Condenas al ejecutor y al instigador de un asalto con armas
Uno de los dos asaltantes y el instigador de un robo con armas cometido hace dos años en una vivienda del barrio Pampa Central, donde redujeron a seis personas y se sustrajo un automóvil, fueron condenados por la justicia local.
Se trata de Marcos Denis Cárcamo Hoquart y José María Avalos, quienes deberán sufrir las penas de siete años y seis años y cinco meses de prisión, respectivamente.
Así lo dispuso el Tribunal en lo Criminal Nº 3, con los votos de los jueces Pablo Hernán Soumoulou, José Luis Ares y Susana Gónzalez La Riva Aristegui.
El hecho que motivó el juicio ocurrió en los primeros minutos del 13 de julio de 2001, cuando dos sujetos armados ingresaron en el inmueble de Líbano 1728, para apoderarse de un Volkswagen Gol rojo, de Guadalupe Cassano, quien mantenía una deuda con Avalos, vendedor del coche.
Los delincuentes redujeron tanto a la joven como a sus acompañantes: Isabel Virginia Morales, Gimena y Giselle Cassano, Juan Pablo Fernández y Soledad Montejo.
Guadalupe Cassano fue sorprendida por uno de los malhechores, quien portaba un revólver calibre 38 largo y, tras intimidarla y gritarle "quedáte quieta h... de p...", fue llevada a la cocina, donde se encontraba el resto de las víctimas.
De la misma manera fue trasladada Montejo, quien se hallaba en el baño. Todos fueron maniatados con cinta de embalar y colocados debajo de una mesa.
En esas circunstancias, los intrusos pidieron las llaves y la documentación del vehículo, estacionado en la vereda, y escaparon del lugar con la unidad, sin robar nada más, salvo un teléfono celular.
Los damnificados pudieron ser desatados por Giselle Cassano, quien se hallaba en un dormitorio y cuya presencia no fue advertida por los malvivientes.
Indudable intervención. La autoría y penal responsabilidad de los coprocesados, a criterio del cuerpo judicial, no resultó "controvertida por elemento probatorio alguno".
En ambos casos se basó la acusación en la declaración de un adolescente de 17 años quien, ante el juez de Menores Guillermo García Pereyra, confesó su participación en el atraco.
En el caso de Cárcamo, de 21 años, los dichos del chico fueron de "indudable peso convictivo", porque dijo que actuó junto a él en el robo.
Se aclaró que el menor, con su declaración, no pretendió autoexculparse, sino que, por el contrario, aceptó su actuación.
Corroboran lo afirmado, las declaraciones de las víctimas y de los policías que capturaron a bordo del Gol a Cárcamo y al menor, en Dorrego y Lavalle, a poco del hecho.
Los jueces, además, calificaron de "increíble" la coartada esgrimida por el encausado.
Dijo Cárcamo que, antes de ser arrestado, fue a dar una vuelta en el coche, junto con el menor y el dueño del vehículo, a quien habían conocido poco antes.
Que éste pidió que lo dejaran en la plaza Lavalle (ex del Sol) y que lo pasaran a buscar en quince minutos, porque tenía un trámite pendiente.
"Las máximas de la experiencia, la lógica y el sentido común, nos indican que resulta increíble que, alguien que conoce a una persona en un momento, instantes después, tranquilamente lo deje en posesión de un automotor, para sencillamente decirle, pasáme a buscar más tarde porque tengo que hacer unos negocios", argumentaron los jueces.
En ambos casos se citó como atenuante la falta de antecedentes policiales.
Respecto de Cárcamo, la nocturnidad con la que se cometió el ilícito y su modalidad fueron agravantes que lo llevaron a recibir una condena de siete años de cárcel, tras considerarlo autor de robo agravado y tenencia ilegal de arma de guerra, en concurso real.
Cómo llegaron al inductor
La intervención de José María Avalos como instigador quedó debidamente acreditada, entre otros puntos, también por la versión de menor.
Manifestó el adolescente que el día del asalto, "un señor de nombre José María, del que ignoro apellido y al cual conozco de una mensajería que yo trabajaba en la calle Paunero al 500, de nombre Los Amigos... me ofreció a mi y a mi amigo Cárcamo la suma de pesos 1.000 pesos a cada uno, para 'levantar' un vehículo de calle Líbano, el cual esta persona había vendido a una mujer que le debía 800 pesos".
Agregó que el tal José María tenía domicilio en 9 de Julio y Paraná y que en esta última calle poseía una mensajería.
"Dable es señalar... que se encuentra suficientemente acreditado que el encartado Avalos se dedicaba, además del negocio de la mensajería, a la intermediación en la comercialización de automotores, no ya como profesión habitual, pero sí con cierta ocasionalidad", explicó el tribunal.
Prueba de esa situación fueron las escuchas telefónicas, así como la declaración de Guadalupe Cassano, quien ofreció detalles de la operatoria por el Volkswagen.
También se tuvieron en cuenta, contra Avalos, otras dos circunstancias determinantes.
En primer lugar, que el menor declaró que sabía que el vehículo era de un "plan caído" y, en la instancia procesal que fue indagado, no había referencias en ese sentido.
"¿Cómo es entonces que el menor sabía al momento de cometer el hecho, el origen del automóvil?", se preguntó el tribunal.
Por otro lado, destacaron los jueces "la predeterminación del objeto del atraco. Unicamente los autores se interesaron por el vehículo, 'desperdiciando' la oportunidad de alzarse con más cosas de valor, como las carteras o billeteras de las víctimas".
En consecuencia, a Avalos se le impusieron seis años y cinco meses de cárcel, como instigador penalmente responsable de robo agravado.