La presentación del disco "Bajo la luz de Yupanqui"
-- ¿Por qué concretar el esfuerzo de lanzar un disco compacto a esta altura de su trayectoria?
-- Algunos amigos muy queridos consideran que era una deuda que debía saldar; también hay otros que dicen que es una lástima que recién sea el primero y piensan que me dejé estar un poco. Simplemente, creo que no se habían dado las condiciones para entusiasmarme.
-- Y ahora, ¿qué la decidió?
-- Mis hijas ya están grandes y tengo la pretensión de que mis nietos sepan alguna vez que la abuela tocaba el piano. Tengo un cierto repertorio y me pareció que éste era el momento para dejar constancia. Quizás pueda hablar de madurez, no sólo en cuanto edad sino a una trayectoria. Me siento feliz por lo que hice y lo que hago. Por ejercer la docencia, por ser admiradora de Atahualpa Yupanqui y estudiar su obra. Definitivamente, éste era el momento...
-- ¿Es complicado grabar?
-- Sí, es bastante difícil. En especial por los costos. Lo ideal sería contar con un productor, pero, como no lo tengo, hubo que hacerlo todo a pulmón. Esto lo solventé con mi sueldo de docente y la ayuda de algunas empresas e instituciones que me dieron una mano. Fueron muchas horas de trabajo, pero a cada paso encontraba indicios que me confirmaban que debía seguir.
-- ¿Puede mencionar alguno?
-- Por ejemplo, siempre fui una admiradora de la obra de Carlos Lahitte y no pensé que fuera a resultar sencillo pedirle uno de sus trabajos para ilustrar la portada de un disco. Sin embargo, le comenté mi idea e inmediatamente me dijo que sí y cuando fui a su casa a elegirla, encontré una que me gustó.
"Coincidentemente se titulaba Paisaje de luz cuando el nombre que le había elegido al disco era Bajo la luz de Yupanqui, una idea de Roberto Oña. Definitivamente, hubo muchas cosas que me llevaron a pensar que fue Don Atahualpa quien me guió para hacer esto".
-- Sin embargo, de los 14 temas grabados, sólo cinco llevan la firma de Yupanqui...
-- Sí, recurrí a otros compositores, porque lo más sentido de Don Atahualpa no es pianístico sino más bien para guitarra. Por eso hago cosas de Polo Giménez, los hermanos Abalos, Ariel Ramírez o Rubén Durán. Precisamente de este último es el bonus track.
-- No parece una expresion muy folklórica bonus track...
-- Es cierto. Mejor debería decir "la yapa", aunque a los técnicos de grabación no les guste. Lo cierto es que se trata de una versión del Canto del arpa que habíamos hecho juntos a dos pianos en mayo de 1994. Los hermanos Gilbert y Rubén Azpeitía lo tenían grabado, así que como ya habían pasado unos años, Oscar Laher trabajó muy bien haciéndole unos retoques para dejarla lo mejor posible.
-- ¿Qué más hay en este disco?
-- Registros de momentos muy importantes para mí, como algunos temas con Alberto Leni, el músico con quien compartí 35 años de actividad. Estos también, por suerte, los grabó Rubén Azpeitía como todo el ciclo "Domingos de Folklore" de la secretaría de Comunicación y Cultura de la UNS.
-- ¿Quizás, la presencia de Leni en el disco sea un buen homenaje a su recuerdo?
-- Claro. Aunque también me deja cierto cargo de conciencia. Alberto fue uno de los que más me pidió que grabara un disco. Justamente vengo a cumplir su pedido, cuando ya no está más. No tengo dudas que se sentiría muy feliz.
-- Mencionó a Leni y a Rubén Durán, ¿hay más invitados en la grabación?
-- Sí, hay dos grabaciones de temas de Yupanqui que canta Susana Matilla y el percusionista Rubén Fagoaga está presente, prácticamente, en todos los temas.
-- ¿Qué otros objetivos tiene este compacto?
-- Hay algún propósito docente, por la variedad de ritmos que ofrece. Sirve para acompañar imágenes sobre las distintas regiones argentinas. Pero, especialmente, está dedicado como un recuerdo para mis hijas (Gisella y Aldana), como un recuerdo de lo que hizo su madre para compartir con la ciudad a la que le debe tanto.
-- ¿Dónde y cuando sugeriría escucharlo a quienes lo adquieran?
-- Creo que sirve para poner de fondo en una reunión o para llevar en el automóvil, durante un viaje. La verdad es que fue mucha la gente que, después de escuchar algún concierto, se acercaba a preguntar si no existía alguna grabación.
-- ¿Es de las intérpretes que respetan las partituras originales o de las que prefieren arreglarlas?
-- Trato de respetar, aunque también hay dos temas con arreglos bastante personales, siempre manteniendo aquello que creo que es el espíritu de la obra. Por ejemplo, en Canto del arpa no se consigue la partitura, de manera que me tomé el atrevimiento de hacerla a mi criterio. También grabé Cuatro rumbos, un malambo de Ariel Ramírez, al que retoqué bastante. Espero que haya quedado bien...
