta es una situación a la cual se puede llegar por diversas alteraciones en el funcionamiento del corazón.
Enfermedades como las obstrucciones en las arterias coronarias, los infartos, las arritmias (es decir, las alteraciones del ritmo del corazón) e, incluso, la presión alta o "hipertensión arterial", pueden sobrecargar o dañar progresivamente el músculo del corazón y hacer que, con el tiempo, el músculo cardíaco falle, se vuelva insuficiente y no bombee la cantidad de sangre que necesita el organismo.
El cuadro clínico de la IC se caracteriza por síntomas como la sensación de falta de aire (disnea), la fatiga muscular y la retención de líquidos (congestión o "edema").
Eso provoca importantes limitaciones en la calidad de vida del paciente y, a su vez, existen frecuentes descompensaciones que requieren hospitalización.
Todo esto acarrea una importante carga para el paciente, la familia y el sistema de salud y, además, hay un pronóstico reservado.
La sensación de falta de aire al caminar, al hacer esfuerzos e, incluso, en los estadíos más avanzados, en reposo, se produce esencialmente por congestión pulmonar.
La fatiga, el decaimiento, la falta de fuerzas, es causada por la carencia de una buena irrigación de sangre a todos los tejidos del organismo.
La IC produce retención de líquidos en el organismo, un estado de congestión que se caracteriza principalmente por hinchazón de las extremidades, incluso de los órganos (como el hígado), con una grave alteración de la calidad de vida.
El paciente se ve limitado en su capacidad física, pero además termina limitándose en todo lo que es la vida de interrelación con otras personas, la vida laboral y, a su vez, predispone a que otras enfermedades puedan acontecer, como infecciones, arritmias, insuficiencia renal u otras alteraciones que producen morbilidad o comprometen la evolución general.
La IC ers un problema creciente, porque, por ejemplo, años atrás, un gran porcentaje de las personas que sufrían un infarto fallecían.
Ahora, el tratamiento les permite sobrevivir, pero el daño en el músculo cardíaco va deteriorando el corazón progresivamente.
Otro caso es el de los pacientes con presión alta que tenían, por ejemplo, accidentes cerebrovasculares ("derrame cerebral"), que no sobrevivían o quedaban inválidos con una expectativa de vida mucho más escasa.
En la actualidad sobreviven y le dan tiempo al problema par que comience a dañar y sobrecargar al corazón.