Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Cómo fueron los días de Maradona en Gimnasia: “Diego cerró la grieta en La Plata”

Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. y LU2, fue dirigente y secretario de prensa del Lobo. “Quería recibir ese cariño de la gente y creo que lo pudimos lograr”.

Ricardo Salas y su única foto con Diego Armando Maradona.

Por Mikel Iñurrategui / minurrategui@lanueva.com
(Nota ampliada de la publicada en la edición impresa)

 

   Nadie sabe exactamente dónde fue que Maradona se enamoró por primera vez y para siempre del fútbol. Seguramente fue en algún potrero de Villa Fiorito.

   Lo que todos sabemos y recordaremos es que Diego se despidió de la pelota en La plata, como entrenador de Gimnasia, el club que lo cobijó en sus últimos días.

   “Yo creo que Gimnasia le abrió las puertas para reecontrarse con su pueblo y creo que lo logró ampliamente. Maradona provocó una revolución en La Plata, te diría que como en Nápoles. Hasta el hincha de Estudiantes, con el cual hay una rivildad diaria, se quedó cautivado ante la magia de Maradona. Maradona cerró la grieta entre los platenses”, reconoce Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. y LU2 en aquella ciudad y exdirigente del Lobo.

   Hasta diciembre de 2019, Salas fue vocal titular de la institución y secretario de prensa del club, por lo que vivió de cerca los días del 10 como entrenador albiazul.

   “Me tocó viajar por el interior del país con Diego, fue una experiencia inédita porque Maradona fue una ser excepcional, un tipo común y corriente aunque a uno le parezca mentira. Era un tipo con una sensibilidad social muy particular, un tipo pasional y unas convicciones políticas muy profundas”, cuenta Ricardo.

   El mediodía del miércoles 25 será recordado para siempre en la historia del mundo, el día que Maradona pasó a la eternidad y terminó de convertirse en mito. Por un rato, gran parte del mundo vivió un luto general.

   “Desde que se dio la noticia hasta ahora (varias horas después) hay un silencio increíble en toda la ciudad. Creo que eso marca lo que pasó en todo el país. Como platense, es uno de los días más tristes y esa sensación creo que se repite en todos lados”, señala Ricardo.

   Si algo describía a Maradona eran sus vaivenes, desde todo punto de vista, y esto también lo trasladó a La Plata. Aquella ciudad que el miércoles lo despedía en silencio, lo había recibido con festejos en cada esquina.

   “A Gimnasia le hizo tan bien Maradona, casi tanto como Maradona le hizo bien a Gimnasia. Era un tipo que quería sentir el olor al césped, nos podía estar en contacto con los que los quieren. Esos que los quieren es, ni más ni menos, que la gente. Independientemente si eran de Gimnasia o no”, explica Ricardo.

Un eterno homenaje

   En cada cancha que visitó Diego como entrenador de Gimnasia, recibió un sentido homenaje y muchísimo respeto. Cada estadio que recibió a Maradona se vistió de gala para la ocasión y él, a su forma, se reencontró con el amor del pueblo futbolero, que nunca se perderá.

   “A aquellos que nos tocó viajar por el interior del país con Maradona pudimos vivir el cariño que le demostró la gente en cada lugar”, contó Salas.

   “Era imposible bajar del avión o subir a un colectivo -agregó-. La gente se agolpaba en la calle y movía el colectivo, era imposible llegar. Él lo vivía con una naturalidad absoluta, le iba diciendo 'te amo' a una mujer que corría al lado del colectivo. Lo manejaba con una naturalidad que nadie lo podía manejar, de hecho nosotros estábamos nerviosos por la situación y él lo manejaba como si nada. Era un tipo de decir, paren porque quiero saludar y paraba para tirarle un beso a la gente”, explicó Ricardo.

   Diego generó todo eso hasta sus últimos días y es incalculable lo que seguirá generando su recuerdo.

   “Era absolutamente sencillo, era el Diego de la gente, el de Villa Fiorito. El que pedía compartir algún momento en privado con alguna de sus hijas, el Diego que escuchaba Los Palmeras y bailaba en la concentración. Era un tipo de una humildad y una generosidad abrumadora”.

   “Nunca había soñado estar cerca de Maradona -admitió Ricardo- y el día que me tocó hacerlo, que tenía mucha vergüenza, me di cuenta que era más normal que cualquiera de los normales. Un tipo de una magia excepcional”.

   Su trabajo le permitió a Ricardo disfrutar del Maradona más terrenal, al menos por un rato: el del vestuario, la cancha, la pelota...

   “En Mendoza, le alcancé al cuerpo técnico la formación de Godoy Cruz. Los jugadores estaban haciendo la entrada en calor en el campo de juego y en un momento quedamos los cuatro en el vestuario: Diego, sus ayudantes (Adrián González y Sebastián Méndez) y yo. Y a mí me salió irme, dejarlos solos, porque la situación me impactó y me quise ir. Y Diego agarra y me dice '¿Adónde vas? Estamos trabajando el partido, quedate'. Porque Diego trabajaba, aunque la imaginación popular pensaba otra cosa. El decía, vamos a trabajar, quiero silencio en el vestuario, en el colectivo quiero que los muchachos se rían. Diego era el centro de todo, esa imagen que tenía de que Diego no trabaja, nada que ver. Diego trabajaba con su mirada, te cautivaba desde ahí. Era increíble su humildad”, dijo Salas.

El enamorado de la pelota

   Todos aquellos que lo conocieron personalmente, reconocen que Diego tenía un aura o energía especial. Algo que se transmitía, con su presencia y sus actos, a los jugadores del plantel de Gimnasia.

   “Yo los vi en las prácticas, antes y después del partido; lo que Maradona provoca dentro un vestuario es mágico, es tremendo. He visto a jugadores llorar de la emoción porque Diego le preguntaba por sus familias; era capaz de arrancarse un aro de la oreja por ver feliz a un jugador. Un tipo con una humildad tremenda”, repitió Salas.

   Los últimos días felices de Maradona fueron junto a lo que siempre lo hizo feliz: la pelota. La Plata y Gimnasia le sirvieron de nexo para despedirse de la gente y reencontrarse con el cariño del pueblo.

   “En la vida de Maradona no podés entrar, te lo tenía que permitir él. Mi único vínculo con Maradona fue laburar con él. Yo sólo sabía algunas cosas de él: que le gustaban Los Palmeras, entonces trataba de que la voz del estadio le pusiera eso, porque él quería bailar, estar bien. Pedía que lo dejemos sentir el olor a césped y estar con la gente, él quería recibir ese cariño de la gente y creo que lo pudimos lograr de algún modo. Ese reencuentro con el pueblo argentino, en cada cancha, lo pudimos lograr”, cerró Ricardo.