Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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29 de junio de 1815: se reúne el Congreso de Oriente

Un año antes de que se aprobara en Tucumán la Declaración de la Independencia, en Concepción del Uruguay hubo otro congreso, que reunió a la disidencia federal. Es esta una historia poco conocida. Ricardo de Titto / Especial para La Nueva.
Los disidentes se reunieron en Concepción del Uruguay, un año antes de la declaración de la Independencia.

Varias de las actuales provincias argentinas no concurrieron al Congreso de Tucumán: Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y las Misiones (occidentales –actual Misiones− y orientales –en el actual Brasil-). Tampoco estuvo presente la Provincia (o Banda) Oriental, la actual República Oriental del Uruguay. En cambio, estuvieron presentes varios diputados del Alto Perú (en la actual Bolivia), como los de Charcas, Mizque y Chichas. Córdoba --en el centro geográfico del país--, es la única provincia que envió delegación a Tucumán y que, también, había estado presente el año anterior en el congreso “federal”.

O sea, resulta un hecho curioso, en vísperas del bicentenario del 9 de julio, tener presente que hay provincias argentinas, que jamás aprobaron y juraron el Acta del Independencia y que sí lo hicieron provincias que, en la actualidad, pertenecen a otro país. Ello demuestra que la “Argentina” era un proyecto en construcción, sin un destino manifiesto no solo en cuanto a su régimen político --monárquico o republicano-- y su sistema de gobierno --unitario o federal-- sino incluso, en cuanto a sus límites geográficos. No por casualidad fue, en consecuencia, que el nombre elegido para autodefinir a los reunidos en Tucumán fuera el de Provincias Unidas del Río de la Plata y que, con una visión aún más abarcadora y, si se quiere, como expresión de una voluntad o esperanza, sus manifiestos públicos se firmaran como “Provincias Unidas en Sudamérica”.1

Liga de los pueblos libres

En disidencia con la organización unitaria emergente de la Asamblea del Año XIII, encabezada por un Director Supremo con sede en Buenos Aires, las provincias del Litoral, acaudilladas por José Gervasio Artigas, constituyeron una “Liga Federal” o “Liga de los pueblos libres”. Durante 1814 y 1815 las provincias fueron eligiendo sus propios gobernadores, antes designados desde la Capital, y así consolidaron sus respectivas autonomías. Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, la Provincia Oriental, con su cabildo de Montevideo, y, luego, las Misiones, se “independizaron” del poder centralista y se confederaron bajo la “protección” del líder oriental que fijó su “capital” en el campamento de Purificación a orillas del río Uruguay.

La guerra civil se desencadenó: Buenos Aires no aceptaba ese gesto de rebeldía y bajó con sus ejércitos que hostigaron, en particular, a Santa Fe y, su vecina, la localidad de la “Bajada del Paraná” (actual capital de Entre Ríos), puertas de entrada del caudaloso río y llave para acceder al resto del Litoral. La resistencia fue enconada y para aunar esfuerzos, Artigas convocó a un Congreso de Pueblos Libres que se reunió el 29 de junio de 1815 en Arroyo de la China, la actual ciudad de Concepción del Uruguay (o simplemente Uruguay, como le dicen los entrerrianos) que por entonces obraba como capital provincial.

El proceso de selección de diputados fue --para los parámetros de la época-- muy democrático y se extendió durante los dos meses previos. En la visión popular que desplegó Artigas, se llegaron a elegir representantes de tribus aborígenes y los guaraníes comandados por célebre caudillo Andresito Artigas sesionaron en su propio idioma. La “mancha federal” se extendió y fue así como también la Córdoba bajo el nuevo poder de su primer gobernador, José Xavier Díaz, designó también una comisión de representantes. Santiago del Estero estuvo también a punto de integrarse pero su rebelión fue duramente reprimida por los tucumanos.

Al día siguiente de instalado, el Congreso de Oriente integró una delegación oficial designada para viajar a Buenos Aires con el objeto de entrevistar al Director Supremo. Nada estaba más lejos del espíritu de los congresales que sancionar la “independencia de la Banda Oriental del Uruguay” entendida como secesión; por el contrario, resultaba clara la voluntad de integrar las Provincias Unidas y reconocer incluso a sus autoridades, siempre que, a su vez, se reconociera la autonomía de las provincias ligadas en los “Pueblos Libres” y se dieran pasos firmes para declarar la independencia de España y de todo poder extranjero.

