Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Una casa emblemática que no sirve para vivir

Considerada un ícono de la arquitectura moderna, la casa Farnsworth fue cuna de discusiones y juicios.
Una casa emblemática que no sirve para vivir. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

Mario R. Minervino

mminervino@lanueva.com

La casa Farnsworth, construida entre 1946 y 1951, es un ícono de la arquitectura moderna, estudiada en todo el mundo como parte del movimiento que, en las primeras décadas del siglo XX, buscó ser el lenguaje de los nuevos tiempos.

Por estas horas se comenzó a filmar una película que reconstruye la relación entre el autor de la obra, el arquitecto alemán Ludwig Mies van de Rohe, y su cliente, la médica Edith Farnsworth.

El origen

Van der Rohe y Farnsworth se conocieron en Chicago, en 1946. Él era, junto a Le Corbusier y Walter Gropius, uno de los máximos representantes del llamado “Estilo Internacional” y decano de la Escuela de Arquitectura del Instituto de Tecnología de Illinois. Edith era médica, especialista en el sistema nervioso y nominada al Premio Nobel en varias ocasiones, y poseía un terreno a orillas del río Fox, en Plano (80 kilómetros al sureste de Chicago), en el cual decidió edificcar una casa para los fines de semana. De esta unión nació la casa Farnsworth.

La casa

Mies diseñó un contenedor sobre una plataforma, una estructura de hierro y paredes de vidrio, con un único espacio interior, minimalista hasta el exceso. Desde el comienzo de la obra, se asegura, desoyó las peticiones de su cliente. Su criterio consistió en suprimir todo lo innecesario, aplicando su lema de “menos es más”. El resultado: una vivienda que resultó imposible de habitar y que antes de terminarse la obra ya congregaba a ciento de curiosos, deseosos de fotografiar el proyecto y seguir la vida de la mujer dentro de esa caja.

Por eso la doctora solicitó la instalación de cortinas, a lo que el arquitecto se negó alegando que el objeto central de la vivienda era la transparencia entre interior y exterior.

Edith, a esa casa de cristal, rodeada de mosquitos y con los paparazzi haciendo fotos, añadió la imposibilidad de poseer objetos personales. Es que Mies se negó a realizar armarios, argumentando que afectaría la sensación de vivir en plena naturaleza.

A pesar de todo, Farnsworth vivió 20 años en la casa. Le colocó mosquiteros, cortinas y un armario. También supo resistir la creciente invasión de curiosos a la que convertida en obra relevante.

La pelea

La casa Farnsworth se terminó en medio de una batalla legal. Al hecho de que las obras se retrasaban y el presupuesto se disparaba, se añadió estar ubicada en terreno inundable. Edith alegó que los costos de la calefacción resultaban impagables. Mies la demandó por incumplimiento de contrato.

Farnsworth se defendió acusándolo de ignorar sus deseos. Beautiful Home, publicación de época, afirmó que Mies era un dictador que obligaba a sus clientes a vivir en cajas de cristal, despojándoles de su privacidad.

Frank Lloyd Wright afirmó que buscaba la destrucción de los valores americanos. “Su arquitectura está desprovista de sentimiento y degrada al ser humano”.

En 1972, Eith vendió la propiedad por U$S 120 mil a Peter Palumbo, quien en 2003 la vendió por 7.6 millones al grupo conservacionista de Illinois que hoy la administra como casa museo.