Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Y al final...¡Pablito volvió a Bella Vista!

El fotógrafo de La Nueva. Pablo Presti retrató a comerciantes de su barrio natal y exhibió las imágenes en el Bella Vista Galpón Enciclopédico, donde podrán verse cada sábado, de 16 a 20, hasta fin de año.
Fotos: Pablo Presti- La Nueva.

   Anahí González
   agonzalez@lanueva.com

   Pablo Presti, Pablito, como le dicen en Bella Vista, su barrio natal, se quedó con las ganas de fotografiar a su viejo, Jorge, en el frente del que fuera el histórico polirrubro familiar, en la calle Tres de Febrero 483. Se le fue antes.

   Entonces, con la complicidad de su mamá Felisa, le buscó la vuelta. La hizo posar en el ex quiosco con el retrato de su papá junto a su inseparable perrita Bonita.

   “Fue raro y fue fuerte. Es una parte muy íntima de mi historia pero la decisión fue hacerla y me encantó la experiencia”, dijo.

   “Mi vieja se prendió de la misma manera que el resto de la gente ”, contó.

   Hoy, esta imagen forma parte de la serie de retratos a comerciantes y propietarios de comercios del barrio que el reportero gráfico de “La Nueva.” inauguró ayer en el Bella Vista Galpón Enciclopédico (San Lorenzo 710) y que podrá verse todos los sábados de 16 a 20, hasta fin de año.

   Durante el evento, se presentó el grupo musical Lua Nova, que tiene como integrantes a su mamá y a su hermana, cantareiras gallegas. 

   "Se acercó mucha gente, incluso ex vecinos del barrio. Uno de ellos, que conocía a mis abuelos, levó el acordeón y se puso a tocar espontáneamente. Y a ´él se sumó otro vecino que se puso a cantar tangos. Fue maravilloso y muy emotivo", relató.

   El proyecto

   La muestra “Pablito Vuelve a Bella Vista” empezó como una idea en 2015, cuando Pablo se contactó con Gustavo Monacci, Reynaldo Merlino y Julieta Ortiz de Rosas, quienes coordinan el Bella Vista Galpón Enciclopédico.

   “Les comenté mi idea y enseguida me incentivaron para que lo concretara”, contó Presti.

   La búsqueda pasó por captar con la mayor espontaneidad posible a la gente en sus lugares de trabajo.

   “Busqué retratos simples, con una impronta cotidiana”, contó.

   “Mi idea era que quienes vieran las fotos pudieran encontrar a los comerciantes tal como los ven en sus negocios”, comentó.

   Por ello, pidió a los retratados que no se prepararan especialmente para las tomas.

   “Les encantó la idea. Tuvo mucho que ver mi pertenencia al barrio. Cuando entraba a un negocio me decían ¡Pablito! Me conocen de toda la vida”, contó.

   “Entendieron la propuesta, el concepto, y tuvieron una gran predisposición y hasta la generosidad de no ver sus fotos”, comentó.

   Para Presti lo que sucede a diario en estos espacios excede la actividad comercial.

   “Un almacén o una verdulería son más que lugares donde hacés las compras, son puntos de encuentro en el que se generan vínculos entre vecinos”, dijo.

   “El comerciante sabe quién es la persona que llega, conoce a su familia, sus problemas y su buena fortuna”, expresó.

   En la serie se incluyeron rubros como marmolería, vidriería, almacén, kiosco, imprenta, sodería, verdulería y peluquería, entre otros.

   En varios casos pudo retratar a los dueños originales junto a los que continúan con el comercio en la actualidad. Para esta muestra se contó con la colaboración de la Cooperativa Obrera.

   El primer retrato fue a Jorge Schell, quien tiene un puesto ambulante en la esquina de Charcas y Av. Napostá desde hace más de 20 años.

   “Para mí son referentes. La gente del barrio los identifica enseguida y sabe dónde están. Hay lugares por los que pasa mucha gente”, dijo.

   “Seguramente varios personajes quedaron afuera, y quizás vayan a integrar alguna segunda serie ¡Aunque en algún momento le daré un cierre!”, dijo.

   Presti, por una cuestión de familiaridad y proximidad, eligió a los comerciantes más cercanos al negocio que tuvieron sus abuelos, una tienda de telas y calzado, en el corazón del barrio.

   “Desde ese epicentro me fui expandiendo. Como la onda que genera una piedra al caer al agua”, contó.

   Las entrevistas

   Desde el Bella Vista Galpón Enciclopédico, Julieta Ortiz de Rosas, se involucró en el proyecto desde la escritura de los textos que acompañarán a las fotos de la muestra y que acompañan a las fotos de esta nota.

   Ella entrevistó a cada uno de los retratados y narró una semblanza con anécdotas sobre la vida laboral, familiar y social de los personajes.

   “Iba sola, a buscar una historia de barrio, y me decían: ¡Ah, sí! ¡Pablito! Me atendían desde ese vínculo de confianza que tenían con él. Era un puente”, dijo.

   El Galpón

   En este espacio cientos de objetos antiguos de la vida cotidiana se exhiben de un modo que interpela e invitan a construir nuevos sentidos.

   “Intentamos desmitificar al objeto como mero adorno para que nos permita establecer otro tipo de comunicación”, dijo Reynaldo Merlino, ex director del Museo FerroWhite.

   También se brinda apoyo a las iniciativas culturales colectivas e individuales del barrio y se generan las propias.

   Y dije: ¡listo, me pongo un kiosco! (Textos de Julieta Ortiz de Rosas)

   Cuando Felisa González Pérez llegó a Bahía Blanca desde Orense -un pueblito de Galicia-, se puso a limpiar casas: “mami empezó trabajando de sirvienta, yo la acompañaba y a mí me tocaban los patios y las veredas”.

