Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Otra muestra de la devoción de un pueblo

San Silverio, el patrono de los pescadores y de la comunidad de Ingeniero White, fue venerado en el puerto.
Como acontece todos los años, los fieles mostraron su fe a San Silverio, en el puerto de Ingeniero White

Los 86 años de la llegada de la primera imagen de San Silverio a White fueron conmemorados durante la tarde de ayer.

Antes de la misa celebrada en la iglesia La Exaltación de la Cruz se cumplió la tradicional procesión por el sector portuario y la recorrida por el estuario.

La festividad se origina en los inmigrantes italianos que a principios del siglo XX dejaron la isla de Ponza y que en 1928 organizaron formalmente el culto a San Silverio en el puerto de Ingeniero White, su Nueva Ponza Argentina.

Uno de los inmigrantes, Alessio Califano, mandó una carta al sacerdote de Ponza de ese entonces, Salvador Tagliamonte, pidiéndole que le envíe una imagen de San Silverio.

Gracias a esas gestiones, una imagen del santo arribó a Ingeniero White, el 11 de noviembre de 1926, y, a partir de ese momento, Filomena Coppa y Lucía y Josefa Vitelli, quienes viajaban a bordo del buque "Nazar Isauro", portando la reliquia, fueron las encargadas de movilizar a la población de Ponza afincada en White, para crear una sociedad y organizar una festividad en honor del santo.

Luego del arribo de la primera estatua del santo, los ponceses que habitaban Ingeniero White contagiaron su devoción por San Silverio a todos los hogares de la zona portuaria.

En junio de 1928, comenzó la tradicional procesión a San Silverio, mientras que, desde fines de 1927, había quedado conformada la Sociedad San Silverio.

Nueva imagen

En una intensa gestión que incluyó entre sus propulsores al propio consulado italiano, los fieles a este culto vieron llegar una nueva imagen de su patrono a través de las aguas del océano Atlántico.

Esta imagen es la que encabeza la procesión que año atrás año parte desde la parroquia La Santa Cruz y se extiende hasta el ex Muelle Nacional, donde, en una acción que forma parte del más genuino y colorido folklore portuario, se arrojan distintas ofrendas florales al mar.

En 1995, el santo fue proclamado por las autoridades gubernamentales y eclesiásticas locales como el Patrono del Puerto de Bahía Blanca y la Comunidad Portuaria.