Ese buscado tesoro rojo
En los países bien organizados, la donación de sangre siempre es acompañada o respaldada por el Estado que actúa como ordenador de las políticas sobre los programas de donación.
Los Bancos de Sangre hospitalarios han sido reemplazados por Centros Regionales que tienen como prioridad la donación y la preparación de productos.
En nuestro país, el Plan Nacional de Sangre (PNS), dependiente del Ministerio de Salud, y la Comisión Nacional para la Participación de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) tienen como propósito transformar las prácticas que, hoy por hoy, pueden considerarse poco eficientes.
Donantes habituales. La palabra y la actividad clave es la de informar para llegar así a la comunidad y convocar donantes habituales de sangre que garanticen la autosuficiencia.
A comienzos de año se realizó una reunión que contó con la participación de más de 30 organizaciones. En la convocatoria hicieron sus aportes representantes de la Cruz Roja Argentina, la Fundación de Lucha contra la Leucemia (Fundaleu) y el doctor Daniel Fontana, director del Plan Nacional de Sangre.
"El objetivo es llegar a una donación voluntaria de entre dos y tres veces en el año", explicó Lucrecia Durrieu, coordinadora de la Comisión para la Participación de las ONG del Ministerio de Salud de la Nación.
Equipos interdisciplinarios. "La sangre va del mundo de los hombres sanos al mundo de los hombres enfermos", es la frase slogan que ilustra la tapa de un folleto informativo que impulsa el programa del Plan Nacional de Sangre.
El PNS, aprobado en febrero de 2002 y dependiente de la Subsecretaría de Políticas Regulación y Fiscalización, implementó desde un principio un método de trabajo educativo y de información sobre la donación de sangre concebido por los equipos interdisciplinarios de cada jurisdicción nacional.
Sin embargo, con anterioridad algunas provincias, como la de Buenos Aires, ya trabajaban para promover la donación de sangre voluntaria, habitual y no remunerada.
"En para transformar las prácticas de Hemoterapia y construir una estrategia de conciencia social sobre la donación y, de esta manera, lograr la mayor seguridad posible en las transfusiones", señala Gabriela Fernández Cid, coordinadora del programa de Promoción de la Donación que intenta consolidar una gran red de donantes habituales en todo el país, mediante la acción conjunta de los Equipos Provinciales de Gestión de la Hemoterapia y las ONGs
En la actualidad, se piensa que las prácticas de Hemoterapia deben tener una transformación profunda, sobre todo en su organización.
"No tener una visión puramente cientificista, sino destacar los rasgos humanísticos de la especialidad, valorando el producto sangre como un recurso propio del ser humano", explica.
En nuestro país, la Hemoterapia dedica escasos esfuerzos a la gestión de la donación y de la transfusión.
Es una realidad cotidiana la clásica imagen del especialista en su laboratorio a la espera de que algún familiar del paciente obtenga los donantes para la transfusión como así también, acercarse a donar sangre sólo como respuesta a un pedido.
Para revertir esta situación se trabaja intensamente tratando de conformar en todas las provincias planteles para enseñar o informar las pautas básicas sobre quién puede ser un donante, esclarecer las dudas de las personas interesadas en la donación y asegurar a la comunidad la calidad y el uso racional y responsable de la sangre obtenida.
Desde un principio, el equipo que integra el programa, apostó al asesoramiento, a la formación y a la comunicación como estrategias imprescindibles para la profunda transformación que se debe encarar en nuestra comunidad, es decir lograr que el donante de sangre concurra en forma espontánea sin que nadie se lo solicite expresamente.
Selección compleja. La selección de la sangre es un proceso complejo.
Dentro del banco de sangre hay una serie de etapas que es imprescindible cumplir para garantizar la seguridad del producto.
En primer lugar hay que pasar por una selección médica, explica el doctor Daniel Fontana.
El profesional indaga sobre una serie de datos que serán fundamentales para determinar la donación de sangre.
Por ejemplo, es importante que el hombre o la mujer oscilen entre los 18 y los 65 años y que pesen más de 50 kilos.
También, que no padezcan determinadas enfermedades que se puedan transmitir por sangre y que no hayan tendido contacto sexual sin protección o con personas en riesgo de sida.
Otro elemento es la información que presenta el donante.
Cada persona que desee donar sangre tiene que saber que su respuesta en la entrevista previa tiene mucho peso en el momento de decidir si su sangre puede ser utilizada o no.
Ante cualquier duda o timidez por las preguntas del profesional, existe la posibilidad de que el futuro donante se retire si no puede responder con sinceridad.
"La libertad de elección --irse o quedarse hasta la extracción de sangre-- es un elemento que asegura el producto", señala el profesional.
Uno de los desafíos más importantes del programa es lograr la participación de gran cantidad de donantes voluntarios y habituales, quienes haciendo su donación dos o más veces al año asegurarían la autosuficiencia en sangre en el marco de los principios de universalidad y equidad.