Bahía Blanca | Domingo, 07 de diciembre

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Convivir con diabetes

Aunque el éxito en el tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 depende de muchos factores, no caben dudas de que la adherencia de los pacientes a los tratamientos es el de mayor peso. No obstante, para que el paciente con diabetes tipo 2 --antiguamente conocida como diabetes no insulinodependiente--


 Aunque el éxito en el tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 depende de muchos factores, no caben dudas de que la adherencia de los pacientes a los tratamientos es el de mayor peso.


 No obstante, para que el paciente con diabetes tipo 2 --antiguamente conocida como diabetes no insulinodependiente--
cumpla con las indicaciones terapéuticas que le permiten mantener sus niveles de glucosa en sangre dentro parámetros aceptables, que no pongan en riesgo su salud, es necesario de que esté convencido de la utilidad de su tratamiento.



 Desgraciadamente, este aspecto parece estar fallando.


 Así es como, en el nivel global, el 30 por ciento de las personas que se quedan ciegas tiene diabetes (de ellas, el 90 por ciento es del tipo 2).


 Asimismo, el 40 por ciento de los pacientes que deben ser sometidos a diálisis es diabético (dos de cada tres son tipo 2) y 66 por ciento de las amputaciones las sufren quienes padecen esta enfermedad.


 En un intento de indagar qué piensan los pacientes con diabetes tipo 2, expertos de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, llevaron adelante el Estudio DAWN.


 El objetivo fue explorar las percepciones y actitudes entre las personas con diabetes y los profesionales de la salud para identificar temas, desafíos y oportunidades para un mejor cuidado de la enfermedad.


 Según esta encuesta, el 44 por ciento de los pacientes dice estar constantemente con miedo de que la enfermedad empeore, mientras que el 32 por ciento reconoce estar cansado de seguir tomando su medicación, aún cuando sólo un 16 por ciento afirma que siente que su tratamiento es demasiado complicado.

Temor a la insulina. Según el Estudio DAWN, sólo el 15 por ciento de los pacientes con diabetes tipo 2 que fueron encuestados estaba bien tratado.




 Un detalle interesante fue que casi el 60 por ciento expresaba temor o preocupación ante la posibilidad de tener que comenzar a utilizar insulina, cuando se estima que cada año un 10 por ciento de los pacientes con diabetes tipo 2 inicia un tratamiento de sustitución de esta hormona.


 Coincidentemente, sólo el 22 por ciento de los encuestados consideró que utilizar insulina podría ayudarlo a mejorar el control de su enfermedad.


 Ahora bien, ¿cómo se puede se explicar este temor?


 Según el doctor Torsten Lauritzen, profesor de la Universidad de Aarhus y principal autor del estudio, esto se debe a que los médicos le presentan al paciente la posibilidad de usar insulina como un castigo por no haber cumplido el tratamiento.


 Para el doctor Lauritzen, este tipo de actitudes es extremadamente frecuente entre los médicos clínicos, que no siempre están muy familiarizados con el uso de las terapias de reemplazo de insulina.


 "La mayoría de las veces prefieren demorar su uso", agrega el especialista.


 A su entender, los médicos clínicos parecen experimentar un sentimiento de fracaso cuando sus pacientes pasan de un tratamiento medicamentoso para controlar sus niveles de glucemia a la insulina.


 Tanto a ellos como a los diabetólogos no les gusta comunicar que han fallado a sus pacientes.


 "Aún cuando, en realidad, para los pacientes que la necesitan la insulina representa un mejor tratamiento", agregó.

¿Qué es?




 A diferencia de la diabetes tipo 1 (o insulinodependiente) en la que la producción de insulina es escasa o nula, en el tipo 2 el páncreas produce esta hormona y es el organismo el que desarrolla resistencia a sus efectos, dando como resultado un déficit insulínico.


 Su tratamiento con miras a prevenir las distintas complicaciones a las que puede dar lugar un elevado nivel de insulina en sangre, implica cambios en el estilo de vida del paciente (dieta, actividad física y dejar de fumar), así como también el uso de ciertos medicamentos destinados a controlar los niveles de glucosa, la presión arterial y el perfil lipídico.


 Con el tiempo, algunos de estos pacientes deben comenzar una terapia de sustitución de insulina (se estima que cada año un 10 por ciento de estos pacientes necesita insulina), aunque en algunos casos esto es reversible.

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 Por ciento de las personas que se quedan ciegas tienen diabetes y de ellas el 90 por ciento son del tipo 2.

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 Por ciento de los pacientes que deben ser sometidos a diálisis es diabético (dos de cada tres son de tipo 2)

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 Por ciento de las amputaciones las sufren quienes padecen de esta enfermedad.