Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Para la NASA, el derretimiento de hielos de la Antártida puede "redibujar" el mapa de la Tierra

Si el ritmo de calentamiento sigue, ciudades costeras como Nueva York podrían tener gigantescas inundaciones.
Foto: Reuters

   La NASA aseguró en las últimas horas que el derretimiento de la Antártida puede “redibujar” el mapa de la Tierra.

   El agua está licuando el hielo antártico. Lo derrite justo cuando se encuentra con el océano. Aunque la capa de hielo se derrite lentamente, en la última década se han vertido al mar unas 118.000 millones de toneladas métricas de hielo, según cálculos satelitales de la NASA.

   Eso representa más de 350.000 veces el peso del Empire State, o la misma cantidad de hielo necesario para llenar más de 1,3 millones de piletas olímpicas. Y la tasa de descongelamiento se está acelerando.

   En el peor de los casos, el deshielo podría elevar el nivel del mar hasta 3,3 metros en todo el mundo en uno o dos siglos y que cubra las costas que están densamente pobladas.

   Partes de la Antártida se están derritiendo a una tasa tan acelerada que el continente se ha convertido en ``la zona cero del cambio climático global, sin duda alguna'', dijo Jerry Mitrovica, geofísico de la Universidad de Harvard.

   Aquí, en la península antártica, donde el continente se está calentando más rápidamente porque la tierra se adentra a un océano cada vez más cálido, se pierden casi 45.000 millones de toneladas métricas de hielo cada año, según la NASA.

   El agua se calienta desde abajo, lo que hace que el hielo retroceda y hace que el aire más cálido continúe el proceso. Las temperaturas subieron 3 grados Celsius en el último medio siglo, mucho más rápido de que el promedio, dijo Ricardo Jana, glaciólogo del Instituto Antártico de Chile.

   Con los pingüinos de fondo, Peter Convey, del British Antarctic Survey, reflexionó sobre los cambios que se pueden ver en la Isla Robert, un ejemplo a pequeña escala y quizás una advertencia de lo que está sucediendo en la península y en el resto del continente.

   “Yo estuve aquí hace diez años'', dice Convey en un raro día soleado en la isla, con temperaturas apenas por encima de cero grados Celsius. ``Y si comparas lo que vi entonces con ahora, la diferencia básica debida al calentamiento es que las secciones permanentes de hielo y nieve son más pequeñas. Siguen ahí, pero son más pequeñas que antes''.

   La Isla Robert reta a los sentidos: desde el hedor de los pingüinos hasta el suave musgo que invita al visitante a acostarse, como si fuera una cama de agua, o el lodo marrón, que es como hundirse en chocolate. Porciones de musgo, con colores que van desde el verde fluorescente hasta rojo oxidado, han crecido al tamaño de una cancha de fútbol. (AFP y AP)