Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Robin Wood, el errante partió por nuevos caminos

   El domingo último falleció Robin Wood, talentoso guionista de historietas. Nippur de Lagash, Jackaroe y Denis Martin son algunos de sus personajes que perduran en la memoria de varias generaciones de lectores.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

“Poco valemos por nuestros actos que tampoco significan nada cuando el tiempo arroja sus puñados de arena contra ellos haciéndolos deshacerse en volutas. Valemos, eso sí, por el soplo divino que llevamos dentro. Por alguna fuerza insuflada desde el más allá, desde la región sin llanuras ni fronteras donde los dioses moran. Valemos como hombres por algo de Dios que tenemos”. Nippur de Lagash

 

   Robin Wood se llamaba Robin Wood. No era un seudónimo ni un nombre de fantasía inventado para firmar sus guiones de historietas.

   Nació en 1944, en Paraguay, y su habilidad para escribir guiones en ese género lo llevó a ser sin dudas el autor más prolífico, admirado y seguido por millones de lectores en todo el mundo.

   Ayer llegó la noticia de su fallecimiento, ocurrido la noche del último domingo. El último cuadro de su historieta. Lo sobreviven decenas de personajes, reconocidos y recordados por miles de lectores, incluso por aquellos que pueden pensar que la historieta es un género menor, donde la literatura tiene poco que aportar. Sin embargo alcanza con nombrar a dos o tres de sus creaciones –Nippur de Lagash, Jackaroe o Denis Martin—para dejar en claro que son obras que perdurarán en el tiempo.

   Nippur de Lagash, acaso el personaje más célebre de Wood, se comenzó a publicar en 1967. Wood tenía 23 años, había presentado sus guiones en la editorial Columba sin obtener ningún tipo de respuesta por meses. Un día de lluvia, protegido bajo el alero de un puesto de revistas, puso sus ojos en la revista D'artagnan, donde se anticipaba la primera entrega de Nippur de Lagash, el errante, su trabajo.

   El género de historietas ya era un éxito. Cuando en 1928 Columba sacó a la calle El Tony, lo hizo con 10 mil ejemplares. En pocos meses la tirada alcanzó los 300 mil. Luego la editorial sumó las revistas Fantasía e Intervalo. Pero el gran despegue, el gran boom, fue cuando Wood se incorporó a la empresa y se convirtió en su máximo creativo.

   Es simple explicar porque a las generaciones que hoy tienen 50 o más años los nombres de Nippur, Pepe Sánchez, Gilgamesh el Inmortal o Dago son tan reconocidos. Con estos personajes de Wood, D'artagnan llegó a vender 2 millones de ejemplares al mes. Nippur se mantuvo además durante casi 30 años, hasta el cierre de Columba, apenas terminado el siglo XX.

   “Wood es uno de los guionistas más leídos de la historieta argentina, pese a que nunca fue tan reconocido, en parte por su enorme éxito pero además porque de manera injusta quedó relacionado con Columba, que era una empresa con mala fama en cuanto al reconocimiento que hacía de sus guionistas y dibujantes. Pero su capacidad de trabajo y la calidad de los guiones eran increíbles”, señala Hernán Ostuni, investigador de historietas.

   Lito Fernández, dibujante, recuerda  a Wood como “la mitad más uno” de Columba. “Sus guiones le daban prestigio a los dibujantes. Manejaba tanto el humor como el dramatismo, pasando por todos los matices y lo hacen al lector sentirse metido en la historia,  no se despegaba tan fácil de algo escrito por él”.

   Al igual que muchos de sus personajes, Wood dejó un día Buenos Aires y comenzó a recorrer el mundo. Desde los sitios más insólitos hacía llegar de manera regular sus guiones a la editorial, con nuevos personajes e ideas.”Hizo de su vida una aventura”, dice Sasturain.

   Numerosos lectores definen al estilo de Wood como un relato “interesante, ágil y entretenido”, ateniéndose a los detalles históricos.

“Una lectura lúdica, de disfrute, una buena narración de aventuras que destaca especialmente la probidad de su héroe”, señala Pierre Bourdieu, un sociólogo de la cultura.

   En los últimos años de su vida Wood era ya reconocido por su talento en todo el mundo, premiado e idolatrado por lectores de todo el planeta. Una verdadera leyenda. Era Nippur, no más que eso.

Nippur, el caminante

   La historia de Nippur se sitúa en la antigua Mesopotamia y su protagonista es un General sumerio obligado al exilio luego de que su ciudad fuera conquistada por un rey vecino. Convertido en un guerrero “errante” y justiciero, se impone reconquistar a su pueblo y liberarlo del tirano, no sin antes protagonizar numerosas aventuras.

Juan Sasturain, estudioso del tema y actual director de la biblioteca Nacional, da un perfil de Nippur. “Es un guerrero, pero también un sabio, tiene la voluntad y fuerza de un  superhéroe, pero es humano, hasta pierde un ojo. Cuando su ciudad, Lagash, es traicionada, Nippur se marcha a los caminos, es el errante, protagoniza las mejores aventuras, toma los mejores vinos y ama a las más bellas mujeres. Hasta conoce a Teseo y lo ayuda a matar al Minotauro. Es además amigos de reyes y de mendigos, una leyenda caminado”.

   El periodista y escritor Martín Caparrós, en un prólogo realizado a una publicación con historias de Nippur, señala: “Yo no era un lector de historietas. A veces sospecho que por eso leí tanto a Nippur de Lagash: Nippur es escasamente una historieta. Sus dibujos son una ilustración, no una de las formas que dialoga con la otra para armar una historia. Es sobre todo un nombre y una idea que supo sobrevivir al cambio de dibujantes y hasta de guionista”.