Yupanqui, un tema aparte.
-- ¿Arreglaría para piano un tema de Yupanqui?
-- No. A su música no puedo hacerle nada. Cuanto más simple mejor. Don Atahualpa tuvo la suerte de que su mujer fuera pianista. De allí que muchas obras se adapten a los dos instrumentos. De todas formas, considero que la milonga es para la guitarra. Personalmente, nunca pude darle la cadencia que le dan las cuerdas a ese estilo y por eso, prefiero no hacerlas. Quizás le tenga demasiado respeto a quien considero mi máximo héroe musical.
-- ¿Por qué su "máximo héroe"?
-- No lo sé muy bien. De muy chica me impactó su figura y el misterio de no poder escucharlo en la radio. Gracias a Alberto Obiol tuve la suerte de conocerlo hace exactamente 29 años: el 8 de julio de 1972. Fue emocionante poder conversar con él. Desde entonces comprendo a los chicos jóvenes cuando sienten devoción por algún músico. Para ellos, puede ser Jim Morrison, para mí es Yupanqui.
-- ¿Se escuchaba a Yupanqui en la casa de sus padres?
-- Sí, entre algunos clásicos y óperas, se alternaba a Don Atahualpa. Tuve la dicha de haber atesorado esos sonidos hasta el momento de conocerlo personalmente.
-- ¿Como fue tenerlo cerca de carne y hueso?
-- Cuando se admira profundamente a alguien y se lo conoce, algunos pueden desencantarse. A mí, con él, me pasó lo contrario. Tenía un carácter terrible, pero me encantaban esas rebeldías suyas. Era como un chico "mal arriado", como él mismo decía. Pero también, con un humor muy especial. Era alguien a quien se lo podía escuchar hablar durante horas.
-- ¿Cree que aún hoy, en nuestro país, no se valora su figura en toda su dimensión?
-- Probablemente. Yupanqui está más allá de Luna tucumana o Zamba del grillo. Hay poemas que merecen ser analizados mucho más profundamente. En departamentos de lengua de universidades francesas se analizan sus poemas con admiración, pero aquí no pasa lo mismo. A veces pienso que debe haber sido la prohibición que pesó sobre su nombre durante tanto tiempo la que evitó que llegara al corazón de más argentinos.
-- ¿Qué poemas sugiere analizar con más detenimiento?
-- Muchos. Por ejemplo, escuchar atentamente la letra de La añera. Es imposible no preguntarse qué misterios permanecen encerrados en esas palabras.
-- ¿Es cierto que, sin ser para nada bien parecido, gozaba de un gran éxito entre las mujeres?
-- Exito no...¡Tenía un arrastre bárbaro! Pero la verdad es que Nanette, su mujer que murió dos años antes que él, fue el gran amor de su vida.
-- Por pedido del hijo de Don Atahualpa, Víctor Heredia encargó a distintos músicos la misión de musicalizar algunos poemas inéditos que había dejado, ¿qué piensa al respecto?
-- No estoy muy de acuerdo con algunas de las cosas que se han hecho después del fallecimiento de Don Atahualpa. Incluso conocí a Roberto Chavero, el hijo. No quiero meterme en problemas, pero desconfío de algunas cosas que aparecieron tras su muerte.
"A muchos que estudiamos en profundidad lo que escribió, nos da la impresión que no parecen de él o que quizás, fueron corregidas. Prefiero mantenerme con lo que está documentado, que no es poco".
Un encuentro de amigos.
Sobre la reunión de hoy, a las 18, en avenida Colón 80, Susana adelanta que están previstas breves palabras del doctor Eduardo Giorlandini y de los periodistas Roberto Oña y Néstor Barbieri.
También la presencia de los bailarines folklóricos Sonia y Dardo Labastié, bailando Volveré siempre a San Juan y de Susana Matilla, para cantar algunos temas.
"Va a ser una reunión muy sencilla. Algo muy de amigos que se juntan en una tarde de invierno, para pasar un buen momento. Como la entrada es libre y gratuita, espero que venga mucha gente", señaló.
El largo camino de Susana.
"Pianista, docente, conductora de programas, ex directora municipal de Cultura, pero sobre todas las cosas, amante del folklore en general y amante de la obra yupanquiana".
Así se define a Susana Persia en el tríptico que acompaña a su disco compacto.
Allí se da cuenta de sus inicios como pianista de LU2 Radio Bahía Blanca y LU3 Radio del Sur. También de su actividad como animadora en LRA 13 Radio Nacional y de su dedicación a la docencia.
Además se mencionan sus estudios con Haydeé Sánchez Boado del Cerro, sus actuaciones con Suma Paz, Alfredo Urquiza y Rubén Durán y la coordinación desde hace 5 años del exitoso ciclo "Domingos de Folklore", organizados por la secretaría de Comunicación y Cultura de la UNS con fines benéficos para con distintas instituciones de bien público.