Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Los anteojos de sol constituyen un aliado obligado en el verano

Si bien se aconseja su uso durante todo el año, estamos en la época donde los rayos UV son más agresivos para nuestros ojos.
Los anteojos de sol constituyen un aliado obligado en el verano. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

Emiliano Urricelqui

Especial para “La Nueva.”

Los niños y las personas que toman ciertas medicaciones o fueron sometidas a operaciones en los ojos son más sensibles a la radiación UV.

Sin embargo, todos debemos utilizar anteojos parael sol, especialmente si la exposición es prolongada.

Ahora bien, ¿cómo saber cuáles comprar?

¿Existe algún truco para reconocer si son de buena calidad?

Dada la disminución cada vez mayor de la capa de ozono, la protección solar es cada vez más importante, sobre todo si se tiene en cuenta que la radiación UV está siempre presente, aunque sea invisible al ojo humano.

Por eso, más allá de la adhesión que, por suerte, también es cada vez mayor, se sabe que la utilización de protector solar es imprescindible para cuidar la piel de la radiación ultravioleta (UV), tanto UVA como UVB, siendo esta última considerada como más peligrosa para la piel.

Vale preguntarse, entonces, ¿existe conocimiento, en general, respecto de la importancia de cuidar nuestros ojos?

Con la misma seriedad con que se protege la piel se deberían proteger los ojos, porque la exposición a los rayos UV puede causar daños a la vista, ya que los ojos son muy sensibles.

“Así, la exposición prolongada se asocia a la formación de cataratas, maculopatías y tumores”, expuso Anahí Lupinacci, médica del staff de Oftalmología del Hospital Universitario Austral (HUA).

Es por eso que los oftalmólogos recomiendan el uso de anteojos de sol que absorben los rayos UV en un 99 por ciento o más, además de un sombrero de ala ancha cuando la persona está mucho tiempo al sol.

Si bien más allá de la pigmentación de su piel cualquier persona es sensible a los rayos UV, los niños lo son particularmente, al igual que aquellos que tienen maculopatías.

Por eso, como medida de precaución, se debe usar anteojos de sol siempre que se sale a la calle.

Los pacientes que fueron operados de cataratas (y por ende se les retiró el cristalino, dejando el ojo más vulnerable a la luz UV) también deben utilizar anteojos de sol con filtro UV y un sombrero para mayor protección, debido a que no todos los lentes intraoculares (LIOs) que reemplazan al natural absorben los rayos UV.

“Por otro lado, dado que hay medicamentos fotosensibilizantes, las personas que están en tratamiento, por ejemplo, por psoriasis o toman tetraciclinas, doxiciclina, alopurinol o fenotiazina, deben usar anteojos de sol y un sombrero cuando salen al aire libre, mientras dure el tratamiento”, detalló la oftalmóloga Anahí Lupinacci, del Hospital Universitario Austral.

“La radiación UV, ya sea que provenga de la luz solar natural o de rayos artificiales en espacios cerrados, puede dañar los tejidos de la superficie del ojo, como así también la cornea y el lente”, afirmó, por su parte, el doctor Michael Kutryb, un oftalmólogo de Edgewater, Florida, y corresponsal clínico de la Academia Americana de Oftalmología.

Lamentablemente, acotó, muchas personas desconocen los peligros de los efectos de la radiación UV.

“Al utilizar lentes protectores contra rayos UV, usted podrá disfrutar del verano en forma segura y reducirá el riesgo de tumores, como así también de enfermedades oftalmológicas que podrían implicar la pérdida de la visión”, afirmó.

A su entender, es importante comenzar a utilizar una protección adecuada desde una edad temprana, para proteger sus ojos contra años de exposición a los rayos ultravioletas.

Reveló, por otra parte, que el riesgo es el mismo al utilizar camas solares.

Por eso también debe asegurarse de proteger sus ojos contra las luces UV en interiores.

Apoco que uno comienza a leer la nota central de esta páginas, se da cuenta cuán lejos está el hombre/mujer común de hacer lo que los especialistas recomiendan.

Esta escena que paso a narrarle es común en cualquier esquina tanto de nuestra ciudad como de otras urbes del país o del mundo.

El personaje se enfrenta con un tablero cargado de anteojos y comienza a echar una mirada ansiosa, porque la idea es “comprar un par de anteojos, porque los que estoy usando ya se han gastado para la mirada de los demás”.

Observa de arriba hacia a abajo y de derecha a izquierda. De pronto se detiene en unos que se parecen a los de “marca”.

--A ver, ¿me puedo probar esos de allí?

--¿Cuáles?

--Los de arribita...

--Bien, aquí está. Mírese en el espejito...

--Perdón, muéstreme aquellos otros...

Así pasa el comprador cinco o diez minutos y termina probándose la mayoría.

Hasta que opta por un par.

--¿Me quedan bien, no? --pregunta a su acompañante.

--Por supuesto --le responde el hombre, un poco fastidioso.

--Bueno, me llevo estos...

Y se marcha ya con el par nuevo, dejando el anterior en la cartera.

La pregunta que no se hizo es si son o no de buena calidad; si no le van a perjudicar la visión o la van a proteger del sol intenso del verano.

Eso no importa. Al fin de cuenta estos son nuevos...