Las actas de dicho congreso --si las hubo-- se han extraviado. Su desarrollo se ha logrado reconstruir a partir de los fragmentarios relatos de los diputados presentes y otros observadores y cronistas. Entre ellos se cuenta el valioso testimonio de los hermanos John y William Parish Robertson, comerciantes ingleses residentes en Corrientes que, a su vez, realizaban negocios con Peter Campbell, un destacado militante de la causa artiguista.

Dado que los nombres de estos diputados al Congreso son, por lo general, desconocidos, me permito citar un libro propio en el que recopilo esta información: “Los congregados fueron Pascual Diez de Andino, proveniente de Santa Fe (Pedro Aldao quedó de modo nominal); Juan Francisco Cabral, Ángel Vedoya, Serapio Rodríguez, Juan B. Fernández y Sebastián Almirón de diversas localidades de Corrientes; Andrés Yacabú por las Misiones --es un hecho que, durante agosto al menos, hubo otros representantes aunque no se ha logrado establecer información precisa--, José Isasa, los doctores José Antonio Cabrera de Cabrera y José Roque Savid (o Savia) y el presbítero doctor Miguel del Corro enviados por Córdoba, Francisco de Paula Araujo, por Corrientes, el doctor José García de Cossio en representación del ‘continente de Entre-Ríos’, y Justo Hereñu elegido por la villa de Nogoyá, Entre Ríos y Francisco Martínez, Pedro Bauzá, Miguel Barreiro y seguramente algunos más de quienes no hay registro porque convivían con Artigas en su campamento, por la Banda Oriental.

Hubo acreditados en total, entre dieciséis y veinte congresales, aunque, tal vez, hayan sido raras las reuniones en plenario sobre todo porque cuatro de ellos fueron de inmediato comisionados a Buenos Aires. Un autor uruguayo, José María Traibel, ha intentado reconstruir el desarrollo de aquella jornada inaugural del miércoles 29 de junio: ‘Se abrió la misma con una exposición de Artigas. En ella desarrolló minuciosamente el análisis de las propuestas y contrapropuestas intercambiadas con la misión [porteña] Pico y Rivarola, la ‘conveniencia y disonancia’ de cada uno de sus artículos, instruyendo a los diputados ‘del éxito desgraciado que había tenido la negociación’ y su ‘ningún efecto con respecto a sus justas y razonables peticiones que solo miran el interés de todas y cada una de las provincias confederadas’”.2

Hacia mediados de agosto, frustrado un posible entendimiento con Buenos Aires, los diputados regresaron a sus respectivas provincias. El directorio, por su lado, obligado a cambiar de autoridades por la revuelta federal, ponía proa hacia el Congreso de Tucumán que comenzará sus sesiones en marzo del año siguiente. Los porteños querían así que las “Provincias Unidas” reconocieran su predominio político y comercial y, además, declarar la independencia para solventar la campaña libertadora de San Martín.

Como se ha dicho, cuando se aprobó la independencia en Tucumán el 9 de julio de 1816, las provincias litoraleñas y orientales estuvieron ausentes. Solo dos personas pudieron haber estado en ambos congresos: eran los cordobeses Miguel del Corro y José Antonio Cabrera Allende y Cabrera, pero el primero de ellos no participó de la sesión liminar porque, justamente, el Congreso de Tucumán lo había enviado para que intercediera ante Artigas y lo intentara convencer de que se sumara al Congreso la zona bajo su “protección”, misión en la que no solo fracasó sino que concluyó con su adhesión al artiguismo: el designado para convencer al Protector terminó convencido por su adversario.

De tal modo que solo Cabrera estuvo en los dos congresos independentistas, tanto en Arroyo de la China como en San Miguel de Tucumán. Cabrera era descendiente directo del adelantado y gobernador del Tucumán y fundador de la ciudad de Córdoba --a orillas del río Suquía se la llamó entonces Córdoba de la Nueva Andalucía-- en 1573, don Jerónimo Luis de Cabrera. La historia quiso que ese hombre, el único testigo de ambos congresos, fuera representante de la prosapia de los primeros conquistadores...

1 Vale aclarar que, como símbolo de continuidad histórica y legitimando el valor referencial de la Revolución de Mayo como un punto de origen, en la Constitución de 1853 y sus reformas posteriores la Argentina tiene, como establece el artículo 35 de la Constitución vigente, tres denominaciones aceptadas: República Argentina, Confederación Argentina y Provincias Unidas del Río de la Plata.

2 Ricardo de Titto, Las dos independencias argentinas. Sus protagonistas, El Ateneo, Buenos Aires, 2015.