Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Mujeres sin zapato de cristal y sin sombras

Es habitual decir en el ámbito de la consulta psicológica que cuando un “problema” no se resuelve reaparece una y otra vez como síntoma. Con los “Temas vitales” sucede algo similar, pues si bien hay temas que habilitan preguntas y domingo tras domingo intento delinear un análisis generando adhesiones, y también disensos, hay temas recurrentes, ¿será que no están resueltos? Días pasados analizaba las características de los machos alfa y de la “escasa prensa” de las mujeres alfa, con el deseo de despertar en cada una de mis congéneres esos talentos que marcan la diferencia. Días posteriores mis anhelos se vieron hechos trizas y me sentí como pez que nada contra la corriente cuando llegué al cine: mujeres en una fila interminable para ver 50 sombras de Grey y niñas acompañadas por sus madres, tías, abuelas, madrinas para ver La Cenicienta.

La historia “de la chica y el zapatito de cristal” data de 1697, estimo que cuando Charles Perrault la escribió jamás imaginó que luego de 300 años sería un éxito de taquilla; por otra parte, que la novela británica 50 sombras… sea una de las más vendidas de la historia con más de 40 millones de ejemplares y que bajo la etiqueta de “libro erótico” prometió revolucionar el concepto de sexo en las mujeres, habilita interrogantes: ¿puede una mujer liberar su fuerza interior con tales estereotipos? ¿Hasta dónde es responsabilidad de las mujeres la perpetuidad de determinados roles?

A La Cenicienta considero que con mayor o menor detalle todos la conocen, como así también lo que en la historia se narra. En el caso de 50 sombras.. el argumento gira en torno de un galán con fortuna, con disponibilidad de tiempo, que no usa carruaje pero sí avión privado, que cubre las necesidades materiales de su amada pero que en la intimidad la somete y la reduce a objeto de sus deseos.

Quien leyó, escuchó, vio y hasta se compró el vestido de “Cenicienta Princesa” seguramente alejada ya de la fantasía de los cuentos de hadas y sumergida en la vida real se preguntó en más de una ocasión cómo sería la segunda parte de la historia luego de que el príncipe le calza “el zapatito”. Estimo que llegaría la rutina, los actos oficiales, el protocolo y en ocasiones la vida infeliz y solitaria. Si a la historia de las 50 sombras... la analizamos descartando el glamour, las excentricidades, los escenarios lujosos y las “marcas”, el “príncipe siglo XXI” es un hombre depravado, maltratador y sadomasoquista, que le ordena a su compañera todo lo que debe hacer y cómo lo debe hacer.

Si la violencia se camufla con erotismo, si un ascenso social y un mejor nivel de vida implica someterse quedando reducida al antojo ajeno, si el maltrato se disfraza de sensualidad, si el machismo no se cuestiona y se consolida desde los lenguajes su legitimidad, ante la masividad de La Cenicienta y 50 sombras... estas líneas se puedan considerar nadar contra la corriente.

El salmón nace en el río, nada hacia el mar y luego de madurar regresa a sus aguas nativas para poner sus crías; instintivamente nada contra la corriente para continuar con el ciclo de la vida. El rol de la mujer es un tema vital recurrente porque aún no está resuelto, por ello como el salmón nado contra la corriente para soltar interrogantes, puesto que si las mujeres y las niñas continúan haciendo filas para ver La Cenicienta y 50 sombras.. no se romperá el tabú y la magia aparentada en dichas historias no habilitarán preguntas; pues solo cuando se interpela, se habla abiertamente, se fundamentan posturas y se construyen espacios se pueden conquistar nuevos roles.