Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La Argentina agrícola: ante otra oportunidad por precios internacionales sostenidos

Con expansión del área de trigo y forrajeros, la campaña 2021/2022 promete una cosecha global y un ingreso de divisas récords. Como siempre, el gran interrogante es el comportamiento del clima a lo largo del ciclo.

Pleno desarrollo de cereales de fina en los alrededores de Bahía Blanca, en una imagen de esta semana. / Fotos: Pablo Presti y Rodrigo García-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   Para el Lic. Gustavo López, asesor de la Fundación Producir Conservando y titular de Agritrend, si bien la oferta mundial de los commodities se ha incrementado, la dinámica de la demanda permite precios internacionales sostenidos.

   “Esto impacta en los mercados locales, con expansión del área de trigo y forrajeros y una nueva caída de la soja que, no obstante, permite inferir una cosecha global 2021/22 récord”, aseguró.

   También dijo que estas mejoras en la superficie implantada aparecen, no obstante, en un marco de crecientes costos de implantación y comercialización.

Lic. Gustavo López, asesor de la Fundación Producir Conservando y titular de Agritrend.

   “Pero el incremento esperado de los saldos exportables, sumado a los buenos precios, puede traducirse en un ingreso de divisas también récord y en una recaudación fiscal por retenciones de las más altas”, explicó.

   Pero, tal como sucede en estas predicciones, el gran interrogante es el comportamiento del clima a lo largo del ciclo.

   “Existen diferencias entre los climatólogos sobre la ocurrencia, o no, de un evento La Niña, que podría prolongar la falta de precipitaciones y los altos registros de temperatura que se observan en la actualidad, e impiden un mayor ritmo en la implantación de la cosecha gruesa”, dijo.

   “Muchos opinan que, si bien no están dadas las condiciones para confirmar dicho evento, es factible que las lluvias no tengan la homogeneidad necesaria para adecuado desarrollo de los cultivos”, agregó.

   “A ello se suma la política agrícola en materia de aranceles de exportación y a la probable intervención oficial en ciertos productos, a fin de asegurar la mesa de los argentinos”, sostuvo el Lic. López, para agregar: “Esta incertidumbre se refleja en el ritmo de ventas anticipadas que, en trigo y en maíz, alcanza volúmenes máximos”.

De dónde venimos

   Las proyecciones de oferta y demanda de granos en la Argentina, correspondientes al ciclo 2021/22, se presentan muy optimistas y con expectativas de alcanzar volúmenes récord. En cuanto al área de siembra, se consolida una mejora global del 2 % respecto del ciclo anterior, destacándose el avance en los granos forrajeros, en especial en maíz, donde se alcanzarían 7,1 millones de hectáreas, sin considerar las siembras destinadas a pastoreo, nivel que sólo fue superado en el ciclo 1939/40.

   “De esta forma se observa un sostenido crecimiento de la superficie por octavo año consecutivo de este grano desplazando, en cierta medida, a su principal competidor: la soja”, dijo el Lic. López.

“Se equilibra aún más el mix de siembra entre cereales y oleaginosas, con un 53 % de la superficie dedicada a estos últimos, lo cual permite un desarrollo más sustentable del sistema productivo”, agregó.

   “Recordemos que, hacia mediados de la década anterior, ese porcentaje alcanzaba el 68 %, coincidente con una masiva siembra de soja que superaba 20,5 millones de hectáreas”, sostuvo.

   Con relación a la producción, se prevé un nuevo récord con una previsión final de 145 M/T, superando el anterior del ciclo 2018/19 de 142,2 M/T.

   En tal sentido, cabe reiterar la necesidad de contar con un clima favorable para su logro.

   “Ahora bien, de estabilizarse el clima a lo largo del año es factible que se concrete un nuevo récord en cuanto al trigo y maíz, con la posibilidad de alcanzar 20,5 M/T y 58 M/T, respectivamente. De esta forma, el maíz se consolida, por volumen, en el principal producto del complejo granario”, manifestó.

   El Lic. López contó que, de alcanzarse estos niveles de producción, y satisfechos los requerimientos del consumo interno, podría lograrse también una nueva marca en cuanto a la exportación total de los granos y derivados de la industrialización, como harinas, aceites, biocombustibles y demás, del orden de las 104 millones de toneladas.

   En el marco actual de los precios internacionales, con una media similar al ciclo pasado de U$S 390 la tonelada, aunque bastante inferior a los registrados a inicios de la década anterior (430/460 U$S/T), los ingresos por exportación del complejo superarían los 40 mil millones de dólares, 3.000 millones por encima del ciclo 2020/21.

   Considerando el actual régimen de aranceles de exportación, los ingresos fiscales —relacionados sólo a las retenciones— alcanzarían el segundo mejor registro histórico con 9.000 millones de dólares, en relación a 9,3 mil millones de dólares del ciclo 2010/11, donde la estructura arancelaria era mayor.

