Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Mosegui, el más puro verso

El payador uruguayo que vivió en Pigüé y lleva 15 años en Bahía ahora pasea sus estrofas por el Parque de la Ciudad y la Plaza Rivadavia. Cree que el poeta nace y no se hace.
Mosegui, el más puro verso. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

“Yo soy el cantor de los sin juguetes/ que son los hijos de los desocupados/ y además son nietos de los jubilados/ que son los esclavos de este gran paquete”.

“Yo soy el cantor de los olvidados”.

Cada domingo Walter Mosegui llega al Parque de la Ciudad con su libro, La historia de un payador, y con sus cd's. Allí se reencuentra con viejos y nuevos amigos. Allí vuelven a latir sus versos, esos que se asomaron a la vida el 5 de abril de 1940 cuando nació en Las Piedras, República Oriental del Uruguay.

Hijo de Eduardo y de María del Carmen Amondaray, el gurí Walter ayudaba a su papá en una carnicería cuando empezó a sentir que el arte de los payadores explotaba en su pecho.

--Vos improvisás muy bien, con rima y con sentido. Dale, nomás –-le dijo un experto. Fueron las palabras que necesitaba para empezar a recorrer el camino que hoy extiende.

“El poeta nace, no se hace. Y eso me pasó. A los 15 años escribí A mi madre y debuté en una payada. Después me invitaron a festivales y a las radios. Voces del pueblo fue mi programa en CX4, del Uruguay, pero enseguida me llamaron de Buenos Aires y pasé a Radio Mitre, en Amanecer Argentino.

A fines de los años '60, Walter compartió el primer premio de un gran encuentro de payadores celebrado en la ciudad de Azul. El tiempo lo fue acercando a Pigüé y a Bahía Blanca, donde recuerda que lo recibió el periodista Néstor Angel Barbieri, impulsor de diversas actividades criollas, por caso las jineteadas.

Casado con su “novia de toda la vida”, Amelia Basualdo, padre dos varones (Silvio y Germán) y de cuatro nietos, hace unos 15 años que el cantor de los olvidados vive en el barrio Los Chañares.

“Yo quiero la libertad/ que no sea dosificada/ ni se halle condicionada/ sólo a gusto y paladar/ del que la usa en su provecho/ como sucedió hasta ahora/ que sea la eterna aurora/ de un radiante despertar”.

(Herencia).