El agua no es un bien inagotable
"EL conocimiento científico y los avances tecnológicos son la base que permitirá innovaciones en la gestión del agua, a fin de superar la crisis que se plantea para este siglo". Con tales conceptos, la directora del Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua (CETA), que funciona en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires, Alicia Fernández Cirelli, resumió el problema que significa el manejo racional de dicho recurso, del cual no se hace, por cierto , un aprovechamiento equilibrado, con las implicancias sociales y económicas que ello supone.
CABE tener en cuenta, además, que solamente el 2,5 por ciento del agua del planeta es potable. Frente al crecimiento demográfico en las diversas regiones del mundo y a la consiguiente mayor demanda, van en aumento las necesidades de producción. Todo ello, en medio de controversias geopolíticas --apuntó la experta-- basadas en el manejo y control de un recurso cada vez más escaso y valioso.
A MODO de ejemplo que permite cuantificar la incidencia del agua en las actividades productivas, señaló que para conseguir un kilogramo de trigo y uno de aceite de soja, son necesarios 1.300 y 22.000 litros de agua, respectivamente. En el caso de productos de origen animal, cada kilogramo de carne bovina requiere 16.000 litros y un kilogramo de carne de pollo, 5.800.
EN LA Argentina, apenas el 25 por ciento del agua se emplea a nivel doméstico e industrial, mientras que el mayor porcentaje se destina a fines agrícolas. Según la doctora Fernández Cirelli, "en los `80 y `90 se observó una tendencia de aumento de la superficie bajo riego, pero la competencia entre la agricultura, la industria y las ciudades, ante un abastecimiento limitado, está restringiendo los esfuerzos de desarrollo en muchos países".
POR OTRA parte, a pesar de la escasez del recurso, su utilización es insuficiente, factor que conspira contra cualquier propósito de alcanzar el equilibrio. La titular del CETA indicó, asimismo, que hasta un 60 por ciento del agua destinada a riego en ciertas áreas no se incorpora a los cultivos y causa salinización del suelo, debido a la contaminación industrial y urbana, así como por los residuos químicos provenientes de la agricultura.
TODO ello --más diversas situaciones que podrían añadirse a la nómina, incluyendo el uso responsable que debiera hacerse en el propio ámbito doméstico-- pone de resalto la importancia que encierra el manejo criterioso del recurso. Hoy, con la organización de la Biblioteca Rivadavia y el Instituto Superior en Ciencias de la Comunicación Social, se inicia un ciclo de conferencias alusivo al Año Internacional del Agua Dulce, bajo el lema "Compromiso de todos por la vida". Se trata de un plausible intento local por crear conciencia en la población acerca de la trascendencia que significa respetar y proteger un capital insustituible que a menudo es despreciado y dilapidado sin contemplaciones.