   “Si el análisis se extendiera a los últimos 20 años, podríamos concluir que la Argentina exportó productos del complejo granario, desde materia primas y elaborados en su primer proceso, por más de 1.500 millones de toneladas, lo cual, con un precio FOB medio de U$S/T 333, permitió generar divisas por ese concepto de más de 506 mil millones de dólares, valor superior a un PBI argentino”, explicó.

   “También ingresar al fisco en materia de derechos de exportación, sin considerar las transferencias comerciales hacia otros sectores e, incluso, al propio Estado por limitaciones en el normal flujo de comercio, desde cupos, cierres de exportaciones y demás, de 120.000 millones de dólares, lo cual marca una tasa implícita de 23,6 % como gravamen medio a esta actividad”, describió el consultor agrícola.

   “Sólo resta agregar el sinnúmero de mejoras que podrían haberse realizado si sólo un 10 %, 12.000 millones de dólares, hubiesen retornado al sector, ya sea en materia de infraestructura básica, para la movilización, acondicionamiento, transformación y logística en la cadena granaria, como rutas, puentes, FFCC, plantas de almacenaje, industrias y otros”, comentó.

   “Es una verdadera lástima que hayamos perdido la oportunidad de mejorar infraestructura que no sólo la aprovecharía el sector granario, sino el país en su conjunto”, aseguró el Lic. López.

El marco internacional

   Entre los tres principales granos demandados se destaca el maíz, donde el crecimiento relativo de la producción respecto del ciclo anterior alcanzó el 7,4 %, con una mejora en el comercio mundial de este forrajero del 13,5 %.

   “Estos valores se fundamentan en la mejora en la producción de los Estados Unidos, donde el área bajo cultivo se expandió en forma significativa. Y por una nueva apuesta de rendimientos récord en Sudamérica, tanto para Brasil como la Argentina, luego de un ciclo de oferta mediocre debido a las condiciones climáticas que limitaron el desarrollo de los cultivos”, comentó el Lic. López.

   En cuanto al intercambio global, se observa un permanente crecimiento en la demanda de los países asiáticos, incluyendo a China, quien se consolidó en pocos años como el principal comprador mundial. También se destacan, en ese marco, países de Sudamérica, como Perú y Chile, y el norte de África.

   “En soja el crecimiento de la oferta mundial creció entre ciclos en torno al 5,4 %, impulsado por los Estados Unidos y, en especial, por el Brasil y la Argentina, donde se prevé una producción conjunta de más de 195.000 M/T; es decir, la mitad de las disponibilidades mundiales”, añadió.

   “Una vez más aparece China como el principal comprador, explicando el 60 % del comercio mundial de poroto”, afirmó.

   También dijo que, en trigo, los números son más ajustados, creciendo la demanda a un ritmo mayor que la oferta. Así, se registra una liquidación de existencias de más de 11 millones de toneladas, lo cual se traduce en muy buenos precios.

   “Debemos recordar que las cosechas en los Estados Unidos y Canadá, al igual que en Rusia, se vieron muy afectadas por un clima poco favorable, lo que redujo las proyecciones originales”, comentó.

   “Ello permitió un alza inesperada en los precios del trigo que, en términos generales, se ubican según su procedencia en valores FOB de entre 310 (Argentina) y 360 (Canadá) dólares por tonelada”, describió.

El caso del trigo

   El ciclo triguero 2021/22 podría constituirse en el mayor de la historia en cuanto a su producción y, por ende, su saldo exportable.

   De mediar un clima favorable en la etapa final del desarrollo del cultivo es de esperar rendimientos levemente por encima de los 3.000 kilos por hectárea que, en el marco de la expansión de la superficie sembrada a 6,6 M/H, arrojaría un volumen final de alrededor de 20,5 M/T.

   Ello permitiría disponer, descontado los consumos internos para molienda y uso de semilla, de un volumen de 13,5 millones de toneladas, de las cuales —en la actualidad— ya han vendido los productores el 67 % de ellas, con un nivel de declaraciones juradas de ventas al exterior que supera los 9 M/T.

   Este febril ritmo de operaciones se vio incentivado en las últimas semanas por precios internos a cosecha (dic-ene) muy atractivos que rondaron los 240/250 U$S/T vs. valores a igual fecha del ciclo anterior que oscilaban en torno a 215 U$S/T.

   La escasez de oferta del hemisferio norte llevó a que las cotizaciones de este cereal continuaran en niveles muy sostenidos, lo cual, sumado a la posibilidad de restricciones en la normal operatoria por parte de las autoridades, a fin de asegurar un abastecimiento futuro de este grano, tal como se observa en el cierre del presente ciclo, provocó que los productores anticiparan sus operaciones, alcanzando un récord en sus ventas forward.

   No obstante, los precios para entregas más diferidas para mediados del próximo año continúan muy firmes rondando los 255/258 U$S/T. Las primeras indicaciones para el ciclo 2022/23 para la mercadería, con entrega diciembre 2022, se ubican en 218 U$S/T.