Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Travesías: Tristán de Acuña, el archipiélago más lejano

Un lugar donde musgos y helechos dominan la vegetación, de cielos diáfanos y con un frágil ecosistema. El primero en llegar a la isla fue un navegante portugués.
Travesías: Tristán de Acuña, el archipiélago más lejano. Turismo. La Nueva. Bahía Blanca

Corina Canale

corinacanale@yahoo.com.ar

Tristán de Acuña no sólo es prácticamente inaccesible por ser la isla principal de un lejano archipiélago del Atlántico Sur, ubicado entre África y Sudamérica, sino por todo lo que les exige a los turistas, cuya visita debe ser aprobada por el Consejo Insular con mucha anticipación.

Los periodistas y cineastas tienen que cumplir con requisitos especiales y avisar en qué barco llegarán desde Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, una travesía que de acuerdo al clima puede extenderse entre cinco y diez días.

Los permisos turísticos están arancelados, los barcos realizan esta ruta algunas veces al año, no muchas, y los pasajes son más caros en los buques de investigaciones polares que en los pesqueros.

De todas formas, es la única forma de llegar, porque no hay aeropuerto

Esta isla es la única habitada del archipiélago, donde sus apenas 270 pobladores son parientes entre sí y comparten sólo ocho apellidos.

Se dedican a la agricultura, la ganadería y la pesca de cangrejos, pulpos y langostas de roca y también a guiar a los turistas y vender artesanías.

La geografía de Tristán de Acuña es montañosa, y en su única meseta de tierra volcánica se levanta su capital, Edimburgo de los Siete Mares, nombre que fue un homenaje al hijo de la Reina Victoria, el Príncipe Alfredo, Duque de Edimburgo, quien visitó el archipiélago en 1867.

Fue descubierto en 1506 por el explorador portugués Juan de Nava y desde entonces fue importante escala para los barcos que navegaban por el Atlántico Sur.

Y en 1816 Gran Bretaña lo anexó para que los franceses no lo usaran como base para rescatar a Napoleón, recluido en la Isla de Santa Elena, distante 2.000 kilómetros. También fue importante sitio para la caza de ballenas y la obtención de aceite.

Hace pocos años, en 1967, todos los habitantes partieron hacia lugares más seguros, cuando el volcán Pico de la Reina María entró en erupción, pero luego de dos años la mayoría regresó al terruño y la vida continúo tan apacible como siempre.

La otra isla grande de Tristán de Acuña es Gough, habitada por numerosas especies de aves y donde Sudáfrica tiene una Estación Meteorológica. El resto son islotes solitarios.

En la pequeña población de Edimburgo de los Siete Mares hay 23 estudiantes que carecen de maestros de primaria, y de profesores para un nivel más alto en matemáticas, ciencias, geografía e inglés, por lo que ofrecieron a través de avisos en los diarios del continente pagar pasajes y alojamiento a los interesados.

También necesitan agricultores y ganaderos que hablen inglés para que los ayuden a lograr el autoabastecimiento de la comunidad y que, a la vez, sepan cosechar frutas y verduras y pastorear rebaños de 500 ovejas.

La mejor manera de recorrer la empinada geografía de Tristán de Acuña es caminar, porque no hay coches de alquiler y el único transporte público son los vehículos de los isleños, que también organizan excursiones de pesca, caminatas, visitas a la fábrica de procesamiento de pescados e, incluso, torneos de golf. Y si el clima es bueno, trepar hasta la cumbre del Pico de la Reina María o llegar sólo hasta la primera plataforma del coloso.