   En Bella Vista, trabajó en la tienda de sus suegros El bebe. Sus cuñados se encargaban de la ropa y ella, junto a su esposo Jorge, del bazar: “en la época de mi suegro, él trabajaba fiado. Después empezó a haber inflación. Igual, a los conocidos, les daba el colchón a tres o cuatro veces”.

   Cuando el rubro se puso difícil, fue liquidando la mercadería e invirtiendo el dinero en materiales para levantar su casa y un salón. Mientras la obra se terminaba, abrió en la vereda de enfrente una pequeña regalería: “como no pasaba nada, empecé a trabajar para un señor que me daba cosas y yo salía con el auto y las vendía por los kioscos. La calle te enseña, ¿viste? Yo veía que el kiosco trabajaba mucho.

   Era la época en que los chicos estudiaban, había un gasto tremendo y Jorge no tenía mucho trabajo”. Con pequeñas interrupciones, Kioscosas funcionó entre 1979 y 2015.

   Desde el 2008, integra junto a su hija Rosana Lua Nova, un grupo de mujeres cantareiras: “hacemos folclore gallego con algún temita en castellano. Salimos de gira para acompañar al grupo de danza del Centro gallego”. (Felisa González Pérez. Kioscosas. Tres de febrero 483)

   Un escaparate bien surtido

   Toallones playeros, remeras de fútbol, zapatillas, crocs y lo que salga para la fecha, ofrece Jorge Schell en su puesto de la esquina de Charcas y Av. Napostá. Las cosas que vende vienen de China y llegan a Bolivia, de Bolivia a la feria de la Salada, y de la Salada a Bella Vista. El Kiosco Rioplatense comenzó hace veintidós años, con la inauguración de la avenida Napostá.

   A diferencia de otros, a este comercio hay que armarlo de cero todos los días: “te lleva mucho tiempo colgar todo, pero siempre algo se vende. Estoy seguro que mis hijos van a seguir la leyenda en esta esquina y sus nenes, también”.

   Uno más del montón

   En Bella Vista había un almacén por esquina: “estaban La Victoria, El Descanso, La Escalera, Almacén Marnez, lo de Paco Nieto, lo de la Ñata Zabalegui...

   El clan Fernández trabaja en La Escalera desde 1929, cuando Ángel Socorro Fernández Arroyo le compró a su vecino un almacén de comestibles y despacho de bebidas. Tres generaciones más estuvieron tras el mostrador: desde 1986, Darío ‘Tucha’ Fernández no se baja de La Escalera (Lavalle 895)

   La juventud no sabe afeitar con navaja

   Horacio Abdalá nació en Tandil en 1955 y desde los cinco años vive en Bahía Blanca. De oficio como peluquero masculino ya lleva cuarenta y dos años y, con su peluquería en Bella Vista, veintinueve años.

   “Hoy las peluquerías del centro lo único que hacen es pelar gente. El oficio dejó de ser arte. Y hasta que no me tiemble la mano, voy a trabajar”. Horacio Abdalá. Peluquería de caballeros y niños Turco’s. Av. Pringles 59.

   La pregunta infinita

   Betina Orellano, Pablo Spadaccini y su hijo Giuliano se mudaron al barrio hace doce años para probar suerte con la venta de frutas y verduras. Instalados en ‘la loma’, llegaron los otros dos integrantes de la familia: Santino y Micaela.

“Acá es todo junto, el negocio es parte de la casa, a mis hijos los conocen como los chicos del negocio”. ¿Qué es primero? ¿El huevo o la gallina? ¿La casa o el negocio? Betina Orellano, Pablo, Giuliano, Santino y Micaela Spadaccini. Betty, verdulería y frutería. Rincón y Yapeyú.

   Nacido y criado (Por Pablo Presti)

   Pablo Presti. 45 años, muchos me dicen Pablito y no me molesta. Nacido y criado en este lugar. Estudié, jugué, me divertí y alguna que otra lágrima derramé en sus calles.Pasé algunos años en el Escuela Nacional Nº 7 de calle Yapeyú, recorrí las márgenes del arroyo Napostá con mis amigos y hasta llegamos al “Palihue Chico” en alguna que otra riesgosa excursión; y el Parque Independencia que fue nuestro patio lejano.

   Orgullosamente gallego. Hijo, nieto y padre de este lado de la ciudad. Quiero a su gente…mi gente, amigos, vecinos, conocidos y desconocidos también. He estado desde chico de un lado y del otro de un mostrador. Soy fotógrafo desde hace muy mucho tiempo. Y espero seguir siéndolo mucho tiempo más.

   Hace muchos años rondaba en mi cabeza la idea de hacer una serie de fotografías sobre los comercios del Barrio y sus propietarios. Siento que en esos lugares, los negocios, se produce un encuentro y una comunión social muy intensa. Nos conocemos, sabemos quiénes somos, compartimos nuestra historia, nuestras alegrías y nuestras tristezas. Nos llamamos por el nombre o nuestro apodo. Y a veces solo pasamos…a saludar. Son lugares comunes a todos los que de una u otra manera vivimos o transitamos el barrio.

   Espero que quienes vean o sean protagonistas de estas imágenes, encuentren esa cotidianeidad y frescura que yo sentí al momento de hacerlas, y esa enorme generosidad y voluntad de prestarse al juego. Algunos ya no están y seguramente los recordaremos, otros habrán quedado fuera y serán protagonistas de una futura sesión.

   También hay algunos rincones, esquinas o lugares comunes que merecen su registro, y por eso son parte de esta historia.