Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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El ingenioso derrotero de los “piratas” de Alborada

Conducidos por un grupo de docentes, los alumnos de la Escuela Especial se embarcaron en un maravilloso viaje. Hubo desde corsarios y hadas hasta brujas y bravas capitanas.
9 de Julio 924, escenario para una tarde de creatividad y participación que congregó a la comunidad educativa.

El primer ciclo de la escuela primaria es, sin dudas, el momento donde se forjan las bases de la formación de cada alumno como lector y potencial escritor.

Para que los chicos puedan relacionarse cada día más íntimamente con las prácticas del lenguaje, los educadores deben poner a prueba su ingenio en la elaboración de situaciones que propicien diferentes procesos de aprendizaje, impresiones, desafíos e intercambio de imágenes.

Las historias de piratas siempre han atrapado a los niños, por ello los docentes responsables del proyecto “Hacia nunca jamás”, que presentó el último miércoles la Escuela de Educación Especial Alborada, liderado por los profesores Cintia Haag, Carina Ariza, Juan Pablo Urti y Damián Demichiel estuvo orientado al desarrollo de nuevas experiencias y alcanzó un satisfactorio nivel. En su desarrollo también participó el resto de la comunidad docente, que acompañó y apoyó la propuesta.

“Hacia nunca jamás” mantuvo como prioridad atravesar culturalmente diversas áreas: prácticas de lenguaje, matemática, educación sexual, iniciación al trayecto preprofesional y educación física.

Los alumnos, conducidos por sus “contramaestres” -–los docentes-- integraron la tripulación de un magnífico barco pirata realizado en el taller de la escuela, a bordo del cual pudieron recorrer sucesivamente las islas De los robots del futuro, Las princesas y dragones, Las brujas y La magia.

En el derrotero, la expedición fue sorprendida por una tormenta, los tripulantes avistaron un monstruo y llegaron, por fin, a la isla del Nunca jamás, donde como no podía ser de otra manera los esperaba el tesoro. Allí entraron en escena Peter Pan, Morgato, el capitán Ojo de Tigre, las hadas y la bruja Winie.

Cuando el tesoro pudo ser abierto, la sorpresa fue mayúscula. Solo había un espejo pero las imágenes devolvían lo mejor de cada uno: sonrisas, asombro, incredulidad y alegría. Fue, entonces, el momento ideal para dar rienda suelta a la alegría.

La fiesta fue de todos. Docentes, alumnos y padres se dieron cita en el colmado salón de usos múltiples de 9 de Julio 924, donde lo único que faltó fue una fresca “brisa marina” que, aunque parezca mentira, a pesar de las altas temperaturas no se hizo presente.