Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Hijos que roban y se drogan: conexión Bahía Blanca-México

Carolina y Judith no se conocen, pero las dos son mamás y sufren situaciones similares con Brian y Gonzalo. Una búsqueda en Internet y un consejo que llegó desde Cancún abrieron una esperanza en nuestra ciudad.
Hijos que roban y se drogan: conexión Bahía Blanca-México. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

Por Federico Sieder/ fsieder@lanueva.com

   "Señora, tengo el mismo problema con mi hijo. Parece que hablamos de la misma persona, infinidad de veces ha hecho eso. El mismo cuadro".

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   Judith deja el comentario en lanueva.com desde Cancún, México. Hace rato que está frente a la computadora y googlea casos como el de Gonzalo, su hijo que se droga y roba, y roba para drogarse.

   A 7.100 kilómetros de distancia, en un país sacudido por el narcotráfico, Judith llegó a la noticia sobre la bahiense Carolina Sandoval, quien el mes pasado apareció en los medios pidiendo ayuda para su hijo Brian: "Le robó un hacha a mi abuela y salió a agredir gente... Es un peligro para todos".

   Judith Fernández Díaz dice que le nació dejar un consejo, de mamá a mamá.

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   Su dolor empezó hace 8 años. Judith cuenta que dejó Cancún porque le robaron y se quedó sin sus herramientas de trabajo. Era fotógrafa. Se fue con su pareja a Estados Unidos y estuvieron como ilegales 2 años. En ese tiempo sus 2 hijos se quedaron con los abuelos. Se comunicaban por teléfono.

   Gonzalo, entonces de 10 años, le robaba a su familia y se escapaba. “No quiero que termine en la cárcel”, le dijo a Judith su pareja, y volvieron a México.

   Pero no hubo caso. Su hijo empeoraba. Decidieron irse a Canadá, donde vivieron 5 años. Gonzalo estuvo varias veces preso por robo; se puso de novio con una chica más grande y se la pasaban drogándose. Hasta se inventaron un embarazo para que no los echaran de la casa.

   Como ninguno consiguió la residencia, todos tuvieron que bajar de nuevo a México.

(Judith Fernández Díaz, la mamá de Gonzalo)

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   "Pero, ¿sabe?, nuestros hijos no están enfermos: las enfermas somos nosotras por permitir que sigan haciéndonos daño. Hoy a mi hijo Gonzalo lo dejé que partiera y no permitiré que entre más a mi casa. Que toque fondo para que pueda ser diferente, porque si seguimos apoyándolos terminarán primero con nosotros. Buen día, Dios la bendiga".

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   En el chat Judith a veces usa mayúsculas. Como si gritara su historia.

"La Nueva.": --¿Qué pasó antes de que echaras a tu hijo?

Judith: --Gonzalo se había ido. Había conocido a una chica por Facebook y se habían hecho novios. Cuando fue a la casa de ella, se dio cuenta de que prostituía a otras muchachas y que vendían drogas. Ella le dijo que tenía que llevar dinero. Pero en cuanto no tuvo más, YA NO LO QUISO.

"La Nueva.": --¿Y entonces?

Judith: --Un día volvió en la madrugada, pero no nos habló. Durmió en el patio. Cuando mi esposo lo vio tirado en el suelo y tapado con una sábana, lo levantó y le dijo que se fuera. Que sólo regresara cuando consiguiera un trabajo.

"La Nueva.": --¿Volvió?

Judith: --A los 2 días. Volvió a buscarme. Entonces le dije que lo sentía muchísimo, pero que no podía tenerlo más conmigo, QUE YA NO LE TENÍA MÁS CONFIANZA.

"La Nueva.": --¿Y qué te dijo?

Judith: --Que tenía que sufrir ahora para ser diferente. Que él se lo ganó. Y ESO FUE LO ÚLTIMO QUE HABLAMOS.

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(Carolina Sandoval, mamá de Brian. Foto: Facundo Morales-La nueva.)

   Antes de despedirse, Judith vuelve a recomendarle a la bahiense Carolina Sandoval que se desprenda de Brian.

   --Ya verá que está perdiendo lo más preciado… la familia. ¿Pero sabes qué es lo más doloroso? A dondequiera que vayan está plagado de drogas. Mientras tanto, sigo pendiente de mi hijo… por teléfono.

   Carolina le responde:

   --Yo a Brian le solté la mano hace rato, porque él tocó fondo hace rato. Lo que pasa es que no se da cuenta, no le importa nada, no piensa. Sabe que te roba y te pega, pero no viene a pedir disculpas. Mi hijo no siente: es un psicópata.

   Brian Cirer está pisando los 19 años y vive en situación de calle acá en Bahía.

   --Duerme en los techos, en la vereda, en las plazas --cuenta Carolina--. Necesita ayuda profesional.

   Para que eso suceda, el juez de Familia Jorge Longás debe ordenar la internación de Brian. Es lo que Carolina tanto espera, tanto desea, dice, desde hace demasiados meses.

   -Mientras tanto, yo no tengo vida. Mi hijo me la destruyó.

"Es rapero"

   "Mi hijo es rapero. Piensa estar en una banda, utilizar armas… le encantan las canciones de robos y negros. Pienso que está como está por falta de estudios", dice Judith, mamá de Gonzalo.

Vive de la caridad

   Carolina Sandoval dice que se reunió con demasiada gente de varias oficinas: Centro Provincial de Atención, Ministerio de Desarrollo Social, Región Sanitaria, servicios sociales de la Municipalidad y, claro, el juez Longás.

   Presentó evaluaciones psiquiátricas, denuncias policiales, testimonios familiares. Y por ahora, nada. Ya no sabe qué hacer para que el magistrado interne a Brian de una vez.

   Carolina asegura que se la pasa mudándose a casas de amigos y familiares y que vive de la caridad porque su hijo le hizo perder el trabajo que tenía en ABSA: se plantaba en la puerta a pedir plata y se ponía agresivo.

   -Y no tengo cómo localizar a Brian... A veces le pide el teléfono a alguien en la calle y si no se lo roba, me escribe un mensaje para que le lleve comida o una campera. Y yo voy.

La situación de México

   En México existen organizaciones que se dedican al tráfico de droga. Las llaman cárteles. Así, con tilde en la “a”. En las noticias trascienden secuestros, muertes, amenazas, trata de blancas y hasta supuestas transas con el gobierno. Todas, adjudicadas a los narcos.

   Según la Procuraduría General de la República de México, en el país operan al menos 12 cárteles. Entre 2006 y 2012 murieron alrededor de 70.000 personas por batallas entre estos grupos, crímenes narco, enfrentamientos con las autoridades.

   El gobierno, en un informe difundido a mediados de diciembre del 2013, dice tener una lista con más de 120 capos narcos buscados. Pero solo difundió los nombres de los que atraparon: 69. Argumentan razones de confidencialidad.