Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Demencia vascular: un simple test para prevenir

Hay señales de alarma que pueden determinar si estamos o no cerca de padecer ciertos problemas cerebrales.
Demencia vascular: un simple test para prevenir. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

El control de la presión arterial no sólo permite prevenir infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV), sino también el paulatino deterioro cognitivo que lleva a la demencia en el adulto mayor.

El médico clínico puede colaborar en la neuroprotección del paciente mediante pruebas muy sencillas que, realizadas de manera precoz, pueden facilitarle una vejez saludable.

Así como se sabe que una persona que sufre un infarto o un ACV cerca de los 60 años es seguro que venía arrastrando un daño desde mucho antes (a causa de factores de riesgo como la hipertensión arterial, glucosa, colesterol elevados, sedentarismo, obesidad o tabaquismo), con las capacidades cognitivas pasa lo mismo.

Es que, además de ser potencialmente letales, estos factores de riesgo puede ir minando silenciosamente las arterias del cerebro en una persona de 30 o 40 años, generando pequeños datos en principio imperceptibles, pero cuya acumulación basta para que, por sí solos, generen a edad más avanzada, por ejemplo, una demencia.

Lo importante es que, por esta razón, incluso a edades tempranas, se pueden prevenir el deterioro cognitivo y sumar calidad de vida al envejecimiento futuro, mediante medidas relativamente sencillas que cualquier médico de atención primaria puede aplicar en su consultorio.

Fernando Filippini, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), afirmó que el cerebro es uno de los grandes blancos de la hipertensión arterial.

Es cierto que el peligro más conocido y temido es el ACV, que en un 85 por ciento de los casos se debe a la obstrucción de una arteria en el cerebro y en el resto, a una hemorragia y un ACV que pueden ser fatales o causar discapacidades severas de todo tipo.

“De todas formas, también es cierto que la hipertensión no controlada va produciendo diversas lesiones menores progresivas en arterias cerebrales de pequeño y mediano calibre que dan lugar, entre otras, a los llamados infartos lacunares, que afectan progresivamente diversas capacidades cognitivas”, afirmó Filippini.

Por su parte, el médico cardiólogo Pedro Forcada, especialista en mecánica vascular, afirmó que “hasta hace poco se pensaba que para poder evaluar el cerebro era necesario utilizar resonancia magnética o alguna otra tecnología muy cara y compleja”.

“Lo cierto es que hay pruebas muy sencillas mediante preguntas, encuestas o ejercicios, parecidos a los que se hacen en las pruebas de manejo con los que se puede evaluar la visoconstrucción, que es la capacidad del cerebro de coordinar las órdenes y otras capacidades cognitivas”, afirmó.

A su entender, la neuroprotección es una realidad.

Reveló Forcada que en las dos últimas décadas se ha prolongado la expectativa de vida de la población prácticamente en unos 20 años, aunque el desafío verdadero es que eso vaya de la mano de una mejora en la calidad de vida.

“Un paciente que comienza su deterioro cognitivo a los 60 años, probablemente tenga una declinación muy rápida, cuando está demostrado que si intervenimos más temprano podemos postergar diez años ese deterioro”, indicó.

El especialista comentó que la neuroprotección implica, por un lado, el control y tratamiento precoz de los factores de riesgo.

“Por otro, así como el médico desde su primer contacto con el paciente evalúa silos riñones o el corazón están dañados, debe hacer lo mismo con el cerebro,tratando de estratificar qué riesgo tiene esa persona”, dijo.

A su vez el doctor Gustavo Cerezo explicó la existencia del Mínimo Examen Cognitivo.

Permite evaluar la memoria, las funciones ejecutivas, el lenguaje, la atención o la orientación y esto determina si el paciente necesita de otro tipo de estudios que tengan mayor complejidad.