Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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"Métame preso porque voy a matar a mi concubina, por infiel"

Ocurrió en Santiago del Estero.
Foto: El Liberal

   Un hombre de 43 años se presentó ebrio en una comisaría de Santiago del Estero pidiendo a los gritos "que lo metieran preso" para no matar a su mujer de 20 "por infiel".

   La situación se vivió durante los últimos minutos del miércoles en la Comisaría del Menor y la Mujer, donde la presencia del hombre que pedía a gritos ser detenido movilizó a los uniformados y al fiscal de turno.

   El hombre, pintor y miembro de un grupo "umbanda" se había enterado de que su pareja había ingresado a un hotel alojamiento con otro sujeto.

La historia

   Es que el hombre la fue a buscar a una escuela noturna, donde ella estudia corte y confección.

   Al llegar al establecimiento las compañeras de la joven le indicaron que esta ya se había retirado en un remís.

   El hombre, de apellido Sosa, quien según sus dichos ya sospechaba que la mujer le era infiel, comenzó a recorrer las casas de los familiares para dar con la joven, pero su búsqueda fue en vano.

   Al no tener noticias de su pareja, el hombre regresaba a su casa cuando se encontró con "su compadre", quién le reveló que minutos antes había visto a la mujer ingresando a un motel del Barrio Paraíso.

Planeó todo

   Lleno de ira por entender que se confirmaban sus sospechas, según sus dichos en la dependencia policial, el pintor umbanda llegó a su casa y mientras sus hijos jugaban en una habitación él planeó cómo iba a asesinar a la mujer.

   El hombre escondió dos cuchillos debajo de la almohada de la cama matrimonial con los que pensaba atacar a la joven cuando los niños se durmieran.

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   Luego salió de la vivienda y cuando regresó encontró a su concubina en la cama junto a sus hijos, tratando de hacerlos dormir.

   Sosa decidió entonces abandonar nuevamente la casa y abortar su plan.

Un llamado y a la comisaría

   Mientras caminaba por el barrio tomó su celular y llamó al 144 -número gratuito para denunciar casos de violencia de género- e informó lo que sucedía.

   La voz del otro lado del teléfono logró calmar su furia y le pidió que buscara refugio en la casa de algún familiar, él respondió que no tenía a dónde ir, por lo que le sugirieron que se presentara en sede policial e informáse lo sucedido.

   Sin saber qué rumbo tomar, Sosa ingresó a un quiosco y consumió bebidas alcohólicas.

   Cuando terminó de tomar anduvo deambulando hasta que ya en horas de la madrugada llegó hasta la dependencia policial.

   "Tenía los ojos rojos, hablaba exaltado, apretaba su puño con furia, estaba muy enojado", indicó quien lo asistió.

   Al escuchar sus dichos, las uniformadas se comunicaron con la concubina de Sosa, quien manifestó que estaba bien, al igual que sus hijos.

   Más tarde los efectivos se comunicaron con el fiscal de turno, Hugo Herrera, quien ordenó que Sosa quedase demorado en sede policial hasta ser trasladado al Centro Judicial. (NA)